Sobre demagogia, soberbia e inmadurez

Lun 30 19:17 hs.-El daño para la economía argentina ya está hecho y no es reparable por el gobierno de CFK, por más que momentáneamente muestre satisfacción por los aplausos chovinistas que se emocionan ante la nacionalización del 51% de las acciones de Repsol-YPF…

El daño para la economía argentina ya está hecho y no es reparable por el gobierno de CFK, por más que momentáneamente muestre satisfacción por los aplausos chovinistas que se emocionan ante la nacionalización del 51% de las acciones de Repsol-YPF, aunque el petróleo siempre haya sido argentino y la caída de la producción sea el resultado de la política de precios (dirigismo kirchnerista) que paga la extracción del petróleo y gas lo que cruzando la frontera argentina se multiplica muchas veces a las mismas empresas.
El yacimiento de gas encontrado el Bolivia, que duplica la producción del país del altiplano, es extraído por Repsol. Gas del que depende Argentina para surtirse y no provocar un colapso energético mayúsculo. El mismo gas que llega a Uruguay, por cuanta gotas, a través del subutilizado gasoducto y por el cual Argentina no tiene agarrado firmemente, cobrándole al país un peaje desusado.

La demagógica política de precios utilizada por el dirigismo argentino con los combustibles nos afecto de varias maneras. Por ejemplo ANCAP, que había comprado una red de estaciones de servicio en la vecina orilla, debió malvenderlas, pues las reglas del juego nunca fueron de mercado abierto, sino directamente dirigidas a perjudicar, por distintos vericuetos, a las empresas que trataban de hacer pie allí.

Salvando la distancias, Repsol en la Argentina sufrió un proceso parecido al de las empresas de ANCAP que, además, sufrían el lastre adicional de tener una administración regida por una burocracia estatal que (¡se imaginan los lectores!), tenían sueldos muy superiores a la media de los uruguayos de a pie. Es bueno recordar que ninguna de las empresas de ANCAP que funcionan en el derecho privado son superavitarias. Claro, tampoco son las demás, las del régimen público, pese a que en Uruguay los precios de los combustibles, por más que la carga impositiva es mayúscula, son récords en América y el mundo, como dice la canción deportiva.

Sin embargo CFK, en su afán de protagonismo, luego de advertir que su campaña de Malvinas no tenía eco y los británicos, al igual que en el pasado, no estaban dispuestos a ceder un ápice a las aspiraciones argentinas, sin encontrar tampoco correspondencia tampoco en la reunión de Presidentes de las Américas que se realizó en Cartagena, resolvió ponerse la malla del patriotismo y tirarse al agua.

Nacionalizó las acciones de Repsol-YPF, colocando a su frente a un ministro tan controvertido como poco confiable, Julio De Vido, sin importarle que el mundo empresarial de le echara encima y que la Argentina del default de Rodríguez Saa, comenzara de nuevo a trastabillar ante los inversionistas, pasando a ser la oveja más negra de occidente. Nacionalización de una empresa, la mayor del país vecino, anunciando además que no pagará un solo dólar por la espectacular acción fogoneada por los jóvenes de La Campora, es un hecho de enorme significación negativa.

La ola ultranacionalista argentina se hizo sentir casi de inmediato y la oposición, que en un comienzo balbuceo algunas críticas, se sumó a la cruzada nacionalista , votándose casi por unanimidad en el Senado argentino la Ley que le fuera enviada al respecto por el gobierno, mostrando todo el proceso sorprendentes aspectos contradictorios. La Unión Cívica Radical, por ejemplo, en un ejemplo de incoherencia, votó a favor el proyecto pero todos y cada uno de los artículos en contra. Las explicaciones sobre este comportamiento no son comprensibles por nadie en el mundillo político del Río de la Plata.

Ahora se maneja que la filial argentina de la ítalo-española Endesa podría quebrar en los próximos 60 días por obra de las subsidiadas tarifas eléctricas del kirchnerismo. Será otro momento de tensión con España y con Italia. La presidenta CFK elevó la tensión con España hasta convertir la situación en un drama histórico y emocional inexplicable. Las encuestas son importantes, pero no son un dios que merezca poner de rodillas a nadie.

Sin embargo para el gobierno argentino son el pan diario y con él se alimentan, más allá que para la presidenta está también su soberbia que parece un elemento decisivo a la hora de adoptar cualquier medida, fijar política o designar colaboradores. Es necesario, que como los cortesanos del parnaso, giren sumisos tras los reyes (en este caso las reinas), claro, sin los niveles de esa cumbre intelectual que mencionamos. Claro, la casa rosada no es el oráculo de Delfos, aunque la presidenta CFK quiera que sea un gran recinto sagrado dedicado principalmente a adorar a los dioses y especialmente a la diosa que queda.

