La expresión se da tras el anuncio de la empresa Samsung de invertir 100 millones de pesos para producir lavarropas en Buenos Aires.
“Por un lado es una buena noticia que haya empresas que están invirtiendo. Esto no significa que se van empresas de Tierra del Fuego al continente. Pero ante la necesidad de sustituir importaciones con un producto el sector que crece es el que está instalado en el continente y no en la provincia”, advirtió en FM del Pueblo.
“Una de las explicaciones tiene que ver con la competitividad de Tierra del Fuego para este tipo de productos. Y qué está pasando en los últimos años con el crecimiento de los costos. Es una cuestión de costos diferentes, la ecuación no da en la provincia y esto nos tiene que llamar a reflexionar”, apuntó.
“Por otro lado –continuó- se exigen en Tierra del Fuego procesos productivos que son mas complejos que los que se exigen en el continente. Eso también nos preocupa, que cualquiera pueda instalarse en Buenos Aires con procesos muy poco exigentes y poder producir cuando a nosotros nos exigen niveles de integración diferente”.
“La empresa que se radica en el continente va a producir con un 50% de componentes nacionales. Es una inversión de más de 100 millones de pesos para hacer lavarropas. Y tenemos dos empresas en la provincia que tienen proyectos para hacer estos productos y que están estancadas hace años. Y el Gobierno nacional ha planteado que el crecimiento de este sector debe estar necesariamente asociado a una mayor integración de insumos nacionales. Lo que está faltando es un proyecto local que interprete esta cuestión y haga esta apuesta que hoy hacen en el continente”, explicó el funcionario.
Respecto de los costos de fabricación en la provincia y la equiparación con los beneficios impositivos, expuso que “los costos diferentes que tiene que enfrentar Tierra del Fuego en relación al continente están asociados a la mano de obra, pero también y muy fuertemente al transporte y logística en general, que son costos muy superiores y que han crecido muchísimo en los últimos dos años. Cuando se piensa en la posibilidad de crecer en inversiones o instalación de una empresa nueva debe asumir costos de construcción, adquisición de terrenos y esto hace que no haya ingresado nuevas empresas en la provincia, a pesar de al apertura del régimen. Estas especulaciones que se producen en relación a la tierra y a la construcción atentan contra la posibilidad de crecimiento de los sectores industriales”.
“Hasta ahora los beneficios promocionales superaban los costos y por eso se dio el boom en los últimos años. Pero me parece que esa ecuación está cambiando y se nota en algunos productos. No todos los productos tienen la misma rentabilidad, o el costo del transporte le pega de la misma manera. Si el producto es grande, el costo de transporte infiere de otra manera. Lo mismo sucede con la mano de obra. No digo que la ecuación haya dejado de ser favorable para Tierra del Fuego, pero en algunos productos las empresas eligen invertir en el continente. En donde mas se nota es en notebooks, ahora se suman lavarropas y hay muchos electrodomésticos que se fabrican en el continente”, sostuvo García.
Finalmente, consideró “fundamental que los ciudadanos conozcamos qué es lo que la 19640 nos ofrece como marco legal que tenemos que aprender a defender y hacer cumplir. Pero también debemos entender cómo abordamos las problemáticas que afrontamos y a qué institucionalidad debemos recurrir. La 19640 termina vapuleada porque la gente cree que no se cumple o no llega a la gente. Y no es la 19640 lo que se debe evocar para atacar la especulación y el crecimiento de precios, sino otros mecanismos. Acá hay un organismo de defensa del consumidor, está la sociedad que debe convalidar o no los aumentos y es una problemática general”.
“Hay que hacer denuncias donde corresponde, utilizando los mecanismos vigentes. Y hay sectores que van a Buenos Aires pidiendo la baja de los beneficios creyendo que no llegan a nadie. Esto es muy riesgoso. Entonces hay que conocer la ley y los mecanismos de control”, concluyó.
