Por otro lado, los desequilibrios globales no se han modificado, aunque la dinámica fue dispar entre Asia y América Latina. Mientras que Asia acumuló reservas con superávit de cuenta corriente, América Latina, víctima de la “guerra de monedas”, lo hizo mediante el ingreso de capitales.
Sumado al mayor proteccionismo, la menor demanda europea de productos asiáticos podría traer aparejada en América Latina una avalancha de importaciones desde Asia. Todo esto abrió una ventana de oportunidad a los países de la región para proteger la producción nacional.
Ante el recrudecimiento de la crisis europea, que ya impacta en la actividad de la región, los miembros del MERCOSUR acordaron en la reciente Cumbre ampliar la lista de excepciones al Arancel Externo Común y aplicar por un año a los productos seleccionados tarifas superiores –sin superar el tope de 35%–.
El objetivo pasa, principalmente, por evitar una eventual invasión de productos asiáticos como resultado de la menor demanda europea. Las compras externas a los principales proveedores asiáticos representan actualmente 31% de las importaciones totales de Brasil y 25% de las argentinas.
En el caso brasileño, las compras a países asiáticos ganaron 6 p.p. de participación en detrimento del MERCOSUR y de la Unión Europea (UE), que perdieron 1 p.p. y 2 p.p., respectivamente. En Argentina, la participación dentro de las compras externas provenientes de Asia ganó 4 p.p., en contraposición con la pérdida de 6 p.p. del MERCOSUR y de 1 p.p. de la UE.
En ambos países preocupa principalmente el fuerte incremento de los productos asiáticos en la participación de las compras externas, en particular de China y Corea del Sur. Tanto en Brasil como en Argentina, las importaciones de productos chinos y coreanos crecieron al doble o más que las compras totales.
La respuesta de los países del bloque a los posibles efectos de la crisis será una intensificación del proteccionismo, lo que implicará una caída en el intercambio comercial extra-MERCOSUR.
El proteccionismo como respuesta al menor crecimiento
La perspectiva global de crecimiento plantea importantes interrogantes de cara a 2012. Las mayores dudas están concentradas sobre la actividad en la Eurozona, que según la OECD ya se encuentra en recesión. En este sentido, los riesgos de un freno de la economía mundial han aumentado significativamente.
Es sabido que cuando el crecimiento global desaparece o se estanca, las políticas proteccionistas ganan terreno, agudizando el efecto de la caída del nivel de actividad sobre el comercio exterior. La crisis financiera internacional desatada a fines de 2008 no fue la excepción: el PBI mundial se contrajo 0,7% en 2009, mientras que el volumen comerciado cayó 10,7%.
Si bien no esperamos un escenario de actividad tan adverso como el registrado tras la caída de Lehman Brothers, el crecimiento mundial marcaría al menos una desaceleración en 2012. En este contexto, el comercio internacional estará caracterizado por más países con vocación de vender sus productos en el exterior que de comprarlos, lo que incentiva la adopción de nuevas medidas proteccionistas.
En efecto, ya en el tercer trimestre del año se observaron señales claras en ese sentido. Los relevamientos preliminares de Global Trade Alert (GTA) indican que durante ese período las decisiones de tinte proteccionista se habrían ubicado en un valor similar al del primer trimestre de 2009, lapso que concentró la mayor cantidad de medidas restrictivas al comercio desde el estallido de la crisis. Más aún, entre julio y septiembre de 2011, por cada medida tendiente a liberar el comercio se aplicaron tres de carácter proteccionista.
Además, de cara al futuro, debe tenerse en cuenta que la crisis pasada prácticamente agotó la capacidad de los países de implementar políticas contra cíclicas (en especial de carácter fiscal), por lo que frente a un eventual recrudecimiento del contexto mundial, las medidas proteccionistas podrían ganar todavía más peso.
Vale puntualizar que este incremento en el sesgo defensivo del comercio internacional se da en un contexto donde los desequilibrios globales (acumulación de fuertes superávits y déficits entre regiones) no se han solucionado.
En particular resulta interesante analizar la dinámica que siguieron los países latinoamericanos con relación a Asia. Tal como muestra el siguiente cuadro, ambas regiones consiguieron acumular importantes reservas internaciones en el período pos-crisis. Sin embargo, el patrón de acumulación de divisas resultó dispar.
Mientras que en Asia las reservas crecieron de la mano del superávit de cuenta corriente, en América Latina se dio por el ingreso de capitales, a contramano de lo que había ocurrido en el período pre-crisis (2003-2007). En efecto, el resultado de cuenta corriente se redujo 2,5 puntos porcentuales del PBI, pasando de un superávit de 1% del PBI a un déficit de 1,5% del PBI.
