En el mapa actual, el panperonismo (de Juan Urtubey a Gildo Insfrán, entendidos como antípodas) gobierna 14 provincias. Según los datos que circulan entre los mandatarios, el PJ puede ganar en 7 de esos distritos «propios». El pronóstico PRO apuesta a 5.
Varios perdedores de las PASO sufrieron el karma de la «tercera posición», ese concepto tan peronista y que, en términos electorales, perforó en las primarias del 13-A a Juan Schiaretti (Córdoba), Mario Das Neves (Chubut) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego).
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Los tres -al igual que Sergio Massa en PBA, Martín Lousteau en CABA, Alberto Weretilneck en Río Negro y Omar Gutiérrez en Neuquén, entre otros- jugaron a mantener la equidistancia entre Macri y Cristina, y lo pagaron caro. Tropezaron cuando trataron de gambetear la polarización,
A los demás, los tapó la ola amarilla. No alcanzó la unidad: Carlos Verna en La Pampa y Gustavo Bordet en Entre Ríos juntaron todos los pedazos pero perdieron. Peor le fue a Rodríguez Saá, que tuvo enfrente a su ex delfín, Claudio Poggi; y a Alicia Kirchner en Santa Cruz, donde Daniel Peralta compitió con marca propia.
Hay un chat grupal donde los gobernadores cruzan datos y definen encuentros. Esta campaña es local y cada uno se mueve suelto pero comparten proyecciones. Un cacique cuenta a Clarín que Córdoba es irreversible (para mal), al igual que San Luis, La Pampa, Entre Ríos y Santa Cruz.
Que Das Neves, que quedó a 6 puntos del FpV, tiene chances «matemáticas» de darlo vuelta y abren una incógnita con la fueguina Rosana Bertone, que quedó tercera detrás de una boleta K y otra de Cambiemos.
En el Gobierno, donde ya computan como triunfos Buenos Aires y Santa Fe -provincias donde perdieron por poco-, creen que pueden ganar Chubut y Tierra del Fuego, y apuestan a dar el batacazo en Chaco -donde quedaron 7 puntos abajo- y remontar en Salta. Los augures del PRO reducen a 5 las provincias donde ganarían gobernadores del peronismo.
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La cuenta «óptima» que hacen en Casa Rosada es que el domingo ganen Sergio Uñac (San Juan), Sergio Casas (La Rioja), Lucía Corpacci (Catamarca), Gildo Insfrán (Formosa) y Juan Manzur (Tucumán). Cinco de 14: ese cálculo parece más fruto del deseo que de los escenarios.
Algunos PRO creen que pueden dar vuelta la elección en Salta pero el frente de Urtubey ganó con holgura y no parece fácil revertirlo. También muestran los dientes respecto a Chaco, donde el sector de Domingo Peppo ganó por 7 puntos y esperan recortarlo. Suena voluntarioso.
Dos observaciones.
1. En Santiago, Gerardo Zamora gana sin sombras y en Misiones, el Frente Renovador de la triada Rovira-Closs-Passalacqua, puntea sin riesgos. Fueron socios K y sumaron al PJ pero no cotizan como panperonistas. De hecho, ambos tienen ADN radical y se perfilan como «asociados», en el Congreso, a Cambiemos.
2. En provincias como Río Negro o Tierra del Fuego, el peronismo K ganó -también en PBA-, curiosidad de otra índole porque no manda en esos territorios.
Hubo, hasta ahora, una sola elección más negra medida en términos territoriales: en 1985, el peronismo controlaba 12 provincias pero el 3 de noviembre solo ganó en dos, La Rioja, en manos de Carlos Menem; y Formosa, gobernada por Floro Bogado. Entre los derrotados de esa legislativa estaba Adolfo Rodríguez Saá, que mandaba en San Luis, y este año pelea una banca en el Senado.
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Fue la primavera alfonsinista, combinada con la implosión del PJ que, por caso, en Buenos Aires compitió dividido: los renovadores por un lado, el PJ de Herminio Iglesias por el otro.
Crisis mediante, dos años después -en 1987- el peronismo ganó en 18 de los 22 distritos, elección que consolidó a figuras emergentes como Menem, Antonio Cafiero, José Manuel De la Sota y Eduardo Duhalde, que reinaron durante la siguiente década y media.
Ni en 1999, cuando perdió la presidencia, la cuenta local fue tan negativa: de hecho, Fernando De la Rúa convivió con la «liga de gobernadores» peronistas que reunía a los jefes de 12 provincias, entre ellos, los de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
Con cinco o siete gobernadores ganadores ¿cuántos quedan en pie para encabezar la proclamada reconstrucción del peronismo?. Es la pregunta del día después y que tiene, hasta acá, una respuesta difusa: la voluntad de los mandatarios de conformar bloques propios, que expresen al peronismo territorial.
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