No soy especialista en judiciales, ni mucho menos apenas un ciudadano que ha visto como los juzgados se llenan de expedientes de funcionarios corruptos, con pruebas que van desde los audios hasta los videos y aun así no pasa nada.
En este país asesinaron a un fiscal federal y tampoco pasa nada, se ha probado el enriquecimiento ilícito de cientos de funcionarios, legisladores, diputados, senadores, y no pasa nada.
Causas que hace 14 años están cajoneadas siguen sin moverse, y si alguna sale a la luz automáticamente se la califica como “Persecución política”, un verdadero dislate que no solo nos deja como idiotas ante el mundo, sino que permite que esos mismos corruptos no solo sigan en libertad, sino que además pretenden seguir ocupando cargo y como si nada fuera suficiente hay gente que lo impulsa.
Un ciudadano común que no paga ingresos brutos en tiempo y forma, no puede facturar ni un caramelo, un corrupto que se enriqueció 75 veces en un cargo no solo no está preso, sino que además sigue sin pagar un solo peso, como Cristóbal López que adeudaba impuestos por 8 mil millones de pesos y se los regalan.
Realmente es indignante, y no hay insultos que alcancen para cuestionar el accionar inclasificable de la justicia argentina.
En el mismo tiempo que aquí aún no se esclareció el crimen del fiscal Nisman, en Brasil detuvieron a 94 funcionarios y mandan preso al ex presidente por corrupción. Ese acto de corrupción fue recibir un triplex como coima, aquí hay videos de funcionarios contando billetes, revoleando bolsos dentro de un convento o sacando millones de un banco, pero eso no es suficiente.
Aquí se vive de la coima, del acomodo, del retorno, o vueltos de la obra pública, pero no pasa nada. Insisto cualquier ciudadano común por el 0 % de cualquiera de las denuncias probadas que hay hoy contra funcionarios, estaría preso hace años.
Realmente siento envidia de la justicia de Brasil de su accionar, de su independencia y del respeto que, al menos de mi parte, se ha ganado con este tipo de determinaciones y repudio de manera absoluta la pasividad, dependencia y cuando no connivencia de la justicia con el poder de turno, no importa el gobierno que sea, realmente es asqueante para cualquier ciudadano la cantidad de privilegios que les otorgan a los poderosos y la manera en que se condena a los pobres sin ningún tipo de vergüenza y con absoluta impunidad.
Mi viejo tenía una frase que siempre recuerdo, “la justicia es como la víbora, pica al que anda en patas”, cuánta razón tenía lamentablemente.
Nuestra justicia no es independiente, ni justa ni igual para todos, eso la hace muy poco seria creíble y nada transparente.
Por razones obvias no voy a entrar en detalles de todas las causas que han sido denunciadas desde el 2000 en adelante y de las cuales no hay un solo avance.
Armando Cabral