Con la salida de Martín Redrado del Banco Central, el Gobierno volvió al punto de partida para el debate por el uso de reservas destinados al pago de vencimientos de la deuda, aunque la posible incorporación en el paquete de un plan de inversión federal terminó por seducir a casi todos los mandatarios provinciales, necesitados también de cubrir sus baches económicos.
Para que el DNU que creó el Fondo del Bicentenario quede destrabado en la Justicia, el Ejecutivo necesita la mitad más uno de los votos en una de las dos Cámaras del Congreso, por lo que apuesta al Senado, donde tiene mayor respaldo y los gobernadores juegan un rol clave.
Según las cuentas que realizan en la Casa Rosada, unos 19 gobernadores comprometerían su apoyo y el de sus legisladores al proyecto, a pesar de que no en todos los casos es posible la obediencia directa de los representantes en el Congreso.
De esta forma, a partir del 3 de marzo próximo el oficialismo lograría contrarrestar la segura embestida de la oposición en el Congreso -especialmente en Diputados- para congelar la iniciativa o directamente sepultarla.
En el arranque, Néstor Kirchner habló con dos gobernadores aliados clave: el de Buenos Aires, Daniel Scioli, y el del Chaco, Jorge Capitanich, quienes apoyaron la idea y comenzaron a trabajar en consecuencia.
Así, en los días siguientes se sumaron gobernadores del PJ, como José Luis Gioja (San Juan), Daniel Peralta (Santa Cruz), Celso Jaque (Mendoza), Oscar Jorge (La Pampa), José Alperovich (Tucumán), Sergio Urribarri (Entre Ríos), Gildo Insfrán (Formosa), Walter Barrionuevo (Jujuy), Luis Beder Herrera (La Rioja) y Maurice Closs (Misiones).
Pero, también, con diferencias, Kirchner ya habría logrado el apoyo de gobernadores peronistas críticos como Juan Manuel Urtubey (Salta) y Juan Schiaretti (Córdoba) y de no justicialistas como Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Eduardo Brizuela del Moral (Catamarca), Miguel Saiz (Río Negro), Jorge Sapag (Neuquén) y Fabiana Ríos (Tierra del Fuego).
Un caso aparte es el de Hermes Binner, que lanzó declaraciones ambiguas avalando el pago de los vencimientos de la deuda con reservas pero reclamando atención a la deuda interna del país, lo que fue entendido por el oficialismo como un apoyo implícito.
Sin embargo, el Partido Socialista liderado por Rubén Giustiniani ya anticipó su postura en contra, en coincidencia con sus socios de la oposición, lo que pareció acomodar el frente nuevamente en la vereda opositora a la Casa Rosada a pesar de las necesidades financieras de Santa Fe.
Un caso particular es el del senador radical Eugenio «Nito» Artaza, que marcó distancia del gobernador de Corrientes, Ricardo Colombi, y se alineó a la UCR nacional para anunciar su rotundo rechazo al Fondo.
Mientras todos esperan conocer más detalles de la propuesta de financiamiento, por la que se liberarían partidas para obras públicas y atención fiscal a las provincias, quienes por el momento quedarían afuera serían los mandatarios disidentes de San Luis, Alberto Rodríguez Saá; y de Chubut, Mario Da Neves.
De hecho, San Luis cargó ante la Justicia con un amparo contra el decreto de Cristina Kirchner que ordenó usar reservas del Banco Central para crear el Fondo del Bicentenario, aunque fue finalmente rechazado por la Corte Suprema.
En tanto, los siete legisladores nacionales justicialistas de Chubut (entre ellos los senadores Marcelo Guinle y Graciela Di Perna) se comprometieron a gestionar y efectuar los reclamos correspondientes a la Nación para el envío de fondos retrasados para el financiamiento de obras públicas, tras una reunión mantenida este martes con Das Neves en la Casa de Gobierno provincial.
A pesar de estar también en la vereda de la oposición, la gobernadora fueguina Fabiana Ríos (ARI) destacó este miércoles que la creación del Fondo del Bicentenario permitirá «financiar el funcionamiento del Estado, las obras de infraestructura y cancelar las deudas».
Incluso, en un pronunciamiento de fuerte contenido político que fue cuestionado por su jefa política, Elisa Carrió, la gobernadora consideró que el Congreso puede decir «sí o no» al Fondo del Bicentenario, pero advirtió que si niega esa posibilidad «tendrá que buscar otras alternativas, porque lo que no se puede hacer es dejar al país sin financiamiento».
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