Tras siete trimestres de caída, el cosumo masivo creció entre julio y septiembre Recuperación generalizada del consumo

Dom 29/10/17 .- La contracción del consumo agregado de 2016 obedeció fundamentalmente a la caída del poder adquisitivo de las familias. Pero también influyó la reaparición de nuevos instrumentos de ahorro rentables, que le quitaron fuerza a las decisiones de consumo. • A partir de 2017, hubo un cambio de tendencia en lo que a la demanda agregada respecta, y comenzó a reflejarse el repunte en el consumo privado. No obstante, la tendencia alcista no lograba verse registrada en los indicadores de consumo masivo agregado. • Información de Kantar WorldPanel respecto del consumo masivo muestra que el repunte del consumo masivo finalmente llegó en el tercer trimestre del año. El mayor consumo de los hogares de menores ingresos impulsó principalmente esta mejora.

Cambio de paradigma dentro del consumo

A lo largo de la gestión anterior el consumo fue el principal motor del crecimiento de la economía. Por caso, entre 2012 y 2015 el consumo creció a un ritmo cercano al 1,5% promedio por año, cuando el resto de los componentes de la demanda (las exportaciones y la inversión) cayeron a un ritmo anual de 3%. El gobierno llevó adelante políticas explícitas para apuntalar el ingreso de las familias, pero además tomó medidas que redireccionaron su gasto al consumo de bienes y servicios, principalmente, de origen nacional.

El incremento del gasto de las familias se debió, en parte, a los escasos medios de ahorro rentables disponibles en la economía local: las tasas de interés de los depósitos en valores por debajo de  la inflación esperada, los límites a la adquisición de moneda extranjera, y un mercado inmobiliario estancado (a raíz de las restricciones sobre las operaciones en dólares), desactivaron las principales opciones de ahorro rentable de los agentes, alentando en su lugar la adquisición de bienes y servicios.

Con el cambio de gobierno, esta realidad se modificó. Además del golpe sobre el poder de compra que trajo aparejado la corrección de precios relativos del primer año de gestión (suba de tarifas y del tipo de cambio) que condujo a la caída del consumo privado, se presentaron también nuevas alternativas a la compra de bienes/servicios.

Lo primero que puede mencionarse en este sentido es la eliminación del cepo cambiario, que reabrió la posibilidad de ahorrar en dólares y unificó el tipo de cambio reduciendo las distorsiones de precios que esto generaba. En segundo término, con el objetivo de combatir la inflación, la política monetaria llevó a las tasas de interés al terreno positivo en términos reales, con las LEBACs en el centro de la escena como “nuevo” instrumento de ahorro para los agentes.

Conforme a las cifras oficiales del INDEC, desde el primer trimestre del año el consumo comenzó a crecer: en relación al cierre de 2016, acumula un crecimiento de 5,8% en el primer semestre, y se ubica 2,4% por encima del nivel del mismo período del año pasado. De esta manera, en el segundo trimestre del año el consumo alcanzó su valor histórico más alto, superando los dos picos observados en los anteriores años electorales (2013 y 2015).

La paradoja de este fenómeno es que, mientras que asistimos a un nuevo boom del consumo, al interior de las compras de las familias se observa una importante disparidad, tal que la caída de la adquisición de bienes de consumo masivo de la primera parte del año contrastó con el fuerte crecimiento del gasto de bienes durables y dolarizados. En los últimos meses la recuperación alcanzó al consumo masivo, pero aún en la actualidad el gasto de las familias muestra dinámicas heterogéneas.

Los hogares más vulnerables traccionan el consumo masivo

En el primer semestre del año, el consumo privado creció 2,4% i.a. según las cifras oficiales del INDEC. Sin embargo, existe una diferenciación entre los distintos rubros, lo que muestra un cambio en el “paradigma” del gasto de los hogares. El caso más emblemático es el consumo masivo que, mientras a nivel agregado se registraron las mencionadas cifras positivas, en el primer semestre de 2017 mostró una baja de 3% i.a., según los datos de Kantar WorldPanel.

Las cifras de consumo masivo llaman la atención, sobre todo teniendo en cuenta que ya en la primera parte del año se evidenció una recuperación en el poder adquisitivo de los hogares: de acuerdo a las cifras del INDEC, en el segundo trimestre del año los ingresos de las familias crecieron 30,6% i.a., mientras que los precios a nivel nacional lo hicieron 26% i.a. En la medida en que se registró una recuperación de la capacidad de compra pero el consumo masivo no creció, esto lleva a pensar en que la mejora de los ingresos se tradujo en otras variables.

Como se hizo referencia en el apartado anterior, uno de los cambios del nuevo esquema económico fue la reaparición de alternativas “rentables” de ahorro. El caso más representativo es el de las compra de dólares para tenencia, que aumentaron 75% i.a. en la primera mitad del año, tendencia que incluso se profundizó en los últimos meses (crecieron 103% i.a. en el tercer trimestre del año).