En el mundo terrenal la acción del gobierno argentino crea un precedente que sumado al del default, le pueden provocar consecuencias graves, no supuestas, claro, que no afectará a quienes en el parnaso que es la casa rosada, utilizan zapatos de miles de dólares, vestidos siempre comprados en boutiques con precios del ler mundo, al que no concurren los argentinos a los que se les recortan los subsidios.

Es posible la exclusión de organismos internacionales de comercio (ya se anuncia que le será retirada la invitación para participar en el grupo de los 20), la pérdida de preferencias arancelarias en mercados clave para su producción, la mayor dificultad para las empresas privadas (y públicas) como la nacionalizada Repsol-YPF a la hora de acceder al mercado de capitales y la desviación de la inversión extranjera hacia otros puntos. Estos son algunos de los escenarios que se le abren al país vecino, ninguno de los cuales a sido medido en su importancia por el gobierno.

Pero hay otras complicaciones graves que genera la medida y que trascienden a la economía argentina. La región corre el riesgo de ser identificada con la decisión de un gobierno que no representa la voluntad, los valores y los lineamientos de sus pares del continente. O al menos, no de todos ellos. Y en ese grupo de disidentes debería encontrarse Uruguay. Es importante como sostiene el diario El Observador – que el gobierno de José Mujica brinde un discurso claro al respecto.

No hay necesidad de confrontar públicamente con el gobierno kirchnerista, no es necesario salir en defensa de los intereses de YPF, que a Uruguay no le valen de mucho. Lo que sí debe hacer es enfatizar que ese tipo de medidas se aplican del otro lado del Río de la Plata, pero de esta margen se elige hacer las cosas de una manera distinta.

Lo que parece evidente es lo que ya hemos dicho en notas anteriores. Las condiciones en la Argentina son totalmente negativas para todos los objetivos en el proyecto de Ley elevado por CFK confiscando los bienes de Repsol-YPF.

En el mundo no hay empresas petroleras, ni financiadoras, ni siquiera colocadoras de capitales de riesgo, que estén dispuestas a invertir en la nueva YPF, por lo qué no parece viable que puedan incrementarse la prospección de petróleo o gas, aumentándose la producción Paralelamente la política proteccionista que rompe la legalidad del MERCOSUR, y además la lógica económica que llevó, en su momento, hasta el nivel de establecer plantas maquiladoras en la zona de Tierra del Fuego. El cierre de las importaciones ha determinado, por ejemplo, que la mayoría de las maquilas de esa provincia sureña estén paralizadas por falta de los insumos importados con qué se arman los aparatos electrónicos que son característicos de la producción de esa zona.

El mismo fenómeno ocurre en muchas más empresas argentinas que integran a sus productos componentes extranjeros, como las plantas armadoras de automóviles. La política de amistad a toda prueba del mujiquismo con el gobierno de CFK, la que proviene del pasado tupamaro y montonero de los dos personajes, determinaría en las próximas semanas la autorización de algunos rubros textiles, siempre que sean prendas terminadas. La medida no superaría la decena de permisos y sería por una vez, sin mantenimiento en el tiempo.

Las nuevas exportaciones de los mismos rubros, también terminados, deben cumplir nuevamente todos los trámites y esperar otra autorización del secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

Sin embargo al pasar raya, algunos economistas han comenzado a plantear su preocupación porque observan que la inflación, fue en un régimen anualizado superior al 20%, superaría en el año que corre el 30%. A fines de este año, con el impacto que tendría ese proceso alcista en la caída del nivel de vida, la crisis sería una realidad ostensible. Es evidente que los argentinos tratarán de seguir apostando al alto consumo, lo que les será imposible (ya escasean los elementos importados), y parece como necesaria en vórtice de la crisis, una actualización de tarifas, entre ellas las de los combustibles que deberán por lo menos triplicarse para hacer que las inversiones petroleras en la nacionalizada Repsol YPF sea mínimamente rentable.

Pero además falto todo lo demás. Con una infraestructura atrasada y poco mantenida, el subte de Buenos Aires en litigio con el gobierno de ciudad, los ferrocarriles tan vetustos como los de AFE, pero exigidos a un régimen superior. Crisis inminente en la producción de energía, producto también de la demagogia metida en la política tarifaria y cientos de etcéteras más.

Obviamente el futuro argentino, timoneado por CFK, está dirigido a una tormenta que convertirá a la presidenta argentina en otra réproba. Vivirá, sin duda, un proceso parecido al de Carlos Menem, cayendo violentamente de una roca de Tarpeya construida sobre restos de su insolencia, soberbia e inmadurez.

(*) Periodista.
Por Carlos Santiago (*)

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