Esta es la definición del tan cuestionado capitalismo por estos días, palabra clave del relato kirchnerista, pero que fue usado por ellos como ningún otro gobierno en la historia de este país, para enriquecerse ilícitamente.
El capitalismo esto, el capitalismo lo otro, las corporaciones y el poder económico, y miles de etc al respecto, según el relato son a peor peste de estos tiempos. Sin embargo en 1947 la argentina contaba con 170 mil establecimientos industriales en todo el país, y más del 50 % de ellos eran de capitales extranjeros.
En 2001 los establecimientos industriales en Argentina llegaban apenas a 84 mil y por si no lo sabían fue la peor crisis económica de este país.
Podemos criticar al capitalismo hasta el hartazgo, pero la realidad señala que si cualquier país del mundo hoy, debe su desarrollo, la generación de empleo y el bienestar, a la inversión de capitales externos.
Durante los últimos 12 años la política económica cerrada con sobrecarga de retenciones a la exportación y peleada con el mundo haciendo negocios con países subdesarrollados como Venezuela, importando con sobreprecios y con una manía estatizadora que solo fue parte de un relato patético, nos llevó a quedarnos prácticamente sin reservas, endeudados con fondos de inversión por venta de bonos del 2003 que terminamos pagando todos a un valor de 12 mil millones de dólares, sin crecimiento, desempleo y hasta muertos por desnutrición.
El capital se fue, obviamente, porque nadie invierte para perder y menos si lo coimean como pasó aquí por muy poco les guste esto a los K. Pero no nos vayamos a la macro economía nacional y veamos que pasa en Tierra del Fuego.
12.000 trabajadores desempeñan sus tareas en empresas de capitales multinacionales, coreanos, chinos, norteamericanos, japoneses, empresas que solamente en pagos de sueldos aportan en toda la provincia unos 200 millones de pesos por mes. Más otros 450 millones de pesos anuales en tasas de verificación.
La pregunta es ¿Cuál es la opción al capitalismo?, ¿Cuál es la política de estado a aplicar para suplir esta forma deleznable de economía?, ¿Qué hacemos con las 12.000 personas que quedan sin trabajo si las empresas se van?.
NO hay respuesta, ¿y saben porque?, porque no hay ideas, porque desde 1972 en que se implementó la ley de promoción industrial, solo se han dedicado a prorrogar los plazos de su existencia.
Nunca se presentó desde ningún gobierno, nacional o provincial una alternativa a la inversión de capital extranjero, no se generó ningún proyecto de importancia que pudiera suplir un mínimo de empleos en otra industria que no fuera la electrónica o la textil. Los recursos naturales jamás se explotaron a conciencia y la pesca, a pesar de vivir en una isla, no produce absolutamente nada. Ni habla de reconversión o diversificación de la producción, nada.
Entonces, el capitalismo reina, en un país que no tiene gestión, y cuando lo hace beneficia a unos o a otros pero es incapaz de lograr un equilibrio y hacer que el capital que invierte en el país y genera empleo, además sea un complemento capaz de lograr el desarrollo y el bienestar de la sociedad.
Los capitales van y vienen pero el país, y esta provincia, no despegan por la incapacidad de los políticos de poner un control más efectivo sobre el capital, rendir cuentas y mantener las reglas jurídicas claras y con permanencia en el tiempo para que ese capital se pueda aplicar a políticas sociales que lleven al bienestar general.
En Tierra del Fuego, todo el aporte de fondos provenientes de la industria se ha destinado al pago del funcionamiento del estado, hasta se les ha pedido adelantos de tasas de verificación para pagar sueldos, es vergonzoso, pero nadie lo analiza, nadie opina y nadie hace nada para cambiar.
En esta situación y con estas realidades, el capitalismo tiene el futuro asegurado en este y en cualquier país que dice una cosa y hace otra, que no controla, que no gestiona y por sobre todas las cosas que no para de saquear permanentemente.
Armando Cabral