No es novedoso ni contemporáneo que el empresario nacional, a pesar de su rol estratégico en el desarrollo nacional, haya sido desplazado de un lugar relevante para la sociedad y de la política en particular.
El último referente del Movimiento de Empresarios Nacionales que tuvo un rol central en la política económica fue Jose Ber Gelbard. Ningún Gobierno en los últimos 40 años ha vuelto a darle centralidad en la política productiva a los representantes que expresen el interés de las 600.000 empresas que producen, ofrecen sus servicios, comercian en el mercado interno y por lo tanto dependen de él y que emplean al 80 % de los trabajadores.
Sin embargo, y en ese mismo período, las 500 corporaciones que operan en la Argentina si han puesto a cientos de sus CEOcratas en lugares claves de la política nacional, desde Jose Alfredo Martinez de Hoz, pasando por Domingo Cavallo hasta el mismo Juan José Aranguren, un hecho innegable y nefasto para el destino de todos los argentinos. Un hecho innegable y a la vez nefasto para el destino de todos los Argentinos, porque a pesar de que estas poderosas corporaciones son «competitivas» empresarialmente hablando, nunca han podido encausar a la Nación en el sendero del desarrollo más bien todo lo contrario y, a través de la «deuda odiosa», han esquilmado nuestros sueños y nuestros recursos.
Asimismo, y a lo largo de estos 40 años, las entidades empresariales humillantemente fueron plegándose al poder fáctico ó económico, desde el caso de la Confederación General Económica de la República Argentina – CGE – que fue intervenida por la dictadura civico-clerico-empresarial-militar hasta la hoy insólitamente intervenida, judicial y administrativamente por instrucciones de la Casa Rosada, Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires – FECOBA –.
Es por esto que venimos a poner en valor y reinvidicar al empresario nacional como sujeto central de la sociedad argentina, y decimos en este día, nuestro día, elegido por la voluntad popular, que debemos recuperar el lugar que nos corresponde en la escena política junto con los millones de trabajadores de nuestro país, para quienes producimos y con quienes desarrollamos la Argentina productiva que soñamos.
Invocamos a los hombres y a las mujeres que conducen una empresa, y que viven del mercado interno, a asumir la tarea que la hora histórica les reclama, que es organizarse y asumir el rol político necesario para encauzar a la Argentina en la senda del desarrollo nacional.
Reclamamos a la dirigencia partidaria, que transita un período electoral, que ponga sobre la mesa los proyectos productivos y económicos donde nos incluyan, queremos debatirlos a conciencia, no alcanza con la puesta en escena de slogans o acciones de propaganda bien implementadas.
Ni aristrocracia, ni ceocracia, democracia.