El crecimiento de las importaciones vuelve a preocupar

Las importaciones están creciendo por la rápida la recuperación de la actividad local. Pese a que las exportaciones también crecen, el resultado de la balanza comercial cayó 31% interanual en los primeros cuatro meses. Es normal que la mejora de la producción y el crecimiento de la demanda interna impulsen la adquisición de bienes extranjeros. El punto a resaltar es que, dada la estructura productiva argentina, prácticamente la totalidad de las importaciones se concentran en Manufacturas de Origen Industrial. Por este motivo, el aumento de las compras en el exterior se traduce en un mayor déficit en ese rubro, afectando el superávit total.

En los primeros cuatro meses el déficit del sector industrial se amplió 46% interanual. El aumento de estas importaciones se debe completamente a las mayores cantidades adquiridas: el volumen se ubica sólo 10% por debajo de los máximos alcanzados en 2008.
El abaratamiento relativo de los productos importados también influye. La aceleración inflacionaria ya consumió más de la mitad de la ganancia cambiaria generada luego de la crisis financiera mundial.
En el transcurso del primer cuatrimestre la liquidación de divisas comerciales apenas habría cubierto la salida de capitales. Ello renueva uno de los argumentos que primó en 2009 para reforzar la regulación sobre la importación.
La diferencia es que en 2009 las medidas se adoptaron en un contexto mundial recesivo. Hoy la situación es inversa y ello genera nuevas tensiones comerciales, en especial con los principales socios externos.
Sería deseable que el fluido diálogo con las autoridades brasileñas permita finalmente avanzar en el proceso de integración productiva, ya que para la Argentina el déficit industrial es estructural y continuará ampliándose.
Casi un tercio de los bienes industriales se adquieren en Brasil. En esta relación, el incremento de las importaciones no sólo profundiza el rojo comercial sectorial sino que vuelve a desequilibrar el saldo bilateral.
El requerimiento productivo nacional y el consumo de bienes finales se completa necesariamente con la producción de la industria brasileña, especialmente en los casos de los automóviles, autopartes y bienes de capital.
La integración productiva regional puede generar desequilibrios comerciales a nivel sectorial. Por ello resulta clave que se garantice el acceso a los mercados del conjunto, coordinando acciones entre los países grandes y chicos para que el crecimiento no genere tensiones hacia dentro y fuera de cada uno de los miembros.

El crecimiento de las importaciones enciende alarmas

Las importaciones están creciendo a un ritmo muy elevado. Esta performance encuentra sustento en la rápida la recuperación de la actividad local. Sin embargo, la velocidad del aumento y su impacto sobre el superávit comercial encienden algunas alarmas.
Pese a que este año las exportaciones también crecen, el resultado de la balanza comercial cayó 31% interanual en los primeros cuatro meses (una pérdida de US$ 1.800 millones).
En este sentido, la mayor cosecha y la revitalizada demanda externa no alcanzan a contrarrestar el fuerte incremento de las compras al exterior. Si bien el récord sojero está impulsando las ventas, a abril las exportaciones acumulan una suba de 13% interanual y las importaciones triplican ese desempeño.
Es normal –en una economía abierta al mundo– que la mejora de la producción y el crecimiento de la demanda interna impulsen la adquisición de bienes extranjeros, en particular de aquellas manufacturas que no se producen en el país o cuya oferta es insuficiente en determinados períodos. Se destacan automóviles, químicos, metales y sus manufacturas, o incluso textiles.
El punto a resaltar es que, dada la estructura productiva argentina, prácticamente la totalidad de las importaciones se concentran en Manufacturas de Origen Industrial -MOI- (representan 90% del total). Por este motivo, el aumento de las compras en el exterior se traduce en un mayor déficit en el rubro de MOI, afectando el superávit total.

