La medida podría enmarcarse en lo que a fines del año pasado denominamos como el avance del Estado Nacional sobre los stocks para sostener una política fiscal expansiva.
En esta estrategia tarde o temprano los stocks se agotan y el margen de maniobra se estrecha.
En 2009, pese a la fenomenal caída en las fuentes de financiamiento, el gasto primario no se ajustó al contexto adverso y terminará con una suba de 30% i.a., esto es $ 15.000 millones por encima del Presupuesto original.
Para cerrar la brecha (de $ 95.000 millones), en primer lugar el gobierno apuntaló los recursos corrientes (flujos de las exAFJP, utilidades del BCRA y la ANSES), realizó canjes (Préstamos Garantizados y Bocones), incrementó la deuda intra-sector público y utilizó los DEGs del FMI.
En 2009, finalmente se conseguirá mostrar un resultado primario de 1,3% del PBI únicamente gracias a los DEGs.
Hacia 2010 la mejora en la recaudación tributaria no es suficiente para recomponer un superávit primario consistente con los servicios de la deuda, sin ralentizar la dinámica del gasto primario.
Una estrategia financiera similar a la de 2009 no será posible dado que gran parte de los stocks ya fueron utilizados. En este contexto, se explica la decisión de asignar las reservas al pago de deuda en 2010.
En definitiva, la reciente medida no sólo ratifica que el país cumplirá con sus compromisos externos sino también que el gasto primario continuará creciendo a elevadas tasas, incluso por encima de los ingresos.
El problema no es el aumento del gasto en sí mismo sino cómo se financia cuando supera los recursos corrientes.
Una medida con muchas interpretaciones
El lunes pasado el gobierno nacional anunció la creación del Fondo del Bicentenario para la Estabilidad y el Desendeudamiento compuesto por U$S 6.569 millones de reservas del BCRA. A esto se le sumó, el martes, una nueva moratoria impositiva y previsional que confirma que la necesidad de recursos está en el centro de la agenda económica.
El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) permite la utilización de las reservas de libres disponibilidad del BCRA para el pago de servicios de la deuda pública. La medida ratifica la voluntad de pago de los compromisos asumidos y permitiría en el corto plazo reducir el costo de acceso a nuevo financiamiento.
Sin embargo, surgen diversas interpretaciones sobre el trasfondo de la medida. Por un lado, la creación del Fondo no necesariamente implica utilizar las reservas ya que éstas sólo funcionarían como una garantía. En el otro extremo podría posibilitar un aumento del endeudamiento, ya que se podrían usar estas reservas para cancelar los vencimientos de 2010 sin dejar de colocar nueva deuda en los mercados. De esta forma, serviría para ampliar el monto de recursos disponibles para financiar gasto (reservas + nuevo endeudamiento).
Otra discusión se centra en las cuestiones institucionales (como la pérdida de autonomía del BCRA) o en el rol de las reservas internacionales de libre disponibilidad.
En perspectiva esta medida también puede enmarcarse en lo que a fines del año pasado denominamos como el avance del Estado Nacional sobre los stocks para sostener una política fiscal expansiva .
Recordemos que al momento del estallido de la crisis internacional, el país no tenía acceso a los mercados de crédito, el conflicto por las retenciones móviles había puesto un límite al alza de la presión tributaria y los ingresos se desaceleraban.
El problema de esta estrategia es que tarde o temprano los stocks se agotan y el margen de maniobra se estrecha. Actualmente, sostener un gasto público creciente y que representa más de un tercio del producto, implica mayor endeudamiento externo o avanzar peligrosamente sobre las reservas del BCRA.
Más recursos extraordinarios para sostener el gasto
Cuando se elaboró el Presupuesto para 2009, el contexto –interno y externo– era radicalmente distinto al que finalmente se transitó. El gobierno no esperaba una caída abrupta en la recaudación ni preveía un aislamiento financiero total de los mercados internacionales.
