¿Se pueden sortear los vericuetos diletantes, el lenguaje expulsivo y la porosidad de la justicia argentina?

Rio Grande 28/07/2021.- El Fiscal Federal Federico Delgado y Catalina de Elía han escrito un maravilloso libro titulado “La cara injusta de la justicia, por qué la justicia argentina es su propia enemiga” y a lo largo de 143 páginas explican claramente como la justicia argentina, es oficialista con el gobierno de turno y opositora cuando ese gobierno se va, diletante en las causas donde los medios de comunicación no se interesan y lo porosa o permeable que puede ser en cuanto a relaciones con el oficialismo de turno. La falta de credibilidad, el lenguaje inventado con latinazgos y mezcla de castellano, la mano de hierro con los débiles y sedosa con los poderosos. Un sistema arcaico y que no ha adoptado la tecnología como herramienta agilidad para su funcionamiento en el siglo XXI. La idea es muchas mas personas sepan de que se trata todo este sistema y como puede perjudicarlos cuando el poder está en manos equivocadas.

Quisimos extraer párrafos que son realmente esclarecedores por ejemplo sobre el lenguaje expulsivo que aleja a la gente, pero por, sobre todo, que trata de enredarla en una madeja de términos indescifrables que en la mayoría de los casos no dicen nada y solo tiene por objeto que nadie más que ellos, abogados, fiscales, y jueces, se enteren de lo que están hablando.

Comenzamos con estas genialidades dedicadas a aquellos que parecen vivir en un mundo paralelo o en un escalón superior a los ciudadanos comunes y legos, jueces, abogados y fiscales con una frase de Delgado.” Muchos casos hoy circulan en la prensa a la luz de estas deformaciones. Una de ellas es la liturgia judicial. Está cargada de procedimientos ajenos a garantizar la calidad de las decisiones y las sentencias. El texto describe como los expedientes se forman a través de un minué barroco (baile antiguo), en el cual la mayoría de los pasos son ociosos. El principal efecto de esa característica es asegurar la lentitud de las causas. Para los autores la lentitud no es inocente. Como produce el olvido social, facilita la ausencia de sanción”.

La demora es, a veces, un instrumento deliberado de la provisión de impunidad, como el caso José López con un expediente abierto en 2008 pero que acumulo 349 paginas destinadas a justificar la propia tardanza que ha explicar los delitos cometidos por el ex funcionario que fue encontrado con 9 millones de dólares en sus bolsos frente a la pared de un convento.

Este libro fue calificado como “una sociología de los tribunales que describe conductas que están entrelazadas. La condición de proveedores de impunidad produce una adulteración profesional. Los jueces federales funcionan como una rama de la clase política por eso pasan más tiempo con políticos y periodistas que con los expedientes. La consecuencia de esto es que la gran mayoría de las causas son resueltas por subordinados que no fueron elegidos para impartir justicia.

Y la gente no lo sabe”.

Cuando la Justicia acaricia a los fuertes y aplasta a los débiles: razones.

Este capítulo es de una honestidad brutal ya que deja muy claro por parte de un Fiscal Federal que se cuestióna y hace una descarnada autocritica del sistema judicial al punto de señalar que “la justicia no resulta creíble cuando los ciudadanos no creen en ella; la confianza constituye el alimento del sistema judicial, remarca Delgado, y ese alimento solo surge de los ciudadanos. Esta desconfianza parte de “la construcción de un inocente, la fabricación de procesos para inculpar a un inocente o la reproducción de pistas falsas para alejar el camino de la verdad”.

Lo que sigue puede tomarse como “cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia, “El manejo de los tiempos de un modo distinto al que contempla la ley; junto a la tolerancia respectó del gobierno de turno. No investigar nunca el poder instituido es clave para explicar la supervivencia de la mayoría de los jueces y fiscales. Es decir, la aplicación de la ley que debería ser libre y universal, se mezcla con los intereses particulares de aquellos. Y estas anomalías trascienden los intereses personales, funcionan como conceptos que permanecen en el tiempo. Cambian los jueces y fiscales, pero no cambian las practicas”.

Corrupción.

Hasta ahora no se había utilizado esta palabra, pero “se la define usualmente como el uso de la cosa pública, con fines privados. En esa definición yace una reducción, debido a que la corrupción se manifiesta como una acción individual de una persona o, a lo sumo, de un grupo de personas. En el caso del sistema judicial la corrupción es un fenómeno más complejo y plagado de complicidades en permanente tensión entre el Estado y la sociedad civil”.

Y ahora como es que trata la justicia ciertos casos, unos con mano de seda y otros de hierro.

“María Ovando estuvo detenida, en 2011, durante 19 meses, por la muerte de su hija en la Provincia de Misiones, aunque había fallecido a raíz de condiciones de extrema pobreza. Hizo falta que un programa de televisión mostrara el caso para que fuera absuelta.

Ezequiel un joven que vivía en la calle, fue detenido en el mes de abril de 2016 por robar tablones de madera cerca de las vías del tren. Si bien estuvo preso un día, fue devuelto a las calles y obligado a sobrevivir allí. La calle era su cárcel.

