De hecho, la soja alcanzó 552 US$/tn a fines de abril, el máximo valor desde el derrumbe de fines de 2008. Esto es indudablemente una buena noticia para la Argentina, dada la elevada participación de la oleaginosa y sus subproductos dentro de las exportaciones totales (24%).
Sin embargo, la suba internacional del precio de la soja sólo serviría para compensar parte de la menor cosecha local. Recientemente, el Ministerio de Agricultura estimó una merma de la producción de la oleaginosa del 12% i.a., aunque proyecciones privadas alcanzan el 18% i.a.
Además, el “plus” que otorgaría el precio de la soja deberá destinarse a financiar la suba de precios energéticos, ya que como el país importa más de lo que exporta de estos bienes, la suba de precios de la energía impacta negativamente en el saldo comercial.
Por caso, en 2011 la suba de la cotización de la soja aportó US$ 3.500 millones, mientras que el alza de los precios energéticos restó US$ 1.170 millones. En cambio, durante el boom de las commodities de 2007-2008, tanto la soja como la energía sumaron divisas por US$ 7.600 y US$ 450 millones, respectivamente.
La principal diferencia entre 2011 y 2007-2008 es que la cantidad de productos energéticos exportados cayó 36% mientras que los importados se duplicaron. Con déficit energético, las alzas en los precios de estos bienes impactan negativamente en la balanza comercial.
En síntesis, el actual boom de commodities deberá destinarse a compensar la menor cosecha agrícola de esta campaña y a financiar los incrementos de los bienes energéticos.
Buen arranque del año para las commodities
Como mencionamos hace algunas semanas , el panorama internacional sombrío que se delineaba hacia fines de 2011 se despejó tras la masiva inyección de fondos del Banco Central Europeo. Destacamos también que por la abundante liquidez y las mejores perspectivas económicas la apreciación del Dólar se había revertido, trayendo como contrapartida una suba de la mayoría de los activos financieros.
En este sentido, las materias primas arrancaron el año en alza. Por caso, el índice de commodities del FMI acumuló en el primer trimestre un alza de 9,2% respecto de diciembre, alcanzando el mayor nivel desde mayo de 2011, pico previo al descenso.
La mayor suba se registró en los bienes energéticos (+10,3%), que no sólo superaron el máximo alcanzado en 2011 sino que recuperaron los niveles previos al derrumbe post-Lehman (agosto de 2008).
El petróleo (85% del índice de energéticos) creció incluso por encima (+12,3%), aunque con una “anomalía” que persiste: el barril WTI (producido en Estados Unidos), habitual referencia del precio del petróleo, creció menos de 8% en el primer trimestre mientras que el barril Brent (producido en el Mar del Norte) subió más de 22%.
La conjunción entre la acumulación de stocks en el punto de entrega de contratos de futuros del WTI (Cushing) y el impacto de los conflictos en Medio Oriente sobre el Brent llevaron la brecha entre ambos precios -usualmente por debajo de 2 US$/barril- a 30 US$/barril en septiembre del año pasado.
Por su parte, los precios de las commodities alimenticias y los metales también recuperaron lo perdido a fines de 2011, pero se movieron por debajo de los energéticos: en el primer trimestre ambas acumularon una suba de 7,7%.
Luego del sprint de los primeros tres meses, en abril las principales commodities mostraron un leve retroceso. Por caso, el oro cayó 1,5% y bajaron el trigo, el maíz y el petróleo.
Sin embargo, la soja se destacó sobre el resto. No sólo tuvo una gran performance en el primer trimestre (subió 18% vs. el 7,7% promedio de las commodities alimenticias) sino que, a diferencia del resto, continuó subiendo en abril. De hecho, a fin del mes pasado alcanzó el valor más alto desde julio de 2008 (552 US$/tn).
El impulso de la soja obedece en gran parte a la sequía en Sudamérica, ya que desde diciembre de 2011 el USDA recortó la estimación de producción mundial en 19 millones de toneladas (7,4%). Esta reducción de los stocks disponibles, sumada a los envíos de Estados Unidos a China, potenciaron los contratos de futuros (en abril crecieron 19% mensual y superaron por primera vez los 800.000), empujando su cotización.
Hacia adelante, los precios de commodities se mantendrán en niveles históricamente elevados, dado que el marco de liquidez abundante y tasas bajas persistirá al menos hasta mediados de 2014. Si bien la crisis en la eurozona está lejos de haber quedado atrás y podría haber nuevas recaídas, las autoridades han Europeas han demostrado que ante el abismo inyectan liquidez.
