Los desafíos del consumo para 2012

Lun 19 12:19 hs.-Los últimos datos de consumo confirman la reversión de la desaceleración del gasto de las familias observado durante abril y mayo. Una vez percibidos los ajustes salariales, el shock nominal de ingresos generó un salto en la demanda agregada. El incremento del consumo no es homogéneo: algunos indicadores continúan batiendo récords mientras otros muestran un incremento más moderado. El mayor boom de ventas se registra en autos. Entre enero y agosto se patentaron cerca de 600.000 vehículos, 32% por encima del mismo período de 2010. La participación del crédito en la adquisición de 0 km es cada vez mayor.

Las compras en shoppings también muestran una dinámica favorable: crecieron casi 10% i.a. en el primer semestre. Asimismo, si bien las ventas de electrodomésticos crecen a un ritmo considerablemente menor al de 2010 continúa registrando una tendencia positiva (+ 6,2% i.a.).
 En cuanto al gasto en esparcimiento, se observan dos dinámicas dispares: mientras que el turismo receptivo e interno presenta un crecimiento moderado, el emisivo mantiene tasas sumamente elevadas.
 Por último, los rubros que acumulan un menor crecimiento son escrituras inmobiliarias (+3,7% i.a.) y las ventas en supermercados (+3% i.a.).
 La estrategia oficial para mantener pujante el consumo se ha basado en tres pilares: i) ingresos nominales de los agentes aumentando por encima de la inflación real; ii) estabilidad cambiaria y iii) tasas de interés reales negativas.
 Si bien esta estrategia ha sido exitosa, la continua aceleración de la fuga de capitales está afectando los incentivos a gastar. En los últimos meses el Banco Central tuvo que vender más de US$ 1.000 millones para abastecer la demanda privada y el tipo de cambio se depreció a mayor ritmo.
 En síntesis, ya sea por una mayor expectativa de devaluación o por suba de tasas para revertir la dolarización de activos, los agentes comienzan a modificar sus decisiones de gasto y ahorro.
 Esto no implica un freno en el consumo pero sí una incipiente pérdida de dinamismo. De hecho, hay factores como la suba en jubilaciones de septiembre y el incremento de la AUH que apuntalan el gasto en el corto plazo.
 Para frenar la dolarización, el Ejecutivo primero deberá acotar la inflación ya que potencia las expectativas de depreciación del peso. Los agentes perciben que el dólar está barato y que un leve deslizamiento del tipo de cambio frente a una mayor suba de precios no es sostenible en el mediano plazo.
El dinamismo del consumo por rubro
Los últimos datos de consumo confirman –como preveíamos en un informe pasado – la reversión del freno observado en el gasto de las familias durante abril y mayo. En efecto, una vez implementados los acuerdos salariales, el shock nominal de ingresos generó un nuevo salto en la demanda agregada.
Sin embargo, este crecimiento en el consumo no es homogéneo: mientras algunos indicadores continúan batiendo récords, otros muestran un crecimiento más moderado.

Las ventas de autos son claramente el componente más dinámico dentro del consumo. Entre enero y agosto se patentaron cerca de 600.000 vehículos, lo que representa un incremento de 32% con respecto al mismo período de 2010. El desincentivo a ahorrar, las tasas de interés reales negativas y el dólar planchado lo colocan como un buen refugio de valor. Asimismo, la participación del crédito en la adquisición de 0 km es cada vez mayor: por cada auto patentado se destinan casi $10.000 en créditos prendarios, cuatro veces más que en 2010.
Los shoppings también muestran una dinámica favorable. Los mayores ingresos, la decisión de consumir hoy para evitar perder poder de compra, la posibilidad de comprar en cuotas y atractivas promociones impulsaron casi 10% i.a. las ventas en el semestre. El incremento en la cantidad de locales activos en el GBA (crecen a un ritmo promedio de 6,6% anual) dan cuenta de la fortaleza del sector.
Por su parte, si bien las ventas de electrodomésticos crecen a un ritmo considerablemente menor al de 2010 (ese año treparon 65% i.a. por el efecto del mundial de futbol), continúan mostrando una tendencia positiva y en el primer semestre del año aumentaron 6,2% i.a. El financiamiento en cuotas y los precios cada vez más accesibles (en especial de aquellos productos ensamblados en Tierra del Fuego) impulsan las ventas del sector.
En cuanto al gasto en esparcimiento, se observan dos dinámicas dispares: mientras que el turismo receptivo e interno presenta un crecimiento moderado, el emisivo mantiene tasas sumamente elevadas.
Afectados por la cancelación de vuelos como consecuencia de las cenizas volcánicas (entre junio y julio el turismo receptivo se desplomó casi 10% i.a.), la cantidad de visitantes que llegaron al país entre enero y julio creció 8,1% i.a. A su vez, la cantidad de huéspedes (residentes y no residentes) alojados en el país aumentó a un ritmo acotado (+4,2% i.a. en el primer semestre).
En cambio, el turismo emisivo registra un boom: por la apreciación cambiaria – abaratamiento de los destinos turísticos fuera del país- la cantidad de argentinos que viajan al exterior creció 22% i.a. en los primeros siete meses del año.
Con respecto a los inmuebles, si bien continúan posicionados como reserva de valor frente a la inflación (la cantidad de escrituras en la Ciudad de Bs. As. se elevó 3,7% i.a. en los primeros siete meses del año), en junio y julio comenzó a notarse cierta desaceleración en el ritmo de transacciones concretadas. Esto podría deberse, en parte, al significativo aumento en la fuga de capitales como consecuencia de la incertidumbre reinante en la economía local e internacional.
Por último, al igual que en 2010, el sector que presenta el crecimiento menos dinámico es el de los supermercados. Durante la primera mitad del año sus ventas se elevaron, en términos reales, apenas 3% i.a. De todas formas, teniendo en cuenta la elevada inflación en alimentos y demás bienes de consumo masivo, su performance sería aceptable.