Belén, en marzo de 2014 ingreso a un hospital a causa de una dolencia estomacal y quedo detenida acusada de homicidio por un aborto espontaneo y luego condenada a ochos años de prisión en abril de 2016, o sea en tiempo record de casi dos años.

Irónicamente, Lázaro Báez fue denunciado por delitos económicos en 2008 y aunque abundaban las pruebas, recién en 2016 y tras la difusión de un video exhibido en un noticiero de televisión que lo comprometía, fue encarcelado.

Los casos de López y Báez son paradigmáticos porque demuestran como la justicia uso la ley para favorecerlos, la ley se usó como excusa para no hacer, es decir para tolerar, se ha vuelto intolerable la tolerancia.

Más claro no se puede ser, la justicia es como la serpiente, pica al que anda descalzo”.

Macri y el nombramiento de jueces.

 

“Uno de los ejes de la campaña de Mauricio Macri durante el año 2015 para competir en las elecciones que lo consagraron presidente fue la necesidad de restaurar la “calidad institucional”. Pero la intencionalidad del slogan aminoró el 15 de diciembre, 5 días después del triunfo. Ese día designo por decreto a dos nuevos jueces de la corte suprema, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. En el afán de construir una Corte intachable omitió dos pasos institucionales que consagra la Constitución, aunque luego retrocedió y los cumplió, los candidatos no fueron nombrados con tiempo y los pliegos no fueron enviados al Senado de la Nación. Como podemos ver todo va tomando un color más oscuro con cada párrafo que leemos”.

Finalmente: el lenguaje judicial.

Dice Delgado en este capítulo genial de su libro. “la ley separada de la justicia, se complementa con otra herramienta decisiva: El lenguaje judicial”.

“En principio, la palabra de los jueces debe ser clara, llana, sencilla porque está dirigida a todos los ciudadanos de la polis. Repasemos: el estado expropia el conflicto social, lo resuelve a través de juicios y lo devuelve a la sociedad a través de sentencias, como un producto capaz de pacificar las relaciones sociales. Aun cuando la justicia siempre consagra un vencedor, se supone que reconoce al vencido como un sujeto y no como un objeto. De manera tal que quien perdió el pleito acepte las consecuencias. No que las comparta, pero que las acepte”.

“En nuestro pais, los ciudadanos no aceptan, en general, las sentencias judiciales. En algunos juicios orales, los jueces y fiscales son protegidos de la furia ciudadana por las fuerzas de seguridad. En los casos de corrupción, los fallos rara vez son recibidos como justos por la sociedad, porque reina la impunidad para el gobierno en ejercicio o el castigo indiscriminado para el que se fue, y todo ello en un lenguaje incomprensible”.

“En la justicia, por ejemplo, la carpeta de forma el expediente se denomina “autos”, la causa dormida, “está a despacho”, al juez se lo conoce como “Usía, o “Su señoría”, al juez de cámara como “vuestra excelencia”, la oficina se llama “juzgado”, el acusado es “justiciable”, la víctima es “la querella”, el testigo es “el dicente” o “el declarante”. Abundan, además, los latinazgos, es decir palabra inventadas que mezclan latín con el español y se abusa del uso del gerundio, entre otros ejemplos”.

“Ese uso del lenguaje funciona como una fuente de protección del sistema judicial. Sencillamente porque lo que se puede comprender en general, no se puede refutar. Cuando más alejado esté el lenguaje judicial del cotidiano, más difícil es para las personas legas conocer que ocurrió con sus derechos”.

“Esto hace que necesariamente haya que recurrir a un mediador o abogado experto. De esta forma, se crea una pequeña comunidad entre burocracia judicial y corporaciones de abogados que se vuelve impenetrable para la sociedad civil, sin embargo, esa corporación con ventanas abiertas de los tribunales, pero con la luz apagada porque el lenguaje no permite ver, concentra, de hecho, el control de la libertad y la viuda de las personas”.

Con esto damos por terminado este primer capítulo que solo trata de acercar una durísima critica al sistema judicial argentino en su conjunto y que muchos hemos sufrido en carne propia. Dos cosas quedan claras, los poderosos y los gobiernos de turno siempre tendrán impunidad, al menos mientras dure el poder y los pobres siempre serán condenados, si el lenguaje inventado que usan abogados, fiscales y jueces no se actualiza ya que es medieval, además de muy divertido e incomprensible, la gente se alejará más de la justicia y les creerá menos.

En la próxima entrega veremos más casos de corrupción cajoneados por la justicia en todo el pais, los más emblemáticos y los más injustos. Porque los funcionarios salientes son investigados, pero nunca esas causas llegan a juicio, que es el juicio de residencia y porque no se aplica. La connivencia del estado y la justicia y mucho más.

Fuente: “La cara injusta dela justicia, Por qué la justicia argentina es su propia enemiga”.

Federico Delgado y Catalina de Elía

Editorial Paidós

loading...

Etiquetas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *