Siguen mejorando los indicadores de la deuda

Lun 16 16:29 hs.-La deuda pública alcanzó 41,8% del PBI en 2011, 3,5 p.p. menos que en 2010 y el menor valor desde mediados de 2009. El ratio deuda pública/PBI viene descendiendo continuamente tras el “pico” alcanzado en 2002 (149%), especialmente luego de la reestructuración de 2005. Otros indicadores también muestran la mejora en la sustentabilidad de la deuda pública. Por ejemplo, en relación a 2001 el peso de los intereses cayó a un tercio, la deuda externa sobre el total es menor y la vida promedio es mayor.

Además, los pasivos denominados en moneda extranjera, que en 2001 alcanzaban a 97% de la deuda total (52% del PBI), hoy son solamente 60% (25% del PBI). De hecho, la deuda en moneda extranjera muestra importantes mejoras tanto en relación a las exportaciones como al stock de reservas.
Más importante aún, si se considera que más de la mitad de la deuda está en manos del mismo sector público, los indicadores de sustentabilidad muestran una mejora incluso más marcada.
Por caso, la deuda en moneda extranjera con privados y organismos apenas alcanza 15% del PBI, 67% de las exportaciones y 142% de las reservas. En 2001 estos ratios se ubicaban en 54%, 448% y 760% respectivamente.
Todos estos indicadores vuelven a reforzar que la deuda pública dejó de ser un problema estructural para la economía argentina.
El peso de la deuda pública local (41,8% del PBI) contrasta con el fuerte endeudamiento que registran las economías avanzadas (108% del PBI) y se ubica incluso por debajo del 50% del PBI de los países de América Latina.
El menor peso de la deuda se traduce también en menores necesidades de financiamiento. Por caso, los países avanzados necesitarán este año recursos por 26% del PBI, mientras que los emergentes requerirán 9,5% del PBI y Argentina 8% del PBI (pero sólo 3% del PBI con privados y Organismos).
En este contexto, resulta paradójico que el mercado posicione nuestro país dentro de los más riesgosos del mundo. El seguro de default (CDS) argentino está por encima al de los países europeos en crisis: sólo Ecuador, Pakistán y Chipre muestran una prima de riesgo más cara.
Las calificadoras de riesgo tampoco han internalizado las mejoras en los indicadores de solvencia. Las tres principales (Moody’s, S&P y Fitch) ubican a la deuda como “especulativa”, mientras que España, Italia e Irlanda mantienen el status de grados de inversión.

Siguen mejorando los indicadores de la deuda argentina

El año pasado, la deuda pública bruta alcanzó 41,8% del PBI, lo que implica no sólo una nueva reducción respecto de 2010 (-3,5 p.p.), sino también el menor nivel desde mediados de 1999. Si bien el ratio deuda pública/PBI viene cayendo continuamente luego del “pico” alcanzado en 2002 (149%), especialmente tras la reestructuración de 2005, hay más indicadores que muestran la mejora en la sustentabilidad de la deuda pública nacional.

Por caso, el menor peso de la deuda pública también se fue traduciendo en una carga más “liviana” de sus servicios. Por caso, el pago de intereses en 2011 insumió apenas 13,5% de los recursos tributarios de la Nación (6,6% de la recaudación total) cuando en 1997 representaban 26% y en 2001 casi 45%. Más importante aún, los intereses en moneda extranjera alcanzaron apenas 7,8% de los ingresos tributarios nacionales, ratio sustancialmente menor al 24% de 1997 y al 44% de 2001.
Esto último se debe a que actualmente sólo el 60% de la deuda total se encuentra nominada en moneda extranjera (25% del PBI), cuando en 1997 era de 90% (31% del PBI) y en 2001 casi 97% (52% del PBI). La menor proporción de deuda en divisas hizo también que otros indicadores de sustentabilidad mejoren significativamente.
Por ejemplo, la relación entre la deuda en moneda extranjera y las exportaciones de bienes y servicios (indicador que compara la capacidad de generación de divisas de la economía y el stock de pasivos en moneda extranjera) se ubicó en 2011 en 109%, mejorando en relación a 2010 (119%) y mostrando una posición mucho más sólida que en 1997 (293%) y 2001 (448%).
En relación a las reservas internacionales, la deuda en moneda extranjera alcanzó 232%, deteriorándose frente al 185% de 2010 (dado que el año pasado las reservas cayeron), pero mostrando igualmente una sustancial mejora frente a los ratios de 1997 (369%) y 2001 (706%).
También la vida promedio de la deuda (que muestra cuan “cerca” en el tiempo vence la deuda) exhibe una mayor robustez. En 2011 este indicador se ubicó en 10,65 años, algo menos que en 2010 (11,03 años, dada la mayor proporción de Adelantos Transitorios y préstamos del Banco Nación en el total de la deuda) pero claramente por encima de 2001 (8,31 años). El alargamiento de los plazos se puede ver más claramente con la vida promedio de los títulos públicos, que pasó de 7,3 años en 2001 a 12,81 años en 2011.
Los indicadores de la sustentabilidad de la deuda cobran una relevancia mucho mayor si se considera que hoy más de la mitad de la misma (54%) está en manos del mismo sector público. No es novedad que en los últimos años el Tesoro viene endeudándose con otras dependencias públicas (especialmente la ANSES y el BCRA) para cancelar acreencias con el sector privado y organismos multilaterales. Este “cambio” de acreedor también ayuda a explicar la menor participación de la deuda externa en relación al total (pasó de 58% en 2001 a 47% luego del canje de 2005) continúe disminuyendo (se ubicó en 34% en 2011).
De esta forma, la deuda con privados y organismos internacionales ronda el 19% del PBI, un nivel sustancialmente menor no sólo al de 2001 (54%) sino que es la mitad del promedio de la convertibilidad (36%). De hecho, es un ratio que no se observaba desde fines de los años ’70.

