En 1995 el Instituto de tecnología Industrial, (INTI), llegó a Rio Grande y llevó a cabo un estudio de toda la costa riograndense a partir de un pedido del entonces intendente ya que se iba a comenzar con la obra de un muro costanero que llevó adelante la Empresa Coccaro Hermanos y que no llego a concluirse porque se derrumbó en plena tarea.
Fue uno de los papelones más importantes en cuanto a la ejecución de una obra de esa envergadura. El INTI, dejó claro que en no menos de 30 años, todo lo que se encontrara por debajo del nivel de la barda de la bajada de Yaganes se lo iba a comer el mar.
Pasó el tiempo y el que fue quizá el peor intendente que haya tenido esta ciudad, Jorge Martin, anuncio la obra de otro muro costanero desde la Calle Ricardo Rojas, hasta la intersección de Güemes y Avenida Belgrano.
Hace ya varios años en el sector paralelo a la Calle O´Higgins, el muro se partió en varias partes socavado por el oleaje y las mareas extraordinarias, solo algunos estuvimos ahí para verlo, hubo que colocar refuerzos y pilotes para que todo ese murallón no se derrumbara.
Paralelamente comenzó la explotación intensiva de canteras sobre la costa, la extracción de áridos fue provocando el avance del mar hasta que a partir de una denuncia se decidió suspender la misma, lo que trajo aparejado un verdadero escándalo con la excusa de que se pararía la construcción en toda la ciudad.
Así las cosas y después de varios reclamos, la suspensión de la extracción de áridos quedó sin efecto y las empresas siguieron explotando toda la zona de Protección de aves playeras y reserva natural intercontinental, sin que nadie dijera una palabra, nadie controló nada, nadie vio nada, hasta que hace 24 hs una casa desapareció por acción de las olas que socavaron los cimientos y se la tragó el mar. Allí además hay construcciones no permitidas, circulan motos y cuadriciclos, perros sueltos, se arroja basura y todo lo que no se puede hacer se hace. Esa zona es un área protegida, no puede haber nada entre la Ruta 3 y la playa.
Ahora algunos empiezan a ver el irremediable daño que se ha provocado, solo comparable a la quema de bosques sub antárticos, como ya ocurrió y que llevara cientos de años recuperar. NO alcanza con juntar tapitas, prohibir el uso de bolsas de nylon o multar a alguien de vez en cuando, hay que actuar con racionalidad, previendo el problema, no ir detrás de las consecuencias.
Cuidar el medio ambiente en un ecosistema tan delicado como el de la isla es algo muy serio y que debe ser llevado a cabo a raja tabla, pero a veces pueden más los negocios que el futuro de las generaciones venideras.
El tiempo seguramente, como tantas otras oportunidades, nos dará la razón pero hoy se atiende mas lo urgente que lo importante.
Armando Cabral