Mientras que el gobierno de Cambiemos se apostaba en Parque Norte para alinear a sus candidatos de cara a las elecciones legislativas, un grupo de empresarios se reunió en el Sheraton de Retiro para hablar sobre la economía argentina, el futuro del país y cuáles son los desafíos de cara a un presente (y futuro) cada vez más tecnológico.
El XX Encuentro Anual de ACDE se centró en la temática de «Trabajo e inclusión: Desafíos frente al crecimiento y la innovación», pero los número uno de las empresas fueron más allá del título introductorio y, lentamente, comenzaron a hablar sobre los temas de la actualidad.
Paolo Rocca, CEO del grupo Techint, fue uno de los empresarios que cerraron el último panel de la jornada, y sin mencionarlo de forma directa se refirió a las importaciones. «Ningún gobierno puede hacer una apertura indiscriminada sin poner en riesgo su gobernabilidad y su consenso», aseguró, y se refirió a la situación internacional.
«Pasamos de un mundo bipolar entre Estados Unidos y Rusia, y hoy a una situación de ausencia de poder predominante. Para las empresas, el gran desafío es saber leer esto y apoyar al Gobierno para que encuentre la medida para gobernar entre tanta volatilidad», continuó. Y agregó: «Hay que trabajar con los gobiernos para contener las amenazas».
Con todo, el cambio tecnológico se presentó como una oportunidad y una amenaza en la discusión del panel. Rocca aseguró que «hay sectores de la sociedad que no encuentran su lugar por el cambio tecnológico, porque quedan muchos desplazados» con la transformación a nivel global.
Hugo Sigman, presidente y fundador del grupo Insud, presentó al avance tecnológico como una oportunidad, aunque subrayó que la Argentina tiene un desafío pendiente en la inversión que realizan las empresas en investigación y desarrollo. «En todo el mundo, las empresas reciben algún tipo de subsidio para hacerlo. Y sé que subsidio puede parecer una mala palabra, pero por ejemplo debería haber un sistema de deducción de impuestos».
La discusión sobre competitividad que instaló el Gobierno desde el día uno fue apoyada por los empresarios, aunque Sigman advirtió que «Argentina no va a poder ser competitiva en todo, hay que elegir sectores».
—¿Qué sectores del país pueden ser competitivos? —le preguntó Infobae a Sigman luego de su exposición.
—El agro ante todo, la biotecnología, las empresas de software, las artes visuales, la siderurgia y la energía. Esos son los sectores en los que se debe concentrar el Gobierno a la hora de hablar de competitividad.
—¿Y qué sucede con los sectores que no son competitivos?
—Ahí tiene que haber un gobierno que se ocupe. Pero por ejemplo, el subsidio para que haya investigación y desarrollo se debe dar en todos los sectores, sin discriminación.
El empresario que vive en Madrid y es cercano al presidente Mauricio Macri se mostró dentro del grupo de los optimistas a la hora de hablar sobre la «revolución tecnológica», y confió en que será clave que la Argentina se «suba al tren del desarrollo de conocimiento».
Las comparaciones con los países desarrollados no tardaron en llegar. Mientras que el Estado argentino invierte en Ciencia un 0,6% de su PBI, ese nivel se eleva a un 2,2% en Europa y a un 4,1% en países como Israel. Y señaló la falta de científicos como una preocupación. «Hoy tenemos 1.200 científicos cada un millón de habitantes; los países más desarrollados tienen siete u ocho veces más», agregó.
Para Sigman, si no se generan productos con mayor valor agregado, «es difícil generar algo distinto». «Está bien concentrarse en la baja del déficit, pero hace falta un nivel de política mayor», agregó.