Se ha demostrado, por ejemplo, que la influencia de la luna es real a efectos científicos, afecta a las mareas y altera las emociones, provocando en ocasiones efectos fisiológicos. Sin embargo no está demostrado que nacer bajo la influencia de un signo zodiacal u otro tenga efectos similares. Aún así millones de personas de todas partes del mundo confían en su horóscopo hasta el punto de tomar decisiones en base a lo que indique diariamente la pequeña profecía. En realidad, estaríamos catalogando lo que puede sucedernos en un total de doce variables, es decir los doce signos zodiacales existentes. La profecía no es tan personalizada, al fin y al cabo.
Por otra parte, a los números también se les atribuye mucha simbología. En este caso, lo que se tiene en cuenta es la estadística de cómo unos números se han repetido a lo largo de la historia y se han asociado a diferentes hechos determinantes. Es innegable que números como el 7, el 12 o el 13 están irremediablemente presentes en muchas de las cuestiones esenciales que mueven el mundo, por eso tantas personas siguen la numerología. También hay quienes hacen de un número su auténtico amuleto porque, en la historia de su propia vida, este ha sido el número que ha regido gran parte de sus eventos señalados. De hecho, algunas personas los usan para seleccionar números de lotería, aunque también las indicaciones del horóscopo son responsables de muchas de estas decisiones.
¿Y qué hay acerca de los sueños? Se distinguen del resto de motivaciones a la hora de tomar decisiones de esta índole porque cada vez más a menudo se les está atribuyendo una base científica. Al menos, en las terapias relacionadas con la psique se les da mucha importancia, y son sometidos a estudio por toda la información que pueden brindar. Aunque no se trate de premoniciones, sí que nos dan muchas referencias de lo que a nivel subsconciente una persona desea o teme, de lo que puede llegar a ser capaz, de lo que en el pasado le afectó sin que llegase a percatarse. Los sueños por tanto ayudan a muchas personas a tomar decisiones de peso. Tal vez no tienen la respuesta exacta, pero dan muchas pistas acerca de lo que puede funcionar.
Los sueños, los horóscopos, los amuletos, los números de la suerte, en realidad pueden convertirse en catalizadores, en impulsores que nos den el último empujón para tomar decisiones que ya estaban latentes, para hacer cosas de las que no nos sentimos del todo capaces pero que con este “presagio” nos sentimos lo suficientemente valientes para abordar de manera más resolutiva. Si alguno de estos ítems tiene el suficiente poder para hacer que nos lancemos, es que la decisión va bien encaminada, al menos por norma general. Estadísticamente, si nos fiamos de este tipo de recursos en la toma de decisiones, es porque tampoco tenemos mucho que perder, pero sí algo que ganar, algo que tal vez sin este impulso no habríamos intentado obtener. Tal vez, entonces, no sea una locura dejarse llevar por este tipo de señales. A fin de cuentas, llevamos siglos haciéndolo, y el mundo no parece tener intención de parar.