Más allá de esto, otros factores pueden propulsar nuevas subas así como nuevos eventos de volatilidad. En cuanto al petróleo, una mayor capacidad de transporte en Estados Unidos podría recortar la brecha WTI/Brent, pero el foco estará en los conflictos geopolíticos (sobre todo en Irán), dado el potencial impacto en su precio.
Las commodities agrícolas también mantendrán precios elevados ya que, más allá de la sólida demanda, seguirán siendo atractivas para los inversores financieros. Esto también trae riesgos a la baja en caso de un masivo desarme de posiciones (como en 2008) pero, como ya mencionamos, las tasas libres de riesgo seguirán en niveles mínimos. Además, cabe destacar que las proyecciones del USDA sobre la cosecha de soja local, siguen superando las estimaciones del Ministerio de Agricultura, dando espacio a nuevas subas.
El mayor precio de la soja opacado por la sequía y los bienes energéticos
El fuerte repunte del precio de la soja en lo que va de 2012 es indudablemente positivo para la Argentina, dada la incidencia de la oleaginosa y sus subproductos dentro de las exportaciones (24% del total).
Sin embargo, las perspectivas no son favorables por el lado de las cantidades. De hecho, el Ministerio de Agricultura recientemente estimó la producción de la actual campaña de soja en cerca de 43 millones de toneladas, lo que implica una merma de 12% en relación a la campaña 2010/2011. Peor aún, proyecciones del sector ubican a la cosecha incluso por debajo de las 40 millones de toneladas (-18% i.a.).
Por esto, de mantenerse las cotizaciones actuales, el salto de precio de la soja permitiría sólo compensar parte de la menor cosecha, sin garantizar un crecimiento de las exportaciones del complejo. Más aún, si bien el repunte de la cotización es importante frente al último trimestre del año pasado, no es tan significativo en términos interanuales (recién en abril la comparación entró en terreno positivo).
Por otra parte, hasta 2010 la suba en los precios de bienes energéticos era una buena noticia para el país ya que éramos exportadores netos de estos productos. Sin embargo, por las crecientes cantidades importadas y los menguantes volúmenes exportados, en 2011 no sólo se perdió el autoabastecimiento energético (la balanza dio negativa en US$ 3.000 millones) sino que el efecto precio del alza de estos bienes afectó negativamente el saldo comercial (las mayores cotizaciones abultaron más las importaciones que las exportaciones).
En números, por la fuerte suba del precio de la soja las exportaciones tuvieron un “plus” de US$ 3.500 millones el año pasado, pero por el alza de las cotizaciones energéticas debieron gastarse US$ 1.170 millones adicionales. Es decir, el “salto” registrado en los bienes energéticos insumió un tercio del efecto-precio de la soja (un 20% si se adicionan las mejoras en las cotizaciones de maíz y trigo).
A modo de comparación, el rally del precio internacional de la soja de 2007 y 2008 le aportó al país US$ 7.600 millones, al tiempo que las cotizaciones de los bienes energéticos no sólo no restaron sino que agregaron US$ 450 millones adicionales.
La principal diferencia entre 2007-2008 y 2011 es que el año pasado las cantidades exportadas fueron 36% menores y las importadas, el doble. Con déficit energético, la suba de precios de la energía impacta negativamente en el saldo comercial.
Obviamente, dentro de estas dos situaciones también juegan los precios relativos. Por caso, Argentina sigue siendo exportadora neta de petróleo crudo, por lo que la suba registrada en la cotización de esta commodity en el arranque del año es una buena noticia. Sin embargo, el país tiene rojo comercial aún más fuerte en naftas y demás derivados, cuyo precio no se encuentra desligado al de su materia prima. De esta forma, las crecientes cantidades importadas y los menguantes volúmenes exportados continuarán provocando que las subas de los productos energéticos tengan en su conjunto un impacto negativo sobre la balanza comercial.
Por último, vale mencionar que un marco de suba generalizada de los precios de commodities, potencia las exportaciones de metales, que vienen ganando participación en las ventas externas. Por caso, en 2011 el oro y el cobre representaron casi 5% del total exportado, el doble que en 2008.
En conclusión, a diferencia del pasado el actual boom de commodities no se destinará en su totalidad a abultar el saldo comercial, ya que el “plus” del agro (especialmente de la soja) deberá destinarse a compensar las menores cantidades producidas este año, y a financiar los incrementos de los bienes energéticos (hasta que se recupere el autoabastecimiento).
Fuente:Ecolatina
Director Economista:Marco Lavagna
