Un repaso sobre las cifras de actividad económica e industrial del primer semestre del año permiten avalar la teoría oficial que indica que este año la Argentina crecerá a un nivel del 6%, según expresó hace pocos días el ministro de Economía, Amado Boudou.
Sin embargo, lo que no presenta dudas en materia de producción y consumo sí habilita más interrogantes en el plano de la inversión, un componente clave para garantizar que el crecimiento se consolide en el largo plazo y no se vea ahogado por un proceso inflacionario.
La encuesta anual de la consultora Ernst & Young sobre fuentes de financiamiento que utilizan las empresas revela que durante 2010 el volumen de los proyectos a financiar continúa siendo de tamaño medio, de repago cercano y “no transformacionales”, debido esencialmente a la incertidumbre.
“La incertidumbre a nivel local e internacional condiciona las decisiones de financiación e inversión, pero una vez acotada, la Argentina tiene mucho para avanzar”, señaló el managing partner de Ernst & Young en la Argentina, Ernesto San Gil, a la hora de evaluar los resultados de la misma.
Al mismo tiempo, el componente fiscal sigue siendo un condicionante en las decisiones de inversión. Más de la mitad de las compañías argentinas del sector privado consideró que los impuestos indirectos —los que gravan el consumo, como el IVA— representan la mayor carga fiscal, según un relevamiento realizado por la consultora Grant Thornton, que arrojó también que el 92 por ciento de los empresarios argentinos evalúa las regulaciones impositivas locales a la hora de hacer desembolsos en el mercado internacional.
Promediando el año, se juntan el balance del primer semestre con las proyecciones para el próximo. Por eso, aunque la evaluación sobre lo transitado estos meses es inmejorable e incluso para algunos sectores está por encima de las proyecciones iniciales y les permite mirar con mayor optimismo lo que se viene, las expectativas de cara a la segunda mitad del año dan cuenta de una mayor cautela.
El economista de Abeceb.com, Dante Sica destacó la necesidad de mejorar los niveles de inversión ante un consumo creciente, y la alta tasa de utilización de la capacidad instalada de las empresas, y advirtió que “en la medida que no reaccione, la presión sobre precios va a estar latente”.
Lo hizo al analizar los datos surgidos de la encuesta realizada por D’Alessio Irol para el Instituto de Desarrollo Empresarial de la Argentina (Idea), que arrojaron expectativas económicas favorables para el segundo semestre, según la visión de los empresarios.
No obstante, Sica advirtió que los niveles de inversión aún son “rezagados”, con lo cual se empiezan a “generar cuellos de botella” en algunos sectores que pueden “presionar” sobre los precios.
La semana pasada durante su visita a General Motors (GM), la ministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi, cuestionó este análisis y dijo que el hecho de que la utilización de la capacidad instalada en las fábricas se mantenga en el 75 por ciento indica que hay un proceso de desembolsos que está sosteniendo esa mayor actividad.
En ese sentido, Giorgi relativizó los augurios sobre posibles cuellos de botella en el sector y consideró que el proceso inversor comenzó a acelerarse.
Aunque las previsiones que difundió Idea son optimistas sobre exportación, inversión y empleo, pero en rigor, los empresarios ven un crecimiento esencialmente en el aumento de la demanda interna, seguido por la diversificación de productos y servicios; proceso de reingeniería interno, abaratamiento de costos, y variación de precios, pero muy poco se habla de los procesos genuinos de inversión.
Los relevamientos dan cuenta de que los empresarios están mucho más precupados en el corto plazo por mantener los niveles de rentabilidad frente a los incrementos salariales de este año que a encarar inversiones para transformar la capacidad productiva. El sondeo de Idea reveló que casi la mitad de los empresarios reconocieron no haber podido transferir a precios los aumentos salariales otorgados en el último año, frente a un 24% que admitió que la suba de sus precios fue mayor o mucho mayor en comparación a la suba de costos en la mano de obra.
En relación a las expectativas de rentabilidad futura (de cara al próximo año), el 40% de las empresas consultadas por Ernst & Young contestó que será menor; el 30% consideró que se mantendrá constante, mientras que sólo el 30% anticipó que crecerá.
En el relevamiento participaron compañías cuyo agregado de facturación es superior a los 150 mil millones de pesos y representan a los principales sectores de la economía argentina: 46% de ellas son de origen nacional, 23% europeas, 13% latinoamericanas, 9% norteamericanas, 9% de otros orígenes y 51% del total cuentan con más de 1.000 empleados.
