Tal vez así, sumando cuestiones puntuales, podremos hacernos
una composición de lugar sobre la estima que tienen quienes nos
gobiernan sobre los asuntos fueguinos.
Todo lo que prometieron lo traicionaron. Todo lo que nos vendieron
fue humo. Igual que como con el caso $Libra: todo fue un engaño
para concentrar riqueza rápidamente a costa de empobrecer cada
vez más a los ingenuos que confiaron en quien los invitó a la timba.
Dijo el Ministro de Desregulación y Transformación del estado que
Tierra del Fuego tiene todo para transformarse en Disney. Ese es el
concepto que este innombrable tiene de nuestra provincia y su
gente: convertirla en un lugar donde la riqueza no se genera sino se
despilfarra en vanidades.
Pero vamos al detalle: El Fondo Fiduciario para la Ampliación de la
Matriz Productiva Fueguina, compuesto por recursos que aportan
las empresas radicadas en la provincia, está paralizado y, según el
Jefe de Gabinete de Ministros, “con varios proyectos en estudio”
que ya llevan dos años.
Todo ese dinero puesto por la Industria
Fueguina para aportar a su propia reconversión se lo encanutaron.
La Industria Textil fueguina, que fue deliberadamente excluida de
toda posibilidad de readaptación, quedó absolutamente
desmantelada y sus empleados despedidos en la calle.
El convenio firmado entre los representantes de la Industria
Fueguina y el gobierno nacional para el mantenimiento de las
condiciones de trabajo y la estabilidad del empleo en las fábricas
hasta el 31 de diciembre no fue respetado ni un sólo día. Bastó su
firma para que en menos de 24 horas comenzara una seguidilla de
suspensiones y despidos que hoy llena a nuestra gente de angustia,
tristeza y rabia.
Jamás el gobierno de Milei autorizó a que la provincia se endeude
para poder solventar, a nuestra propia costa, la grave crisis eléctrica
y de seguridad que tiene a los fueguinos con los nervios de punta.
A esto le debemos sumar el desmonte prácticamente absoluto de la
estructura de Vialidad Nacional que hace cada vez más peligrosa la
comunicación por vía terrestre en la provincia poniendo al borde del
colapso, por falta de obras y mantenimiento, a la Ruta Nacional 3.
Nunca desde que asumió el presidente que se cree merecedor del
Nobel de Economía se giró una moneda en concepto de Aportes del
Tesoro Nacional a nuestra provincia para sortear emergencias.
La obra pública se paralizó de un día para el otro a pesar de que
existía un acuerdo para finalizar escuelas y viviendas sociales que,
como todos sabemos, en Tierra del Fuego son de una necesidad
desesperante.
Y ni hablar de la falta de respeto constante hacia el rol que nuestra
provincia juega en el contexto internacional en materia soberana.
Desprecio hacia la Causa Malvinas, falta de inversión para el
desarrollo del polo logístico de cara a la Antártida y, para colmo,
silencio cómplice con el radar inglés instalado en Tolhuin como una
muestra de continuidad con el gobierno anterior y complicidad con
el gobierno provincial actual que brindó todas las facilidades para su
emplazamiento.
Así las cosas parece ser que para el gobierno nacional Tierra del
Fuego fuera una provincia paria o, directamente, otro país. No me
extrañaría nada que terminen por tratar mejor a los kelpers que a
nosotros.
Quienes formamos parte del nuevo espacio Provincias Unidas
queremos y vamos a imponerle al gobierno de Milei (y a cualquier
otro gobierno que lo suceda) el respeto irrestricto por el federalismo,
la autonomía de las provincias y el dominio de sus recursos
naturales.
No vamos a dejarnos pisotear por nadie y menos aún por
quienes pretenden mostrarle al FMI un déficit cero a costa del
hambre y la opresión de las provincias. Estamos de acuerdo con no
gastar más de lo que se recauda, pero de allí a manotearle a las
provincias lo que por producción y coparticipación les corresponde
hay la misma distancia que entre el honesto y el ladrón.
En Provincias Unidas, que es una estructura en formación alejada
del extremismo neoliberal y del populismo kirchnerista, hay
representantes de todos los partidos políticos. Nos une el respeto a
la Ley, a la República, a las instituciones democráticas, al diálogo
como instrumento indispensable para llegar a acuerdos duraderos,
a la libertad de expresión para que no se imponga el discurso único
y no vuelva aquello de “el silencio es salud”. Encarnamos el
federalismo que es la entraña misma de nuestra Nación. Creemos y
sabemos que se puede progresar con armonía sin salvajadas,
costos sociales inaceptables, ni estar prendiéndole velas a Donald
Trump.
De nada sirve un país dividido o una nación en virtual en estado de
parálisis por una suerte de guerra de todos contra todos o de una
mitad contra la otra. Hay un camino distinto. El país no banca más
los golpes pendulares del desencanto y las reacciones de odio.
La vía de la concordia, el respeto por los demás, la recuperación de
la cordura y la entronización de un federalismo que potencia a todas
las provincias existe: Se llama Provincias Unidas y es la alternativa
a la que muchos nos hemos sumado para sacar al país de las
manos de los chorros que quieren volver y los energúmenos
fundamentalistas que llegaron para barrer con la corrupción y la
tienen adentro.
Por Pablo Daniel Blanco (Senador Nacional y candidato de Provincias Unidas).