Pero hubo otros elementos que además favorecieron el ahorro interno, tal como fue la aparición de los depósitos ajustados a la inflación, o las propias LEBACs que, ante las atractivas tasas ofrecidas por la autoridad monetaria, ganaron popularidad entre el común de la gente. Por caso, el stock en manos de personas físicas de títulos del Banco Central prácticamente se triplicó al cierre del tercer trimestre del año respecto de un año atrás, de manera tal que las nuevas inversiones llegaron a representar 0,7% del consumo privado.

A su vez, el aumento del ahorro interno y la recuperación de instrumentos de inversión de mayor plazo ampliaron la oferta crediticia, lo cual dio lugar a su vez a la posibilidad de acceder a financiamiento para la adquisición de bienes durables. El crecimiento que experimentaron las escrituras de inmuebles (+43,3% i.a. en el primer semestre del año), el patentamiento de vehículos (+33,4% i.a.) o las ventas de electrodomésticos (+3,7% i.a.) contrasta con la caída registrada en el gasto en bienes de consumo masivo (-3% i.a.) y da cuenta justamente de cómo los primeros desplazaron a parte de los segundos.

Estos fenómenos tuvieron especial injerencia sobre las familias con ingresos superiores y medios, que son justamente los que poseen mayor capacidad de ahorro y a los cuales estuvieron dirigidos los primeros programas de financiamiento crediticio. De hecho, cuando se analiza en detalle los datos de Kantar WorldPanel se observa que los hogares medio y alto (-6,4% i.a. en el primer semestre) y medio bajo (-3% i.a.), redujeron las compras de consumo masivo más de lo que lo hizo el promedio.

En contraposición a la merma de las compras de los sectores de mayor poder de compra, llamativamente los hogares más vulnerables exhibieron caídas más moderadas. Por caso, las compras de bienes de consumo masivo de las familias de ingresos bajo-superior cayeron 2,9% i.a. en el primer semestre del año, e incluso en los hogares bajo-inferior las compras superaron los niveles del mismo período del año pasado (+0,9% i.a.).

Esto apoya la idea de que, si bien sus ingresos exhibieron un menor crecimiento (en el caso extremo, el ingreso real promedio del primer decil de los hogares cayó 1% i.a. en el segundo trimestre del año, contra el aumento de 4,5% del último decil), su mayor propensión al consumo fue lo que explicó la mejor performance de la adquisición de bienes de compra masiva. De hecho, esta tendencia se profundizó con el correr de los meses.

La gran noticia de los últimos días fueron las cifras positivas que arrojaron los indicadores generalizados de consumo masivo. Por caso, de acuerdo a las cifras del INDEC, la facturación en términos reales de shoppings y supermercados creció en ambos caso 1,2% i.a. en agosto. Más aún, los recientes datos de Kantar WorldPanel del tercer trimestre arrojaron un incremento de 1% i.a. del consumo masivo, tras siete trimestres consecutivos de caída y con el llamativo dato de expansión de septiembre (+4% i.a.).

Parte de esta recuperación se asocia a la mejora generalizada de los ingresos de las familias (ya en la segunda mitad del año se encuentran plenamente efectivizadas la gran mayoría de las paritarias). Sin embargo, una vez más la mayor propensión al consumo de los hogares de menores ingresos traccionó esta recuperación: si bien el consumo de los sectores altos y medios dejó de caer en el tercer trimestre, en realidad continuaron siendo los sectores de menores recursos los que mayor impulso evidenciaron, con un crecimiento de 8% i.a. de sus gastos en el período.

En este sentido, los esfuerzos del gobierno por apuntalar el consumo de los grupos sociales más vulnerables parecen haber explicado esta recomposición del consumo masivo. En particular puede mencionarse por ejemplo la ampliación a todos los beneficiarios de planes sociales (no sólo jubilados y pensionados) de los créditos ARGENTA. Así, el número de préstamos otorgados se multiplicó por seis en el tercer trimestre del año, de forma tal que el monto nominal otorgado llegó a representar 1% del gasto en consumo privado

¿Un modelo de crecimiento tirado por la inversión?

El gobierno desea convertir a la inversión en el nuevo motor de crecimiento de la economía. Sin embargo, sin una demanda interna que la traccione será difícil sostener una expansión sostenida de los proyectos de inversión. Por este motivo, el consumo, que en la actualidad representa cerca del 70% del PBI, continúa siendo una variable clave.

Las cifras del apartado anterior ponen en evidencia que son los hogares de menores ingresos los que han impulsado la recuperación del consumo masivo en lo que va 2017 (así como explicaron la merma de 2016, al ser los más perjudicados aquel año). La gestión anterior supo dar combustible al consumo para impulsar la actividad. En la actualidad un nuevo paradigma se abre bajo el contexto macro actual; el desafío del gobierno es no descuidar el mayor pilar de la demanda de nuestra economía.

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