Violencia de género: persecución sin límites

Argentina 28/04/2025.- El increíble caso del agresor que acosa a la abogada Norma Igoa Bellini por haber defendido a su ex pareja.

La historia de Norma Igoa Bellini no es solo una muestra del costo personal de ejercer el derecho en defensa de las mujeres. Es también la crónica de un Estado ausente, de una Justicia que elije mirar para otro lado y de una impunidad que se mantiene inalterable desde hace más de cinco años y  la obligó a salir a los medios a contar su caso.

Todo comenzó en septiembre de 2019, cuando Bellini, abogada con más de cuatro décadas de trayectoria en Tribunales, tomó la defensa de una mujer víctima de violencia de género en la Ciudad de Buenos Aires. Su representada había denunciado a su ex pareja, Diego Martín Siciliano, por violencia doméstica, amenazas, incumplimiento del régimen de visitas y de la cuota alimentaria. Pero lo que la abogada desconocía era que al aceptar ese caso, su vida entera iba a cambiar para siempre.

Escalada sin freno. El 9 de octubre de 2020 fue el primer indicio. Mientras Igoa Bellini manejaba, una de las ruedas de su vehículo se desprendió en plena marcha. Un camionero que la auxilió le advirtió que los bulones estaban flojos de forma intencional. A los pocos días, el baúl de su auto apareció violentado y abollado. El mensaje estaba claro.

A partir de allí, comenzó una secuencia de más de veinte ataques. Vidrieras rotas, grafitis amenazantes, autos de su familia dañados, llamadas intimidantes, seguimientos, sabotajes mecánicos, e incluso la colocación de una bomba casera (una molotov) en la entrada de su estudio jurídico, que afortunadamente no llegó a estallar. «Fue como vivir una guerra silenciosa. Una persecución constante, solapada, pero meticulosa», relata Bellini a NOTICIAS, con la serenidad de quien ya ha llorado todo. “Lo extraño de todo era que esta persona estaba a derecho, pero a medida que yo avanzaba en la causa de mi defendida y lograba que no se vinculara con la hija y se mantuviese alejada de la madre, arremetía contra mí de manera descontrolada”.

Para Norma no hay dudas: detrás de cada ataque que recibe desde hace tres años, estuvo Diego Martín Siciliano, el mismo hombre que su clienta había denunciado. «Nunca me habían hostigado por defender a una víctima. En este caso, el victimario trasladó su violencia hacia mí. Buscó quebrarme, amedrentarme. Y lo peor: lo hizo durante años, sin que nadie lo detuviera», denuncia la abogada. Y detalla: “Debe creer que se separó por mi culpa, que no ve a su hija por mi culpa, pero la pericia psiquiátrica le sigue dando mal”.

Siciliano, según pudo comprobar la Justicia, violó reiteradamente las órdenes de restricción de acercamiento. Llegó a aparecer en la vereda de la casa de Igoa Bellini, la siguió a eventos familiares, mandó mensajes donde revelaba detalles íntimos de su entorno. “Sabía dónde estaba mi nieta, a qué escuela iba, qué días tenía actos. Esa clase de cosas no son casualidad. Son amenazas”, explica la abogada, aún con tono contenido.

Indiferencia jurídica. Pero si hay algo que agrava la situación de Igoa Bellini es la falta total de respuestas por parte de la Justicia. A pesar de los múltiples pedidos de medidas de prueba por parte de la fiscalía, como geolocalizaciones, peritajes, e incluso allanamientos, la jueza Alejandra Dotti denegó sistemáticamente cada uno. “No autorizó una sola diligencia relevante. Dijo que eran invasivas, que no había elementos suficientes, cuando yo presentaba fotos, videos y testimonios. Es inexplicable. Nunca vi algo así en cuarenta años de ejercicio profesional”, sostiene. Incluso después de que la abogada renunciara a la defensa de su clienta en 2022, los ataques no cesaron. “Lamentablemente pensé que alejarme del caso lo detendría. Pero no. Sigue allí, en la sombra,  acechando. No era una cuestión legal, era personal. Me convertí en su nuevo blanco”, explica. Y agrega, con una angustia apenas disimulada: “Cada navidad, cada cumpleaños, cada reunión familiar estaba teñida de miedo. Nadie en mi familia podía vivir tranquilo. Yo creo que si mis vecinos pudieran comprarme otra casa para que me vaya lo harían, porque no les gusta tener custodia policial en la entrada de mi edificio y menos en los pasillos”.

El juicio oral contra Siciliano, previsto para el 17 de febrero de este año, fue suspendido por la renuncia de su abogado defensor. Una estrategia que, para Igoa Bellini, forma parte del manual de dilación habitual en este tipo de casos. Ahora, la nueva fecha fue fijada para este 29 de abril, ante el Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N°12, a cargo del juez Juan Manuel Neumann. La fiscalía estará representada por José Sylvié, de la Fiscalía N°10. “Espero que por fin se haga justicia. No pido revancha. Solo que alguien diga que esto no está bien. Que vivir con miedo durante cinco años no puede ser gratis para nadie”, concluye la abogada.

El caso de Norma expone la indefensión en la que pueden quedar incluso quienes deben proteger a las víctimas. Mientras tanto, Bellini sigue yendo a su estudio, aunque ahora lo hace con cámaras de seguridad, protocolos personales de protección y la certeza de que, incluso con la ley de su lado, sigue desprotegida.

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