El recurso de aumentar la presión impositiva está agotándose y las reacciones se hacen sentir, como pasa con el revalúo de las propiedades rurales en Buenos Aires y Santa Fe: Entre Ríos ya sacó un ajuste de hasta el 600 %. También está tocando el límite la emisión de bonos para atender urgencias fiscales. Y los intendentes hacen su parte, con subas en las tasas municipales. Es el muestrario de un panorama que claramente tiende a empeorar.
Ya hubo provincias y municipios que desdoblaron el pago de salarios, muchas pedalean obligaciones con proveedores y contratistas o las saldan con títulos. Pero todos tienen por delante un problema serio, a muy corto plazo: la suma de sueldo y medio aguinaldo.
En las actuales circunstancia, asoma el riesgo de que no puedan afrontar ambos compromisos en término , cosa que podría desencadenar conflictos gremiales sonoros. Llegado el punto, la factura política caería sobre los gobernadores, aunque no está cerrada la posibilidad de que, bajo la forma que sea, toque las puertas de la misma Casa Rosada.
Históricamente, la coparticipación tributaria de mayo ha sido la vía de escape. Sólo que ahora luce insuficiente: la consultora Economía & Regiones calcula que este mes los fondos de la copa crecerán un 16 %, como mucho 18 %, respecto del año pasado.
La inflación acumulada anda entre el 23 y el 24 % anual. Resultado: el aumento de los ingresos originados en la recaudación de impuestos nacionales quedaría unos cuantos puntos por debajo del incremento de los costos .
Encima, pesan factores adicionales, también potentes.
Uno es la asistencia financiera del Gobierno a las provincias: $ 15.000 millones es la plata presupuestada para 2012. Durante los últimos seis años, a esta altura la Nación ya había desembolsado el 100 %, pero ahora la partida parece trabada y si hubo algo, fue muy selectivo.
Otro son las llamadas transferencias discrecionales, que van adonde la Casa Rosada quiera. Aún así, ultimamente han empezado a ser recortadas .
En estos dos factores, la poda estaría reflejando que la Nación usa recursos para otros fines y atiende sus propias necesidades.
Además, de tanto explimirla, va clausurándose una tercera fuente de financiamiento: la de los bancos provinciales .
Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza sufren los mayores sofocones fiscales. Pero la onda expansiva también alcanza a las patagónicas –desde Santa Cruz y Río Negro hasta Neuquén y Tierra del Fuego–, pese a la renta que les dejan las regalías del petróleo y el gas.
Y frente a la encerrona, emerge la alternativa de que el poder central abra la canilla. “Con tanto dinero que emite, bien podría destinar parte a las provincias”, dice alguien que conoce el cuadro general al detalle.
Claro que si lo hace, será a cambio de compromisos políticos de gobernadores e intendentes, muchos ahogados por igual. No habría aquí nada diferente al método de premiar a los alineados y sancionar a los rebeldes : esta vez, el trueque podría consistir en apoyar en el Senado a Daniel Reposo, el muy custionado candidato K para procurador general de la Nación.
Versiones originadas en fuentes oficiales descartan novedades hasta agosto, cuando el Tesoro Nacional salde US$ 2.300 millones correspondientes al último tramo del Boden 12, el bono que Edualdo Duhalde creó para los ahorristas atrapados en el corralito. Tal cual se habrá advertido, agosto queda muy lejos y las urgencias provinciales son de ahora mismo.
Algunos gobernadores y varios intendentes empezaron a menear la alternativa de pagar sueldos u otras obligaciones con cuasimonedas. Aunque apremiado como pocos, Daniel Scioli la desechó y en el fondo casi nadie la considera una solución. Puede tratarse, al fin, de un modo de presionar al kirchnerismo: significaría una muy mala señal que el país apelara a un modelo empleado en la crisis de 2001 .
Nada extraordinario sería transformar a la inversión pública en variable de ajuste, como ocurrió otras veces y ya pasa. Municipios que están terminando obras iniciadas en la temporada electoral de 2011, no tienen previsto arrancar con nuevos emprendimientos. “Si algo de trabajo se ve, es para cuidar las apariencias”, admite un intendente del conurbano.
Sólo están garantizadas las que son financiadas con el Fondo de la Soja, pero apenas representan el 30 % de la inversión pública provincial.
La contrapartida de un ajuste semejante se mide en ocupación y actvidad económica . Al final, en consumo y de seguido en ingresos fiscales.
En estos meses, hubo provincias que acordaron aumentos salariales del 20 al 25 %, aunque con cláusulas de reapertura de las negociaciones en base a la inflación. Fue una salida a tono con la marcha del proceso inflacionario.
El impacto de las subas caerá a pleno sobre las cuentas de 2013 y se agregará a las que sean pactadas ese año. Y como los sueldos representan la mitad o más de la mitad de los presupuestos provinciales, eso solo da una idea de como pintan los apurones en el futuro próximo: caerán en las elecciones legislativas .
Pero en el ahora mismo, la dimensión de los problemas puede sacudir al propio Gobierno nacional. O forzarlo a abrir la caja, aunque tampoco le sobra plata .
PorALCADIO OÑA
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