Con respecto a cómo financiaron las empresas sus proyectos de 2010, la encuesta de Ernst & Young indicó que 44% lo hizo a través de los bancos, 31% se autofinanció, 5% recibió fondeo de su casa matriz, 8% obtuvo fondos en el mercado de capitales y 12% de sus proveedores extendiendo sus plazos de pago.
“Se consolidó la tendencia creciente del año anterior donde las empresas siguen financiando los proyectos de corto plazo y el capital de trabajo con bancos. Sin embargo, la autofinanciación continúa siendo la alternativa más viable para financiar proyectos más relevantes y de repago más largo”, destacó San Gil.
Opciones para fondearse
En comparación con el año anterior, la encuesta demostró que el mercado de capitales crece levemente como fuente de financiamiento. Entre quienes lo están evaluando para este propósito, 63% lo canalizaría a través de deuda corporativa (ON), 20% en fideicomisos, 5% en emisiones de acciones ordinarias y 12% en otros instrumentos. “En este punto, resulta importante destacar el interés de un grupo de los encuestados en realizar ofertas públicas de acciones tanto en el país como en el exterior en los próximos años”, agregó el socio de Ernst & Young.
A la pregunta sobre en qué moneda y a qué tasa lo van a realizar, el 40% contestó en pesos y a tasa fija y el 19% a una tasa variable. A su vez, el 30% lo hará en tasa fija y en dólares y 11% en tasa variable.
En relación a los obstáculos que se le presentan a las empresas en el sistema financiero local para financiar sus proyectos, el 38% de los ejecutivos destacaron, entre otros motivos, el descalce en los plazos ofrecidos en comparación a los necesarios para el negocio y 22% la ausencia de volumen prestable. “El financiamiento bancario continúa mostrando las mismas diferencias de siempre”, indicó San Gil.
Consultados acerca de la evolución de las ventas, el 38% sostuvo que crecieron entre un diez y veinte por ciento, 20% más de un veinte y 16% hasta el diez. “A diferencia de lo observado en la edición anterior de la encuesta, este aumento de las ventas no se tradujo en una mejora equivalente de la rentabilidad”, añadió el ejecutivo.
Carga fiscal
Por otra parte, las empresas depositan en la carga fiscal otro argumento para frenar las inversiones y apuntan especialmente a los tributos vinculados con el consumo como el IVA.
El relevamiento de Grant Thornton señala que el 53% de las empresas en Argentina afirmó que los impuestos indirectos representan la mayor carga fiscal, mientras que a nivel mundial solo el 12% comparte esta opinión.
Los impuestos indirectos son los que gravan el consumo y no afectan de manera directa los ingresos de un contribuyente, sino que recae sobre el costo de algún producto o mercancía.
De acuerdo con la visión de los hombres de negocios argentinos, más lejos se ubicaron los impuestos directos (que gravan las fuentes de riqueza, la propiedad o la renta).
Así, el impuesto a las ganancias de capital como consecuencia de la venta de una empresa, y el gravamen a la riqueza, obtuvieron solo el 11% de menciones.
Debajo se ubicaron: el impuesto sobre los beneficios empresariales (7%); de seguridad social (5%); sobre los ingresos personales (5%), tasas aduaneras (2%), e impuesto a las ganancias (1%).
El analista de impuestos de Grant Thornton Argentina evaluó que “la sensación generalizada es que los impuestos indirectos, debido a sus elevadas tasas nominales, obstaculizan el normal desenvolvimiento de los negocios y suelen traer complicaciones en términos de capital de trabajo”.
“Sin embargo, y en las actuales circunstancias, una reducción de la tasa nominal implicaría una pérdida en la recaudación tributaria importante para el fisco. En la medida en que el estado resulte eficaz en el control de otras manifestaciones (riqueza e ingresos) la recaudación de impuesto directos debiera verse incrementada y se darían las condiciones para la reducción de la tasa nominal de los indirectos”, planteó.
Por otra parte, el 92% de los empresarios locales dijo considerar las regulaciones impositivas locales al tomar sus decisiones de inversiones internacionales.
Esta cifra supera ampliamente el promedio global, donde el 17% de los empresarios dijo no tener en cuenta los regímenes impositivos locales al invertir en otro país. “Entre las empresas del sector privado que dijeron considerar a los impuestos en sus decisiones de inversión extranjera, la estabilidad del régimen impositivo fue mencionada como el factor más importante por los empresarios argentinos con un 56 por ciento de menciones, seguido de la existencia de un período de exención impositiva por cinco años (53%), y los incentivos a la inversión de capital (52%)”, detalló el informe.
Fuente:La Capital de Rosario.
