La contracción monetaria profundiza la recesión

El sistema financiero local es poco vulnerable a situaciones de stress como las experimentadas a fines del año pasado. No obstante, por la elevada incertidumbre local, los bancos sea han comportado de manera precautoria asegurándose un amplio colchón de liquidez. En este sentido, el ratio de liquidez de los primeros cinco meses del año se ubica en torno de 22,8%, más de 3 p.p. por encima del mismo período de 2008. Se observa que a diferencia de otros escenarios recesivos el sistema financiero se encuentra bien parado para sobrellevar eventuales turbulencias.

En contextos de elevada incertidumbre como los actuales es deseable que los bancos generen un colchón de liquidez. Obviamente, más deseable aún es que esa masa de recursos se destine al crédito pero esto no será posible sin un marco macroeconómico adecuado.
 Si bien el parate en la actividad económica enfría la demanda transaccional de dinero, la principal causa de la contracción es la fuga hacia activos refugio de valor como el dólar. En otros términos, los agentes se desprenden de los pesos excedentes. Esta dinámica sólo se observa en contextos recesivos como durante la crisis del tequila (1995) y con el estallido de la convertibilidad (2001).
 Dentro del sistema financiero, esto refleja en la dinámica opuesta entre los depósitos a plazo del sector privado en pesos y en dólares. Estos últimos crecieron 56,7% i.a. en mayo de 2009 mientras que las colocaciones en moneda local caen 2,5% i.a. –en términos nominales–.
 Además, la contracción monetaria se observa en la dinámica del M2 privado en pesos –circulante más depósitos a la vista– que se desacelera rápidamente: pasó de crecer 20% i.a. en mayo de 2008 a 2,3% i.a. en el mismo mes de este año. Más aún, en términos del PBI, el agregado M2 se ubica por debajo del promedio de los últimos cinco años.
 El sistema financiero local cuenta con elevados niveles de liquidez, sostenida solvencia y rentabilidad adecuada. Esto hace que los Bancos no sean el foco del problema. El problema principal es la desconfianza que genera la dolarización de cartera y resta recursos que podrían ser destinados al crédito o la inversión. Es por ello que restablecer la confianza debe ser visto como una prioridad; como un primer paso necesario para sacar a la economía de la recesión.

Con liquidez de sobra
La situación de incertidumbre en torno del sistema financiero internacional persiste y los gobiernos centrales continúan interviniendo activamente. El objetivo de fondo sigue siendo sanear las estructuras de capital como primer paso necesario para poder reactivar el circuito crediticio.
El sistema financiero local, en cambio, ha sufrido un menor impacto en comparación a otras regiones. Su reducida profundidad lo hace menos vulnerable a situaciones de stress como las experimentadas a fines del año pasado.
Igualmente, los bancos sea han comportado de manera precautoria asegurándose un amplio colchón de liquidez. Esto responde, fundamentalmente, al contexto de elevada incertidumbre en el ámbito local.
En este sentido, el ratio de liquidez de los primeros cinco meses del año se ubica en torno de 22,8%, más de 3 p.p. por encima del mismo período de 2008.
La mayor liquidez surge de una actitud cauta de los bancos pero también de una menor demanda crediticia. En efecto, el ritmo de la expansión de los préstamos pasó de 42% en mayo de 2008 a 12,5% en el mismo mes de este año.
La particular dinámica entre la oferta y la demanda crediticia se refleja en la ampliación del spread entre tasas activas y pasivas de interés. Pasó de 283 p.b. en mayo de 2008 a 743 p.b. en mayo de este año. Esto indica que las entidades no tienen incentivos para captar más depósitos, por esto no elevan las tasas de interés pasivas, y tampoco tienen necesidad de prestar por lo que no reducen las activas.

