No estamos en contra de que los privados tengan rentabilidad, estamos en contra de un sector que nos tiene de rehenes, aumentando a precios
internacionales productos básicos de la mesa de los fueguinos. El Estado debe tomar las riendas de este asunto.
Controlar no es mala palabra, es trabajar en conjunto en beneficio de todos, así los empresarios pueden tener rentabilidad y los fueguinos podemos poner en nuestras mesas productos a precios razonables.
Depender de las promociones vuelve imprevisible nuestra economía cotidiana, además de que se juega con las fechas de vencimiento de los productos y con marcas alternativas de menor calidad.
Pensemos un sistema donde el gobierno de la provincia actúe en este tema
permanentemente y no generando una lista de pocos productos que cuesta encontrar disponibles en góndola. Esto es posible, esto no cuesta dinero, estas son las verdaderas cuestiones que importan a los fueguinos, ser defendidos ante los grandes formadores de precios.