El área sembrada total caerá 4% en relación a la campaña anterior. Los más perjudicados serán el trigo, el maíz y el girasol, mientras las hectáreas destinadas a la soja pasaron de representar dos tercios a 73% de la superficie sembrada total estimada para 2009/10.
Las áreas sembradas de trigo caerán 40,2%, de maíz 8,5% y 12,8% de girasol La menor implantación ha estado fuertemente condicionada por la pérdida de capital, la escasa financiación, la inestabilidad regulatoria, la sequía en el período de implantación, y el contexto de incertidumbre.
Los mejores rindes de trigo, maíz y girasol apenas alcanzarán a compensar la menor área sembrada. En este sentido, el aumento de la cosecha se explica casi en su totalidad por las perspectivas de la soja que se estima alcance un nuevo récord de producción: 51 millones de toneladas.
Las exportaciones de los principales cultivos y sus subproductos se elevarán como mínimo –suponiendo precios constantes de 2009- a US$ 16.800 millones, US$ 5.400 millones adicionales respecto del año anterior. Esta cifra representa 26% de las ventas externas de 2010 (proyectadas en US$ 64.000 millones).
Las exportaciones de trigo, maíz y girasol, estarán condicionadas por la menor producción y por el abastecimiento del mercado interno: caerán de US$ 1.900 a US$ 1.200 millones en 2010. Las exportaciones de soja y subproductos de oleaginosas aumentarán de US$ 9.500 a US$ 15.600 millones el año próximo.
Lo más probable es que los precios de las commodities agrícolas aumenten. En este escenario, las exportaciones agrícolas podrían elevarse a US$ 18.800 millones.
En términos de retenciones, de mantenerse las alícuotas actuales, las mejores perspectivas implicarán $ 20.700 millones el año próximo –bajo la hipótesis de mínima-, es decir, se elevarán 66% en relación a 2009. Si los precios crecen el año próximo, los derechos treparían a $ 23.300 millones respecto a 2009.
El agro vuelve a impulsar la economía
En 2010 la economía argentina volverá a crecer, en buena medida por la recuperación de los sectores productivos vinculados con el mercado externo. Entre ellos se destaca el agropecuario, que explicará de forma directa cerca de un tercio del incremento proyectado para el próximo año (2,7% escenario base).
Las buenas perspectivas de la campaña agrícola 2009/10 se apoyan fundamentalmente en una mejora del rendimiento por factores climáticos, ya que la superficie sembrada y la inversión en insumos será menor respecto al ciclo anterior. Esto último responde a aspectos que frenan el potencial productivo del sector -incertidumbre regulatoria, intervención en los mercados, etc.- y a pesar de la lluvia, no corrigieron los problemas de fondo que afectan a la ganadería y la lechería.
Vale destacar igualmente, el impacto positivo que tendrá la cosecha agrícola sobre la economía. El agro impulsa la actividad (directa e indirectamente), las exportaciones y los ingresos del estado. Si bien es verdad que el derrame sobre el empleo es menor que otros sectores, es clave el aporte para recomponer los ingresos en el interior del país.
Sólo por el incremento de la cosecha, la actividad agropecuaria recuperará el próximo año gran parte del terreno perdido (-22% i.a.). Además, dará impulso a otros sectores vinculados, como industria alimenticia, transporte y comercio.
En efecto, los principales productos y subproductos agrícolas generarán en 2010 exportaciones por US$ 16.800 millones, es decir, US$ 5.400 millones más que en 2009, sólo por el aumento de las cantidades. Esta cifra representa 26% de las ventas externas del próximo año (proyectadas en US$ 64.000 millones) y puede agrandarse si los precios mejoran.
Una parte importante de este excedente se canalizará al estado por los derechos de exportación. Sin disminuciones en las alícuotas, las retenciones agrícolas alcanzarán $ 20.700 millones el año próximo, $ 8.200 millones más que lo estipulado para 2009, explicando una importante porción de la recaudación nacional.
Por otro lado, el mayor ingreso esperado de divisas ayudará a relajar eventuales presiones sobre el mercado cambiario. En este sentido, ante una mayor disponibilidad de dólares y en un escenario donde la fuga de capitales aminora, cabe esperar que disminuyan las restricciones que pesan sobre los productos importados, sobre todo de aquellos que no compiten con la producción nacional.
Por último, los ingresos percibidos por el productor permitirán esencialmente contrarrestar las fuertes pérdidas de la última campaña. En muchos casos el incremento de la rentabilidad está comprometido al pago de proveedores que financiaron el inicio de la presente campaña. Vale destacar, que la soja es nuevamente el cultivo estrella del sector.
La soja, líder de la cosecha 2009/10
La campaña 2009/10 registrará una muy buena performance en términos de producción agregada de los principales cereales y oleaginosas: se ubicará en torno de 76,7 millones de toneladas, 36% por encima de la campaña pasada aunque 14% por debajo de 2007/08.
Sin embargo, las estimaciones del área sembrada total exhiben una reducción de 4% en relación a la campaña anterior. Los más perjudicados serán el trigo, el maíz y el girasol, mientras que la soja acaparará una alta proporción de suelos que usualmente se destinaba a los demás cultivos.