El estallido de la crisis impactó fuertemente en las finanzas públicas por dos frentes. Por un lado, provocó una diferencia de $ 34.000 millones entre la recaudación presupuestada y la efectivamente percibida por la Nación . Por otra parte, el elevado riesgo país impidió realizar las colocaciones presupuestadas ($ 37.000 millones).
Pese a esta fenomenal caída en las fuentes de financiamiento, el gasto primario no se ajustó a la nueva realidad y terminará este año con una suba de 30% i.a., más de $ 15.000 millones por encima de lo que estipulaba el Presupuesto original. Además, el deterioro de las finanzas provinciales gatilló mayores asistencias por parte de la Nación.
En suma, en comparación con la situación esperada en el Presupuesto original, los menores ingresos y los mayores gastos provocaron que se deba cubrir un “bache” de $ 95.000 millones por fuera de los mercados internacionales para sostener el actual nivel de gasto.
Para conseguir esos fondos, en primer lugar el gobierno apuntaló los recursos corrientes: los flujos provenientes de la estatización de las AFJP ($ 13.500 millones) compensaron parte de la recaudación perdida, mientras que la inclusión de las utilidades del BCRA ($ 4.437 millones) y los mayores intereses obtenidos por la ANSES ($ 5.400 millones) abultaron los restantes rubros de ingresos.
Los canjes de Préstamos Garantizados y Bocones, por su parte, despejaron pagos que de otra forma se hubieran realizado este año ($ 6.500 millones).
El resto de los recursos necesarios se consiguió mediante la proliferación de endeudamiento intra-sector público. Las colocaciones de Adelantos Transitorios, letras, uso neto de fondos acumulados en cuentas oficiales (CUT), títulos públicos, reservas (para el pago del BODEN 2012 en agosto) y el financiamiento del Banco Nación le aportaron recursos extraordinarios al Tesoro por $ 54.000 millones.
Finalmente, la inclusión de la asignación de DEGs del FMI como recursos corrientes completan el Programa Financiero para este año, aportando las divisas necesarias para realizar el pago del cupón del PBI (US$ 2.000 millones). Esta inclusión permitirá además mostrar un resultado primario de 1,3% del PBI en 2009.
El uso de stocks como regla
La mejora que esperamos en la recaudación tributaria para 2010 (+24% i.a.) no es suficiente para recomponer por sí sola el superávit primario consistente con los servicios de la deuda, sin ralentizar la dinámica del gasto primario. Por otra parte, realizar una estrategia financiera similar a la de 2009 no es posible dado que gran parte de los stocks fueron utilizados este año.
En este contexto, puede entenderse mejor la decisión de asignar US$ 6.569 millones de las reservas al pago de deuda en 2010.
La conformación de este fondo específico podría enmarcarse en la metodología de utilización de stocks para evitar la moderación del gasto: el monto afectado de reservas coincide exactamente con los vencimientos en moneda extranjera que se presentan el año próximo.
Así, con los vencimientos de deuda en moneda extranjera cubiertos, los recursos corrientes y extraordinarios que se consigan financiarán el gasto primario y los servicios de deuda de largo plazo en pesos ($ 18.000 millones).
Aparte de la recaudación (recurso corriente), entre los ingresos extraordinarios que podrán conseguirse en 2010 figuran el superávit de la ANSES ($ 8.700 millones), de otros entes ($ 3.600 millones), las utilidades del BCRA ($ 11.400 millones) y aumentar el stock de Adelantos Transitorios.
En definitiva, la reciente medida no sólo ratifica que el país cumplirá con sus compromisos externos sino también que el gasto primario continuará creciendo a elevadas tasas, incluso por encima de los ingresos.
El problema no es el aumento del gasto en sí mismo sino cómo se financia cuando supera los recursos corrientes. La utilización de las reservas internacionales debería marcar el límite al avance sobre los stocks internos. Por otra parte, el camino del endeudamiento externo tampoco es deseable a la luz de la historia argentina.
Fuente:Ecolatina especial para La Licuadora.
