En ese sentido, el hecho de no endeudarme hoy me da una gran tranquilidad, duermo tranquilo y puedo planificar a corto plazo por lo menos, a muy corto plazo.
Me encantaría tener una casa de 400 mts cuadrados, con dos garajes, un gran quincho y un parque, pero no puedo, no me alcanza, no soy rico y no haría nada para parecer lo que no soy.
Mi casa, cuando la terminen, tendrá no más de 60 metros cuadrados.
Me gustaría tener un auto clásico o antiguo, me gustan los autos viejos, restaurados, tampoco me alcanza, tengo un auto mediano de fabricación nacional y con eso voy y vengo a todos lados. También me gustan las camionetas 4×4 para recorrer toda la provincia, nunca llegue a poder comprarla.
Me gustaría viajar por el mundo, lo hice, cuando se pudo a finales de la década del 90 hoy es imposible para un laburante.
Me costó asumir que, si podía, por ejemplo, si tomaba un crédito, o me endeudaba con la tarjeta de crédito, pero los intereses en ambos casos son escandalosos.
Entonces me atuve a los concejos de mi padre, y compré cuando pude, tengo dos tarjetas de crédito, pero solo las uso para viajes de urgencia, o cosas similares, de hecho, ni las llevo encima.
A veces puedo ahorrar, otras no, pero debo asumir que hemos sacrificado muchas cosas con mi compañera de vida, para no entrar en el circulo vicioso del endeudamiento.
Entre esas cosas, dejamos de pasar fines de semana en Ushuaia, utilizamos los autos lo menos posible, o solo para el trabajo, ya no nos vamos al campo todos los fines de semana.
Dejamos de consumir casi semanalmente, como lo hacíamos, una cazuela de mariscos, embutidos, quesos, o el kilo de helado que antes nunca faltaba en la heladera.
Ropa, este año no compramos camperas, o borceguíes, los precios de las primeras superaban los 100 mil pesos y los segundos 60 mil, un salamín 900 pesos, una gaseosa lo mismo.
Las vacaciones, el año pasado no pudimos salir de la isla porque se atrasaron todos los pagos, y la sumatoria de lo que nos debían, no alcanzaban para viajar, decidimos que mejor nos quedábamos aquí.
Teníamos cubiertas con clavos del año pasado y por eso pudimos disfrutar un poco del invierno y hacer un viaje a Punta Arenas hace un mes y eso ha sido todo, los precios son 10 veces más baratos que en Rio Grande, eso nos indignó por lo que aprovechamos y compramos lo que pudimos sin tocar ahorros.
Todo esto vienen a colación, porque entendimos que no tenemos que impresionar a nadie, no tenemos que parecer lo que no somos y por sobre todo porque hace mucho que no nos importa lo que los demás piensen de nosotros y nuestro estilo de vida donde todo es 50 y 50.
Me prohíbo endeudarme a para parecerme a nadie o parecernos, para ingresar a algún circulo que tampoco nos atrae o movernos en sectores donde por una cuestión de principios, nunca estaríamos.
Haber entendido esto nos llevó a vivir tranquilos, con lo que tenemos y no necesitar estar pendiente de que hacen los demás, los que tienen dinero para darse todos los gustos o endeudarnos para aparentar lo que no somos.
Es una decisión de vida, vivir nuestra vida, no pagaría jamás una cuota de un auto de alta gama si no tengo un garaje donde guardarlo y viviendo en una carpa. No nos endeudaríamos para tener una casa donde se come arroz todos los días y no le podemos poner muebles.
No voy a tener una camioneta 4×4 para no poder llenarle el tanque, hacerle los cervices o cambiarle las cubiertas, nada de eso hoy nos llama la atencion y también es una elección, ser feliz con lo que se tiene y saber que hay tantas cosas que no necesitamos, es un verdadero placer.
Pero a que va todo esto, a que aun trabajando ambos y pagando un alquiler, nos han empobrecido, nos devaluaron los salarios, la inflación ha roto varios récords, la remarcación de precios, en esta ciudad en particular, es un abuso y la sumatoria de todos estos aditamentos, no lleva a una retracción en el consumo, ya no de bienes suntuosos, sino de elementos tan básicos como la comida, la ropa, el calzado, educación, o salud, que en el ultimo de los casos deberían estar garantizados por el estado, pero no.
Siempre digo que cada uno hace con su dinero lo que quiere, pero también debe tenerse en cuenta todo esto, porque el hecho de querer mantener un nivel de vida determinado cuando los ingresos no son suficientes, reemplazado el dinero por la tarjeta de crédito puede tener consecuencias impensadas, no pagar el total del resumen por ejemplo genera intereses tan altos que mes a mes la deuda casi se multiplica, eso en pocos meses se convierte en impagable.
De esta situación se pasa a una peor, sacar un crédito para pagar la deuda, es decir pagar deuda, con mas deuda, el problema aquí es que el banco tiene plazos diferentes a los de la tarjeta y ante los incumplimientos reiterados se pasa al embargo.
Creo que todos conocemos y hemos escuchado, por ejemplo, que se publicitan los remates de vehículos por parte de determinado banco, esos son vehículos que por ejemplo el BTF financia y que se pueden adquirir mediante la presentación de una factura proforma y luego se descuenta del recibo de sueldo, las cuotas por la inflación, han alcanzado costos altísimos como por ejemplo las de un Gol Trend que hoy supera los 120 mil pesos. Imaginen una 4×4, no quiero ni pensarlo.
Insisto con esto, me encantaría tener una 4×4, pero no sacrificaría nada de lo que tengo, por algo que en realidad no necesito, pero esta es una decisión personal, que cada uno elige o no, pero en tanto y en cuanto sigamos permitiendo que se nos empobrezca, se nos precarice el trabajo, se paguen sueldos de hambre, nuestra situación económica va a empeorar, hoy el 75% de la población económicamente activa esta endeudada, no deberíamos permitirlo.
Solo un dato al respecto en CABA, por ejemplo, en un año 77.000 personas pasaron a ser indigentes, no creo que esas personas hayan decidido caer en la miseria, ese es el resultado de políticas públicas inexistentes, economía frágil y dificultades de todo tipo, como por ejemplo alquilar una vivienda, tema que en Tierra del Fuego esta en plena discusión, con gente en situación de calle.
Después de 4 años nada funciona, pero lo que menos funciona son los ingresos de las familias fueguinas, no hay ningún sector de la sociedad que hoy no reclame por una recomposición salarial, no hay una persona trabajadora a la que le alcance el sueldo para vivir dignamente. Que muchos no lo reconozcan no significa que no este pasando, que no se manifiesten o reclamen, tampoco se debe a que esté todo bien.
A veces reconocer que uno debe acomodarse a lo que pasa no es grato, pero la realidad del país en general y de Tierra del Fuego en particular es esta, no hay plata y cuando eso pasa, los nervios se alteran, ese es el estado de muchos, diría que de casi todos. Pero con lo que vivimos quienes tenemos dos trabajos o más, ya es suficiente, la idea no es meterse en la vida de nadie, no dar concejos que nadie nos pidió.
Son hechos.
Armando Cabral