Más importante aún, las agencias del sector público tienen en su poder el 38% de la deuda en moneda extranjera. Neteando las tenencias de las dependencias públicas, las acreencias en divisas con multilaterales y sector privado alcanzaron en 2011 sólo el 15% del PBI, apenas 67% de las exportaciones de bienes y servicios y 142% de las reservas.
De esta forma, y como destacamos en anteriores oportunidades, volvemos a resaltar que la deuda pública ha dejado de ser un problema estructural para la economía argentina.

El mercado no premia la mejora en los fundamentals
Como analizamos anteriormente, los principales indicadores de deuda pública presentan una notable mejora respecto del pasado reciente. Esta situación también marca un fuerte contraste con los agudos problemas fiscales (elevado endeudamiento y déficits del sector público) que presentan la mayoría de las economías avanzadas (pero también con el resto de las economías emergentes).
Más precisamente, el 41,8% del PBI de deuda del sector público nacional (19% del PBI en manos del Sector Privado y organismos) está muy lejos del 108% del PBI que registran las economías avanzadas e incluso por debajo del 50% del PBI que exhiben los países de América Latina.
Al mismo tiempo, el menor peso de la deuda se traduce también en menores necesidades de financiamiento. Por caso, los países avanzados necesitarán este año recursos por 26% del PBI, mientras que los emergentes requerirán 9,5% del PBI y Argentina 8% del PBI (aunque netas de los vencimientos intra-sector público tan sólo 3%).
En este contexto, resulta en primera instancia paradójico que el mercado posicione a la Argentina dentro de las más riesgosas del mundo (entendiendo al riesgo como la probabilidad de un evento crediticio). En particular, el seguro contra un eventual default (CDS) argentino se ubica entre los más elevados del mundo, incluso mayor que el de los países europeos en crisis: sólo Ecuador, Pakistán y Chipre muestran una prima de riesgo más cara. Esto muestra que para el mercado hay otros factores que pesan más que la evidente sustentabilidad de la deuda a la hora de medir el riesgo local.
Por su parte, las calificaciones tampoco han internalizado plenamente las mejoras en los indicadores de solvencia. Por caso, para las tres principales calificadoras (Moody’s, S&P y Fitch) la deuda argentina es hoy “especulativa”, mientras que España, Italia e Irlanda mantienen el status de grados de inversión. Esto se da en un marco donde la deuda y las necesidades de financiamiento (como porcentaje del PBI) más que triplican a las del fisco argentino.
Cabe recordar que las economías europeas hace más de dos años están llevando adelante severos planes de austeridad fiscal, con un elevado costo económico, político y social. Salvo España e Italia (por el momento), el resto de los PIIGS se encuentran bajo la tutela del FMI-UE luego de que el mercado les impusiera un costo de financiamiento que no podían soportar.
En cambio, la Argentina creció en los últimos años, tiene un relativamente bajo nivel de rojo fiscal y una Cuenta Corriente equilibrada, al tiempo que cuenta con las reservas suficientes para afrontar los pagos venideros.

Vale destacar que no siempre se da esta “consistencia” entre el riesgo percibido por el mercado y la calificación crediticia. En efecto, la lenta reacción de las calificadoras ha sido fuente de numerosas críticas de un tiempo a esta parte. En términos generales, el avance en los fundamentos de las economías emergentes ha sido relativamente más premiado por el mercado que por las calificadoras (Argentina quizá sea una de las excepciones).
Por caso, el riesgo de Malasia y Corea resulta prácticamente equivalente al de Holanda (108 pbs.), pero sus calificaciones se encuentran cuatro y seis escalones por debajo de la holandesa.
En suma, y a contramano del resto de las economías emergentes, la indudable mejora de los fundamentos de la deuda pública no ha logrado reducir la prima de riesgo de la deuda soberana ni mejorar la calificación crediticia. Más allá de la percepción del mercado y de los desafíos que enfrenta la economía doméstica en materia fiscal (por caso fortalecer el superávit primario y/o normalizar las fuentes de financiamiento del Tesoro), reiteramos que, hace tiempo el peso de la deuda pública ha dejado de ser un problema.

Fuente:Ecolatina.

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