El también especialistas en nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) repasó que “Hace 130 años, la sanción de la Ley que conocemos como Sáenz Peña postulaba el voto universal, secreto y obligatorio. Hay investigaciones, hay experiencias, hay antecedentes, que aseguran y estamos convencidos de eso, de que el votante que se acerca a emitir su voto puede ver vulnerada su voluntad o intención de voto. En los últimos meses hubieron muchas afirmaciones sosteniendo lo maravillosa que es la implementación de herramientas tecnológicas: pero no puede hacerse en cualquier lado, como un acto comicial”.
A su vez, Temari especificó que “La Boleta Única Electrónica no es un temita de una impresora nomás y listo. En todo sistema hay dos grandes componentes: uno lógico que es el software, al que uno le da instrucciones a través del componente físico, que es el hardware. Sin el componente físico, el lógico no funciona, ni viceversa. El software, aparte, tiene que tener un sistema operativo, que en estos casos por lo que pudimos ver es Linux, que es un software libre”.
Por último, el presidente de GEN afirmó que “Hay muchísimos en los que el mundo dio para atrás con el voto electrónico: hubo países como Holanda o Alemania que implementaron este sistema y al tiempo tuvieron que desandar el camino porque se dieron cuenta que el ciudadano pierde posibilidad de controlar que su voto fue reflejado fielmente; los fiscales y presidente de mesa no pueden auditar ni saber a todo momento con exactitud que el sistema funciona adecuadamente. En Holanda, por ejemplo, se pudo demostrar que a veinticinco metros se podía modificar o alterar el voto mediante sistema de radiofrecuencia, que es el que intercepta el voto que quedó grabado en el chip y que es el que se utiliza en realidad para contar vacas, no votos”.