La contracara de este proceso se refleja en la dinámica del tipo de cambio real en cada región, en un contexto de “guerra de monedas”. En este sentido, en los últimos dos años, la apreciación real en Brasil, por ejemplo, superó el 24%, mientras que en China fue de apenas 3,5%.
Asimismo, para 2012, la menor demanda europea de productos asiáticos podría traer aparejada en América Latina, una avalancha de importaciones desde Asia, agudizando el déficit de cuenta corriente y afectando la producción latinoamericana.
Esta situación, en el marco de un mundo que ya muestra signos de creciente proteccionismo, abrió una ventana de oportunidad a los países de la región (en especial al MERCOSUR) para un eventual incremento en los aranceles u otro tipo de medidas tendientes a proteger la producción nacional.
El “blindaje” de Argentina y Brasil
En la reciente Cumbre del MERCOSUR realizada en Montevideo los presidentes del bloque acordaron ampliar la lista de excepciones al Arancel Externo Común (AEC). El objetivo es que cada país miembro elija cien productos a los cuales aplicarle tarifas superiores al AEC por un año –sin superar el tope del 35%– para proteger sectores locales “por razones de desequilibrios comerciales derivados de la coyuntura económica comercial” (Decisión 39/11; Consejo del Mercado Común).
Esta decisión fue impulsada principalmente por Brasil y Argentina, ante el recrudecimiento de la crisis europea, que ya impacta en la actividad de ambas economías.
En el país vecino ya se perciben signos de estancamiento. Se espera que 2011 concluya con una expansión del producto de 3% i.a. cuando a comienzos del año se proyectaba un crecimiento de 4,5% i.a. Esto se debe, principalmente, a la caída de la industria manufacturera. En efecto, desde el máximo del año alcanzado en marzo, la actividad fabril descendió 5%.
En Argentina, también comenzó a vislumbrarse una desaceleración del crecimiento, especialmente en la industria que depende en gran medida del desempeño brasileño. De hecho, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central de la República Argentina se espera un incremento del PBI de 6,4% i.a. para el cuarto trimestre, bastante por debajo de la expansión acumulada en los primeros nueves meses del año (+9,4% i.a.).
Vale destacar que en ambos países se observó en los últimos meses una mejora del resultado comercial respecto de lo registrado en 2010. En Brasil, entre enero y noviembre el saldo comercial mejoró 75% i.a. producto de una fuerte contracción de las importaciones. Si bien en Argentina el superávit acumula una caída de 13% i.a., en los últimos tres meses se verificó una mejora del resultado por una fuerte desaceleración de las compras al exterior. Estas pasaron de crecer 38% i.a. en los primeros 8 meses del año, a promediar 23% i.a. entre septiembre y noviembre.
En ambos casos, los países tomaron medidas específicas que apuntaron a reducir el aumento de las importaciones. Tanto Argentina como Brasil aplicaron trabas a los productos provenientes del exterior ya sea mediante Licencias No Automáticas (LNA) o a través de mecanismos no convencionales.
Tal como comentáramos anteriormente, el motivo principal de elevar los aranceles por encima del AEC pasa, principalmente, por una eventual invasión de productos asiáticos como resultado de la menor demanda europea. Las compras externas a los principales proveedores asiáticos representan actualmente 31% de las importaciones totales de Brasil y 25% de las argentinas.
Pero más importante que la foto es la película: en el caso brasileño, las compras a países asiáticos ganaron 6 p.p. de participación en detrimento del MERCOSUR y de la Unión Europea (UE), que perdieron 1 p.p. y 2 p.p., respectivamente. En Argentina, la participación dentro de las compras externas provenientes de Asia ganó 4 p.p., en contraposición con la pérdida de 6 p.p. del MERCOSUR y de 1 p.p. de la UE.
Brasil ya adoptó trabas al ingreso de automóviles que no provengan del MERCOSUR con el objetivo de frenar, principalmente, las compras a China y Corea del Sur, los países que ganaron mayor participación en las importaciones brasileñas en los últimos 5 años. Las compras de productos chinos más que se cuadruplicaron entre 2006 y 2011 (crecieron 313%, el doble que las importaciones totales) y las de bienes provenientes de Corea del Sur más que se triplicaron en el mismo período (217%).
El caso argentino es similar. El ingreso de productos chinos y coreanos más que se triplicó entre 2006 y 2011: creció 249% y 246%, respectivamente, el doble que el incremento de las importaciones totales (+123%) en dicho período.
De acuerdo a lo pactado en la reciente Cumbre del MERCOSUR, la respuesta de los países del bloque a los posibles efectos de la crisis será una intensificación del proteccionismo, lo que implicará una caída en el intercambio comercial extra-MERCOSUR. En la crisis pasada, el total comerciado (la suma de importaciones más exportaciones) por Argentina y Brasil disminuyó 30% i.a. y 28% i.a., respectivamente.
Fuente:Ecolatina.
Especial para La Licuadora.