Por ejemplo a 29 días de las elecciones, nadie sabe cuál es el plan económico de la gobernadora electa, ni del candidato a presidente, y en este último caso me refiero a la verdad porque la presentación en el Teatro Gran Rex, fue una nada sin ton ni son, donde éramos poco menos que Suiza adentro, y Namibia en la vereda.
Ambos ocultan la mitad del escenario y los botineros del poder de turno, insisten con tratarnos de idiotas con frases tan remanidas como patéticas del tipo “Tener un gobierno del mismo signo político abre otro abanico de posibilidades”, falso, porque el mismo color político no garantiza fondos, ni ingreso de divisas del exterior, ni una mejor calidad de vida por ejemplo cumpliendo con el envió en tiempo y forma de la coparticipación federal, o los planes federal en un gobierno unitario y centralista como el actual.
El intendente Melella, dijo que al municipio de Rio Grande le entraron 120 millones menos de coparticipación, porque cayó la recaudación nacional, por ende la provincial y obvio la municipal, esto no lo arregla un mismo color político, sino políticas de estado que tiene que ver con el desarrollo sustentable de nuestra económica, destruida por 12 años de relato.
Ni Scioli ni Bertone han podido adelantar ni siquiera un plan creíble, un programa que nos incluya en el mundo globalizado en que vivimos, el FPV no puede responder 9 de cada 10 preguntas sobre la economía en el 2016.
Porque esas preguntas no tienen que ver con conseguir fondos de nación todos los meses para pagar sueldos, sino en cómo se va a gestionar en la crisis, y en ese sentido junto con los predicadores del relato, están generando un escenario que haga suponer que quien entrega el gobierno es poco menos que el demonio.
Una prueba, el apriete al intendente de Ushuaia y la gobernadora Rios llevado adelante ayer por los directores del IPAUSS y amigos del gobierno entrante con una violencia y patoterismo al que evidentemente habrá que acostumbrase porque así han sido siempre.
Todo, absolutamente todo tiende a disimular, tapar, esconder la verdadera problemática y por sobre todo la gestión saliente, a la que si se dieron cuenta, le achacan mal estado de las escuelas, hospitales con serios problemas y el IPAUSS, pero a diferencia de gobierno anteriores, no hay denuncias por corrupción, y tampoco van a entregar la Casa de Gobierno cerrada con candado.
Porque hay que tapar todo lo que se hizo por ejemplo en obra pública, porque esas obras están todas financiadas hasta su finalización, porque el fideicomiso austral se gestionó en estos años, porque hay 32 escuelas que no se pueden esconder, 5 ampliaciones de gasoducto, 6 comisarías, seis centros de atención, 11mil soluciones habitacionales, entre entrega de viviendas, normalización de tierras y expropiaciones, un convenio con YSUR que se va cumpliendo a ritmo de tortuga, pero que lleva ingresos por más de 720 millones de dólares en 10 años, el interconectado nacional, jardines de infantes, edificios, públicos como el del IPV, o el Museo Fueguino de Artes, el Polivalente de Ushuaia, plantas de agua en Ushuaia, gasoducto en Ushuaia, etc, etc.
Pero a los peregrinos del relato, esto no les interesa que se sepa, porque ¿de qué va a hablar la próxima gestion?, y que van a decir ellos, como van a hablar de una gestión que no estaba en los planes de nadie. Están en un problema, porque los que conocemos la realidad sabemos que no es lo mismo ser el cadete de la presidenta, que gestionar una provincia, gobernar Tierra del Fuego, es mucho más que tener el mismo color político del presidente, se requiere de mucho trabajo, mucha paciencia y sobre todo una gran cuota de humildad y respeto por quienes posiblemente no sean del mismo color político, el FPV gano por 2500 votos, por quienes no piensan igual. Experiencia en el ejecutivo, tener detrás una trayectoria intachable y retirarse del poder con la cabeza en alto sin que se la pueda mandar a un juzgado como ocurrió con todos los que pasaron.
Una señal inequívoca de que esto no será así, es la discriminación hacia los medios que cuestionan este modelo arcaico de políticas de estado basado en la mayoría automática, cero debates y menos consenso. Bueno de hecho la gobernadora electa y el candidato a presidente no debaten ideas, ni proyectos ni nada, no debaten. Porque la frase que guía a los peregrinos es “A nosotros nos votó el pueblo, tenemos mayoría y allá vamos, al que le gusta bien, o en su defecto están con nosotros o contra nosotros”.
Pero las señales son inequívocas, y la incontinencia verbal hace que se cometan sincerisidios que en realidad es el plan, “Olvídense de aumentos salariales y mejoras en educación y salud”, frase poco feliz si la hay, pero no menos cierta, y la negación, el temor o la discriminación para quienes no somos funcionales al relato es otra señal inequívoca de cómo serán las cosas, quizá también tengamos cadenas provinciales, la verdad no me extrañaría, pero la realidad es una, nada que no esté de acuerdo con ellos merece atención, ni siquiera discutir el presupuesto o no ir a la legislatura ni siquiera a las reuniones de comisión. Apagar el teléfono debe ser también una estrategia política y es por sobre todo la forma de no informar nada.
En síntesis, una mezcla de Cristinismo y Sciolismo, de a lo que a nosotros solo nos preocupa es saber cómo y con qué van a hacer lo que prometen y quien va a ejecutar esas políticas, no es muy complicado, pero cuando no hay nada que decir es mejor no decir nada y se escucha solamente el canto de sirenas, mucho mejor así se acallan los reclamos del pueblo y de paso a rio revuelto ganancia de pescador.
Sería algo así como “voten giles que nos salvamos nosotros”, expandido por los conversos hasta el hartazgo y realmente harta, pero sigue todo igual, gobierne quien gobierne.
Armando Cabral