Esto da cuenta de la creciente “sojización” de la última campaña: las hectáreas destinadas a la oleaginosa pasaron de representar dos tercios a 73% del área sembrada total estimada para 2009/10.
Las favorables condiciones climáticas de las últimas semanas permitieron una fuerte recomposición de los rindes. De todas maneras, el trigo, el maíz y el girasol apenas alcanzarán a compensar la menor área sembrada.
En este sentido, el aumento de la cosecha se explica casi en su totalidad por las favorables perspectivas de la soja ya que se estima alcance un nuevo récord de producción: 51 millones de toneladas.
Las menores siembras de trigo, maíz y girasol y los menores costos relativos de implantación del poroto de soja, además de ser el último cultivo en sembrarse –lo que posibilita mejoras en las condiciones hídricas-, se plasmaron en un liderazgo de la oleaginosa en los suelos argentinos.
Así, la intención de siembra de soja se eleva 7% respecto de la campaña anterior, alcanzando 19 millones de hectáreas. El único escollo, en principio, será que el rendimiento estaría afectado por la baja calidad de la semilla -por el estrés termo-hídrico de la campaña 2008/09-, aunque se prevé morigerarlo aumentando la densidad de siembra.
Por su parte, la performance de los otros cultivos principales –trigo, maíz y girasol- no es tan alentadora. La producción estimada de trigo para la actual campaña se ubica 8% por debajo de la magra cosecha de 2008/09, la de maíz aumentará 10% y la de girasol 14%.
La siembra de estos cultivos ha estado fuertemente condicionada por la pérdida de capital, la escasa financiación, la inestabilidad regulatoria, la sequía en el período de implantación, y el contexto de incertidumbre.
Como resultado, se estima que las áreas sembradas en 2009/10 caerán: 40,2% en trigo , 8,5% en maíz y 12,8% en girasol. Igualmente, los mayores rindes asociados a las mejores temperaturas y a las lluvias en las etapas de reproducción compensarán las pérdidas por la menor área implantada.
En función de esta desfavorable performance, el gobierno firmó en septiembre un Acuerdo Marco para incentivar la exportación de trigo y maíz, y garantizar el abastecimiento interno. Además, en octubre extendió los plazos de vigencia de los ROE de 45 a 365 días, facilitando la oficialización de las ventas al exterior.
Si bien la intención es relajar la comercialización del trigo y el maíz, el impacto sobre el primero es prácticamente nulo en la actual campaña porque ya finalizó la siembra. En el caso del segundo, podría implicar cierta mejora aunque casi el 60% de la implantación estimada ya está cubierta.
Más dólares comerciales y aliento a la recaudación fiscal
Las perspectivas de una mayor producción primaria de los principales cultivos alienta la mejora en las exportaciones y en las retenciones esperadas para 2010.
Luego de una brutal caída de las exportaciones por la mala campaña 2008/09 y la baja en los precios internacionales de las commodities tras el estallido de la crisis internacional, se prevé que las ventas externas agrícolas se recuperen en 2010. En este sentido, las exportaciones se elevarán como mínimo –suponiendo precios constantes de 2009- a US$ 16.800 millones, US$ 5.400 millones adicionales respecto del año anterior (ver cuadro).
En particular, las exportaciones de trigo, maíz y girasol, estarán condicionadas por la menor producción y por el abastecimiento del mercado interno. En el caso del trigo y el maíz deberán garantizarse 6,5 y 8 millones de toneladas respectivamente, según lo establecido por el gobierno nacional . Por lo tanto, las ventas al exterior de los tres cultivos–a precios de 2009- pasarán de US$ 1.900 millones a US$ 1.200 millones en 2010.
Ahora bien, la cosecha récord de soja y la recuperación de la demanda externa prevista para el año próximo impulsarán el valor de estas exportaciones. En suma, las ventas al exterior de porotos y subproductos –pellets y aceites- de soja y girasol –a precios de 2009- alcanzarán US$ 15.600 millones, es decir US$ 6.100 millones más que en 2009.
El ejercicio anterior supone que los precios de 2010 serán iguales a los de 2009. Pero lo más probable es que los precios de las commodities agrícolas aumenten, por la recuperación de la demanda global, un dólar débil, el alza en el precio del petróleo, y la menor aversión al riesgo de los inversores. En este escenario, las exportaciones agrícolas podrían elevarse a US$ 18.800 millones en 2010.
En términos de retenciones, de mantenerse las alícuotas actuales, las mejores perspectivas implicarán ingresos por $ 20.700 millones el año próximo –bajo la hipótesis de mínima-, es decir, se elevarán 66% en relación a 2009. De este total, 74% es explicado por la performance de la soja y los subproductos. Si los precios crecen el año próximo, los derechos podrían trepar a $ 23.300 millones.
Esta fuente de recursos ayudará a sostener las cuentas fiscales en 2010 que se encuentran fuertemente condicionadas por las necesidades financieras y la presión de los gastos inflexibles a la baja. En este contexto, el incremento de las retenciones agrícolas representa 30% del aumento del gasto público previsto en el Presupuesto Nacional de 2010.
Fuente:Ecolatina.