Definir a Jorge Guinzburg no resulta fácil. Periodista, conductor, guionista, humorista. Su ductilidad lo llevó casi por todos los recovecos profesionales de los medios. Entrevistador sagaz, incisivo, pero al mismo tiempo simpático, fue una marca que instaló desde sus primeros programas. Pero tenía dos cualidades que lo diferenciaban de los demás: era inteligente e informado.
El problema radica en que hay que usar el verbo en pasado. Murió esta mañana en una clínica de Buenos Aires, a los 58 años. Desde hace unos días estaba internado en Mater Dei con diagnóstico de infección pulmonar. Allí estaba acompañado por su mujer, Andrea Stivel, y sus dos hijos: Sasha, de 19, e Ian, de 17.
Cuando tuvo que explicar su enfermedad, en una entrevista contó: «Es consecuencia de un tema histórico , mi viejo problema bronquial. Un resabio de mi infancia que cada tanto, me juega una mala pasada. Y este año (2007) me afectó más que de costumbre».