Moreno en su mundo perfecto

Dom 25 08:14 hs.-La historia está saturada de fallidos experimentos de ingeniería social y de frustrados proyectos políticos de laboratorio. Sin embargo, la sucesión de fracaso no impide la recurrente apareción de gobernantes que se ilusionan e ilusionan con ser los arquitectos del mundo perfecto. Es lo que le pasa al kirchnerismo desde que entregó el control de la economía (y algo más) a su chamán Guillermo Moreno.

Anclado en un universo que se extinguió hace ya muchos años, el Gobierno sueña con aislar los peligros que acechan al modelo como a virus en un laboratorio. Es la negación del pensamiento sistémico que el secretario de Comercio personifica administrando remedios sin reparar en los efectos colaterales de sus recetas. Globalización, complementación e interdependencia son conceptos ajenos a ese planeta.

Obsesionado con el alza de precios, decidió destruir el Indec, pero no sólo no logró frenar la inflación sino que privó al propio Estado de estadísticas serias para adoptar políticas públicas, alejó un poco más al país del mundo y abrió paso a una economía paralela donde hasta el salario de la Presidenta se rige por los números de las consultoras a las que se persigue con la Justicia y la policía.

Descontrolado por el déficit de la balanza comercial y la escasez de dólares, Moreno prohíbe importaciones según su humor y sus particulares cuentas, sin advertir que dinamita los pilares del modelo que el Gobierno dice construir.

A la idolatrada industria nacional cada vez le faltan más insumos para producir y exportar; a los consumidores les faltan bienes para consumir; a los enfermos les faltan remedios; a los médicos y centros de salud les faltan instrumentos actualizados de diagnóstico; al mercado le faltan bienes para satisfacer la demanda, lo que provoca más inflación y, finalmente, a los argentinos empieza a escasearles la tolerancia, alterando el humor social.

Sólo algunos «empresarios» amigos se benefician con una promoción fiscal destinada a generar una seudo o parcial producción nacional en Tierra del Fuego que drena tantos o más dólares que antes, que priva a los consumidores de acceder a bienes más modernos o de mayor desarrollo tecnológico, que no abarata los precios y que, al mismo tiempo, instiga al contrabando hormiga (y no tanto) y que, finalmente, escamotea al fisco preciosos ingresos.

Ilusionado con la protección artificial de los ingresos, el Gobierno congeló las tarifas de los servicios y repartió subsidios descontroladamente sin preocuparse por la caída de las inversiones ni por la calidad de las prestaciones que diariamente padece toda la población.

Todos, hasta el más irracional de los científicos, podían preverlo. Menos los aprendices de brujo. Enfrascado en sus probetas, Moreno sigue sin advertir todavía que no sólo no logra aislar los virus que lo desvelan, sino que los reproduce y los esparce fortalecidos. El pensamiento sistémico se ha vuelto destituyente. ¿Analizará el Gobierno aplicarle la ley antiterrorista?

Fuente:La nacion.

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