En los primeros cuatro meses las compras de bienes industriales en el exterior registraron un aumento de 41% interanual, siendo el rubro más dinámico. Asimismo, el valor déficit del sector industrial se amplió 46% en ese período.
Es importante considerar que los precios de los productos importados disminuyeron el último año (en torno de 5%, sin considerar los combustibles). Es decir, el aumento de las importaciones se debe completamente a las mayores cantidades adquiridas. Actualmente el volumen se ubica sólo 10% por debajo de los máximos alcanzados en 2008.
Cabe señalar que el abaratamiento relativo de los productos importados también influye: la aceleración inflacionaria registrada desde diciembre último ya consumió más de la mitad de la ganancia cambiaria que provocó la depreciación del peso y la menor inflación registrada desde el estallido de la crisis financiera mundial .
En este marco volvieron a surgir algunas trabas para la importación, que por ahora son informales y puntuales. Sin embargo, estas acciones se suman al variado conjunto de medidas adoptadas el año pasado que apuntaron a elevar el saldo comercial para cubrir la intensa fuga de capitales.
Al considerar que en el transcurso del primer cuatrimestre la liquidación de divisas comerciales apenas habría cubierto la salida de capitales, se renueva uno de los argumentos que primó para reforzar la regulación sobre la operatoria de importación .
La diferencia es que en 2009 las medidas se adoptaron en un contexto mundial recesivo, donde la mayoría de los países tendió –en mayor o menor medida– a cerrar sus economías. Hoy la situación es inversa y ello genera nuevas tensiones comerciales, en especial con los principales socios externos.
Las sanciones a varios productos originarios de China y aplicadas sin contrapartida en el vínculo diplomático, dieron lugar al bloqueo de los envíos de aceite de soja a ese país. Por su parte, las trabas a la importación de alimentos resintieron la relación con Brasil.
En este sentido, es una excelente noticia el viaje oficial que se realizará al gigante asiático en julio para recomponer la relación. Sería deseable que el fluido diálogo con las autoridades brasileñas permita finalmente avanzar en el proceso de integración productiva, ya que para la Argentina el déficit industrial es estructural y continuará ampliándose.

Una radiografía del rojo comercial con Brasil

Como fuera mencionado, el crecimiento de la actividad interna trae aparejado un aumento de las importaciones donde los productos del sector industrial se ubican en primer lugar. Aproximadamente un tercio de los bienes industriales se adquieren en Brasil, ubicando al mayor socio del MERCOSUR por sobre los otros orígenes.
En esta relación, el incremento de las importaciones argentinas no sólo profundiza el rojo comercial sectorial sino que vuelve a desequilibrar el saldo bilateral. En el primer cuatrimestre el resultado deficitario en el rubro de las MOI aumentó 62% interanual y el déficit total fue superior en más de US$ 500 millones.
Vale destacar que el deterioro del saldo también responde a las menores exportaciones de trigo, producto de la peor cosecha en treinta años. Igualmente, si las ventas de ese cereal hubiesen alcanzado los precios y las cantidades récord de 2008, el signo del intercambio entre ambos países no cambiaría.

Esta situación ilustra la pérdida estructural que la Argentina mantiene en el intercambio bilateral desde 2004. El requerimiento productivo nacional y el consumo de bienes finales se completa necesariamente con la producción de la industria brasileña, especialmente en determinados productos.
Dentro de las MOI, dos tercios de las importaciones desde Brasil se concentran en cuatro capítulos y en todos ellos el aumento de las compras argentinas profundizó el déficit.
Los automóviles y la autopartes se posicionan como los productos que mayor peso tienen en el comercio bilateral. A partir de la elevada demanda interna y el aumento de la producción automotriz local, en los primeros cuatro meses del año la importación de ese conjunto de bienes subió 82% interanual. Pero gracias al dinamismo del mercado brasileño las exportaciones también crecieron notablemente.
De hecho, prácticamente la mitad del déficit dentro de las MOI se explica por el resultado en el intercambio de maquinas-aparatos eléctricos y mecánicos (con sus partes y piezas). Estos productos, que clasifican como bienes de capital se asocian al proceso de inversiones.

Efectivamente, la integración productiva que conlleva el mercado común puede generar desequilibrios comerciales a nivel sectorial. Por ello resulta clave que se garantice el acceso a los mercados del conjunto, coordinando acciones entre los países grandes y chicos para que el crecimiento no genere tensiones hacia dentro y fuera de cada uno de los miembros.

Fuente:Ecolatina especial para La Licuadora.

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