Además, la ampliación del spread implica un mayor margen financiero que le permite a los bancos compensar la reducción en el volumen de intermediación de los últimos meses. De hecho, el margen financiero respecto de los activos se elevó de 6,7% en los primeros tres meses de 2008 a 8% en el mismo período de 2009, y el resultado (ROA) pasó de 1,9% a 2,1%.
Por otro lado, el sistema financiero aún mantiene favorables niveles de solvencia. En este sentido, el patrimonio neto consolidado acumula un crecimiento de 12,4% i.a. en los primeros cuatro meses del año, expandiéndose por encima del ritmo de 2008 (+10,6% i.a.).
Además, la integración de capital supera ampliamente el mínimo exigido internacionalmente (8%): alcanzó 17,2% en marzo de 2009, levemente superior al 16,8% del mismo mes del año anterior.
Cabe destacar que si bien los cargos por incobrabilidad se mantienen en niveles bajos, continúan creciendo: la irregularidad de la cartera privada trepó a 3,2% en marzo de 2009, superior al 2,6% del mismo mes del año anterior.
De esta forma, se observa que a diferencia de otros escenarios recesivos el sistema financiero se encuentra bien parado para sobrellevar eventuales turbulencias. En contextos de elevada incertidumbre como los actuales es deseable que los bancos generen un colchón de liquidez. Obviamente, más deseable aún es que esa masa de recursos se destine al crédito pero esto no será posible sin un marco macroeconómico adecuado.
La contracción monetaria un indicador de la crisis
A pesar de la elevada liquidez del sistema financiero, la economía en su conjunto presenta una contracción monetaria. Esto significa que el dinero en circulación para sostener los niveles de gasto e inversión de los distintos agentes se reduce. En otros términos, los agregados monetarios caen en términos de PBI.
Si bien el parate en la actividad económica enfría la demanda transaccional de dinero, la principal causa de la contracción es la fuga hacia activos refugio de valor como el dólar. En otros términos, los agentes se desprenden de los pesos excedentes. Esta dinámica sólo se observa en contextos recesivos como durante la crisis del tequila (1995) y con el estallido de la convertibilidad (2001).
Dentro del sistema financiero, esto se ve reflejado en la dinámica opuesta entre los depósitos a plazo del sector privado en pesos y en dólares. Estos últimos crecieron 56,7% i.a. en mayo de 2009 mientras que las colocaciones en moneda local caen 2,5% i.a. –en términos nominales–.
Además, la contracción monetaria se observa en la dinámica del M2 privado en pesos –circulante más depósitos a la vista– que se desacelera rápidamente: pasó de crecer 20% i.a. en mayo de 2008 a 2,3% i.a. en el mismo mes de este año. Más aún, en términos del PBI, el agregado M2 se ubica por debajo del promedio de los últimos cinco años.
Esto se condice con el comportamiento de los índices de confianza, que exhiben una brusca desaceleración respecto del primer trimestre de 2008: el índice general de expectativas económicas cae 28%, el de confianza al gobierno 36% y el de confianza del consumidor 23% .

La contracción monetaria –asociada a la recesión económica– se exacerba en un contexto de expectativas negativas, debilitando la moneda local. Para peor, el dólar se ha vuelto redituable y las tasas de interés de los depósitos no aumentan.
Los incentivos no favorecen al peso: colocar un plazo fijo en moneda local en los últimos 60 días tuvo una rentabilidad de 1,7%, mientras que el dólar subió 2,1% en el mismo período.
En contrapartida, la fuga hacia el dólar del sector privado alcanzó US$ 5.700 M en el primer trimestre. En abril y mayo, aún con un ingreso de divisas comerciales muy elevado (en torno de US$ 4.500), las reservas internacionales se mantuvieron prácticamente sin variaciones.
En síntesis, el sistema financiero local cuenta con elevados niveles de liquidez, sostenida solvencia y rentabilidad adecuada. Esto hace que los Bancos no sean el foco del problema. El problema principal es la desconfianza que genera la dolarización de cartera y resta recursos que podrían ser destinados al crédito o la inversión. Es por ello que restablecer la confianza debe ser visto como una prioridad; como un primer paso necesario para sacar a la economía de la recesión.

Fuente:Ecolatina especial para La Licuadora.

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