Así lo confirmó Andrés Sabatini, consejero legal de la compañía

Mart 9 20:27 hs.-Con herramientas regulatorias específicas el Estado nacional debe encontrar el punto justo entre la recaudación impositiva y el progreso de la industria de los hidrocarburos no convencionales. Así lo entienden en Apache, una de las operadoras con mayor presencia en el incipiente desarrollo del segmento en el paí

Para promover el aprovechamiento de sus recursos hidrocarburíferos no convencionales además de tecnología de punta y de recursos humanos calificados la Argentina necesitará una serie de nuevas herramientas regulatorias. Así lo cree Andrés Sabatini, consejero legal de Apache, una de las petroleras que hasta el momento ha demostrado mayor interés por promover el segmento en el plano local.

“El shale presenta una menor productividad por pozo, precios mayores y costos más elevados por la metodología de fractura hidráulica que exige su explotación. Se trata de un recurso más costoso y con un ritmo mayor de declinación, por lo que exige mayores desembolsos para extraer una cantidad equivalente que en el plano convencional”, asegura el especialista en diálogo con este medio.

Específicamente en el caso del shale gas, proyecta un enorme horizonte productivo. “El país contaría con un nivel de reservas recuperables de entre 50 y 80 trillones de pies cúbicos (TCF), lo que significaría entre 30 y 45 años de producción”, estima.

Es por eso que, en su opinión, se requerirán nuevas medidas fiscales (de fomento e incentivo) y nuevos términos legales y contractuales (comercial package) que impulsen su desarrollo. “Habrá que encontrar el punto justo entre la recaudación impositiva y el progreso de la industria”, expresa.

A través del ‘take’ gubernamental, considera clave alcanzar un “van” atractivo a tasas de descuento usadas a nivel internacional. “Y mediante el marco normativo será fundamental generar condiciones de desarrollo apuntando al mercado, sosteniendo la operación eficiente y promoviendo un ambiente sano para el inversor (por ejemplo, con garantías fiscales y la posibilidad de repatriar inversiones)”, indica.

Estado federal y provincial

Para Sabatini, deben diferenciarse las herramientas de apoyo al sector no convencional que posee el Estado federal, por un lado, y las que tienen las provincias, por otro. “El primero puede reducir el costo financiero del Impuesto al Valor Agregado (IVA), suspender los derechos de importación de insumos y servicios, disminuir los costos transaccionales y apoyar créditos fiscales para el desarrollo de infraestructura (ya hay un proyecto al respecto que está siendo tratado en el Congreso), entre otras medidas. Los Estados provinciales, en tanto, pueden comandar la aplicación de ‘grating instruments’ (tales como la imposición de plazos exploratorios diferenciales, la devolución y retención de superficies, la reglamentación de la figura de ‘bloque de evaluación’ y la ampliación de plazos de explotación), además de diseñar e impartir incentivos locales”, enumera.

Asimismo, si la actividad se va a realizar por empresas privadas, asegura que el sector público puede fijar contratos de concesión y licencias (sociedades mixtas), contratos asociativos o contratos de servicios. “En ese sentido, la respuesta inicial de las provincias está siendo positiva, especialmente en Neuquén y en Río Negro”, acota.

Grandes oportunidades

Sabatini considera que el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales ofrece inmensas oportunidades tanto a escala regional como local. “El recurso está, y es muy necesario. Los grandes operadores también. El principal desafío pasa por transformar los recursos en reservas. Y el papel que debe desempeñar el Estado al respecto será vital, ya que se precisará instaurar una economía de escala para que los costos no sean exorbitantes”, argumenta.

Para asegurar la comercialidad de los recursos no convencionales, cree imperioso contar con clientes en el mercado, precios acordes a los costos y riesgos de la inversión (es decir, entre 5 y 6 dólares por millón de unidades térmicas británicas -BTU- en el tight gas y entre 10 y 12 dólares en el shale gas), así como garantizar la libre disponibilidad de los hidrocarburos extraídos. “En esa dirección, la última actualización de precios en el segmento del gas natural comprimido (GNC) resulta una señal saludable, pero aún queda un largo camino por recorrer, ya que el congelamiento de tarifas sigue siendo preocupante”, advierte.

Cuestiones pendientes

Por otro lado, Sabatini remarca que los programas ‘Plus’ deben ser complementados y que el decreto 1.277 derogó la libre disponibilidad afectando derechos adquiridos. “Sería deseable, además, dividir los mercados del gas natural, cuyas tarifas están bastante congeladas; del gas licuado de petróleo (GLP), que tiende a ser subsidiado; y del petróleo crudo, que presenta mejores perspectivas, ya que se ve una tendencia de liberar los valores de surtidor”, opina.

Desde su perspectiva, la necesidad de reducir costos y tener mayores precios para los no convencionales ya está reconocida por todos. “Lo pendiente es debatir cómo lograrlo. Las señales con respecto al incremento de precios aún son débiles y confusas. Y faltan garantías por parte del Estado”, completa.

Fuente:revistapetroquimica.com.ar

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