¿Seguirá pujante el consumo?

La estrategia oficial para mantener pujante el consumo de cara a las elecciones presidenciales se ha basado en tres pilares: i) ingresos nominales de los agentes aumentando por encima –o en torno- de la inflación real; ii) estabilidad cambiaria y iii) tasas de interés reales negativas que fomenten el gasto en detrimento del ahorro y el financiamiento del consumo.
Gracias a los incrementos acordados en las paritarias (28% en promedio) los asalariados formales percibieron mejoras reales en sus ingresos. Asimismo, para evitar una caída del poder adquisitivo de los sectores más desprotegidos (informal y pasivos) el Ejecutivo aplicó una fuerte inyección de recursos a través de aumentos a las jubilaciones y planes sociales como la reciente suba de la Asignación Universal por Hijo (AUH).
De esta forma, el Gobierno logró que el incremento de los ingresos nominales de la mayoría de los agentes compense la erosión provocada por la elevada inflación. De hecho, sólo el valor del dólar está perdiendo terreno frente a la suba de precios, lo que nos lleva al segundo pilar de la estrategia oficial.
Deslizar muy suavemente el tipo de cambio nominal –la depreciación no supera el dígito– acota las expectativas de devaluación y la dolarización de ahorros. Además, en un contexto de inflación elevada, los bienes importados se abaratan.
La última pata de la estrategia consiste en inyectar liquidez en la economía –pese a los riesgos inflacionarios- para lograr tasas de interés reales negativas, que estimulan el consumo en detrimento de ahorro. Además, el bajo costo del fondeo de los bancos les permite ampliar la oferta de préstamos al consumo.
Si bien esta estrategia ha sido exitosa, la continua aceleración de la fuga de capitales está disminuyendo progresivamente los incentivos a gastar. En agosto el Banco Central tuvo que vender US$ 1.000 millones para abastecer la demanda privada y el tipo de cambio se depreció a un ritmo elevado (1% mensual).
En septiembre el BCRA tomó una postura más agresiva: vendió dólares para planchar el tipo de cambio, inyectó menos liquidez y propició una suba de tasas pasivas para elevar la demanda por colocaciones en pesos.
En síntesis, ya sea por una mayor expectativa de devaluación o por suba de tasas, los agentes comienzan a modificar sus decisiones de gasto y ahorro. Esto no implica un freno en el consumo pero sí una incipiente pérdida de dinamismo.
De todas formas, hay factores como la suba en jubilaciones de septiembre y el incremento de la AUH que apuntalan el gasto en el corto plazo. Además, si bien la tensión cambiaria y la suba de tasas de interés pueden llegar a afectar al crédito, todavía no se observa una desaceleración en los préstamos (de hecho crecieron 50% i.a. en agosto).
El problema es que si la fuga de capitales se mantiene en los niveles actuales, las perspectivas de gasto y actividad –en un mundo cada vez más complejo- no serán alentadoras en 2012.
De hecho, a diferencia de otras elecciones presidenciales, no hay incertidumbre sobre quién gobernará el país los próximos cuatros años pero sí existen dudas en torno del rumbo económico -particularmente la trayectoria del tipo de cambio-.
Para frenar la dolarización, el Ejecutivo deberá primero acotar la inflación pues ésta termina potenciando las expectativas de depreciación del peso. Esto es así porque los agentes perciben que el dólar está relativamente barato y que un leve deslizamiento del tipo de cambio frente a una mayor suba de precios no es sostenible en el mediano plazo.
Si el Gobierno implementa un plan consistente para bajar la nominalidad ascendente de la economía y muestra acciones concretas para corregir los desequilibrios existentes, conseguirá frenar la sangría de capitales. Para ello será clave sincerar la problemática inflacionaria y tener sintonía fina como para lograr un menor incremento de precios y salarios sin resentir el consumo.

Fuente:Ecolatina
Director Economista: Roberto Lavagna.

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