En el control de José Menéndez dos policías muy amables, nos consultan a donde nos dirigimos y eso es todo, de ahí en más comienza una verdadera odisea si usted quiere viajar tranquilo con su familia a pasar unas horas de descanso en Tolhuín, olvídelo.
Después del control se desata una verdadera picada en masa, todos pasan a todos y el límite de velocidad no existe, porque si uno pretende ir a 110 km/h, seguramente lo llevaran empujando, o le ponen el auto lo suficientemente cerca como para que apure el tranco.
Lo de los camiones es un clásico, la mayoría tiene una luz o ninguna, forman interminables colas de vehículos a paso de hombre, lo peor que los autos y camionetas en muchos casos tampoco las encienden y un auto gris con luces apagadas es casi invisible en la ruta y con sol de frente.
No debemos dejar pasar los Loeb autóctonos, que vienen a más de 150 km/h y van zigzagueando entre los que vamos detrás de un camión en una larga caravana y si viene alguien de frente clavan el freno y uno debe parar en la banquina para embestirlo. Los que van paseando a 50 km/h el otro extremo, los instructores de manejo que usan la ruta como escuela, y toda clase de avechuchos que uno se pueda imaginar al volante.
Por si algo faltaba, ya comenzaron los entrenamientos para la Vuelta a la Tierra del Fuego en moto, así que a todo lo anterior se suman cuatriciclos y motos que van a toda velocidad paralelos a la ruta, levantando polvo y piedras lo que le suma una cuota de peligro más a lo que podría ser un viaje distendido de fin de semana.
En el ingreso a Tolhuin no hay control, ni a la ida ni a la vuelta había nadie en la ruta, solo una camioneta de la Dirección de Seguridad vial, (las azules), pero sin siquiera el conductor.
Solicitamos a la Policía de la Provincia, Gendarmerí
a, a la Secretaria de Transporte y a quien corresponda que eviten una tragedia, pongan orden, controlen realmente y de esta manera quienes quieran salir un fin de semana al interior de la isla lo puedan hacer sin tener que soportar todo este calvario.
