“Hay que crear una agencia nacional de hidrocarburos con participación de las provincias”

Viern 31 19:36 hs.-Para el consultor petrolero Gualter Chebli, las últimas tres décadas del mercado hidrocarburífero argentino están signadas por cuatro hechos históricos cuyas repercusiones aún se hacen sentir. En el actual escenario, considera imperioso el diseño de un plan energético nacional orientado a aprovechar el potencial inexplorado.

A criterio de Gualter Chebli, titular de la consultora Phoenix Oil & Gas, la reciente decisión de re-estatizar a YPF no puede quedar desvinculada de aquella determinación de 1992, cuando la empresa petrolera estatal fue privatizada. “Desde entonces, con el aporte del resto de las compañías operadoras, pudo apreciarse un notable incremento en la producción y en las reservas de petróleo y de gas natural. Los valores máximos se dieron entre 1999 y 2004, lapso a partir del cual comenzó una marcada disminución”, sintetiza el especialista en diálogo con Revista Petroquímica, Petróleo, Gas & Química.

Desde su óptica, con el cuadro de situación actual -es decir, con una YPF parcialmente estatizada, aunque aún no reformulada por completo-, las autoridades y la comunidad deben tener conciencia de la reducción de producción y de reservas. “Resulta vital delinear un plan energético nacional, convocar a los capitales privado y público para participar del mismo y tomar en consideración que en casi todas las cuencas todavía existe potencial exploratorio y que la Argentina sigue contando con favorables términos contractuales -a pesar del incremento impositivo- en comparación con otros países de Latinoamérica”, remarca.

En ese sentido, juzga imperioso completar un banco de datos único y crear una agencia nacional de hidrocarburos en cuyo directorio participen las provincias a fin de promover alternativas impositivas y de plazos para áreas ubicadas en zonas productivas y de frontera.

Los cuatro hitos

En los últimos 30 años se han producido significativos cambios en el sector petrolero argentino, involucrando marchas y contramarchas, que reflejaron el impacto de la evolución política en las reservas y en la producción de hidrocarburos. De acuerdo con Chebli, dichas transformaciones pueden sintetizarse en cuatro grandes hitos: el Plan Houston, la transferencia de la potestad de los recursos al dominio provincial, el surgimiento de los hidrocarburos no convencionales y la ya citada re-estatización parcial de YPF.

Con el lanzamiento del denominado ‘Plan Houston’, en 1985, el Estado argentino convocó al capital privado a encarar tareas exploratorias como contratista de YPF. “Las empresas enfrentaban el riesgo geológico y económico de los proyectos. Ante un descubrimiento comercial y, en función de la magnitud del mismo, YPF se asociaba con el permisionario en diferentes proporciones para ingresar, juntos, a la etapa de explotación del hallazgo”, recuerda el consultor.

De esa forma se concretaron más de 100 contratos. “Resultó llamativa la cantidad de permisos exploratorios sobre bloques localizados en cuencas aún no productivas. La Chacoparanaense, por caso, sumó 29 adjudicaciones”, comenta.

Entre 1987 y fines de 2010 las compañías privadas registraron casi 100.000 kilómetros (km) de sísmica 2D y más de 5.000 km² de sísmica 3D (32.100 km de 2D en cuencas productivas, 19.700 km en las aún no productivas continentales y 41.600 km en off shore). Además, las firmas perforaron 783 pozos exploratorios (618 en cuencas productivas, 26 en las aún no productivas y 139 en off shore). “Con estos instrumentos legales las firmas obtuvieron importantes logros en materia de producción y de reservas”, resume.

Potestad provincial

Tras la reforma de la Constitución Nacional en 1994, el artículo 124 transfirió a las provincias el dominio de los recursos de su subsuelo. Luego, una serie de decretos del Poder Ejecutivo y la Ley 26.197 perfeccionaron en favor de los Estados provinciales el manejo de sus hidrocarburos. “Ese proceso -con sus correspondientes leyes provinciales, concursos y adjudicaciones de áreas- permitió que hasta la fecha las provincias otorgaran 193 permisos de reconocimiento (con compromisos de inversión por 2.000 millones de dólares para el primer subperíodo exploratorio) y algunas concesiones de explotación, además de prorrogar la extensión de otras”, destaca Chebli.

Del total de áreas exploratorias adjudicadas, 81 de ellas (el 42%) les fueron otorgadas a nuevos actores de la industria. Y de los compromisos de inversión, un 44% (u$s 882,5 millones) fue ofrecido por estas nuevas firmas. “Si bien este escenario es auspicioso y muestra un fuerte incremento de la actividad exploratoria, demasiadas áreas fueron otorgadas a empresas sin experiencia o con dificultades para acceder al financiamiento de inversiones de riesgo elevadas (según sus propias ofertas)”, señala.

Por otro lado, advierte que el hecho de que cada provincia elaborase su propia legislación hidrocarburífera se tradujo en pliegos de bases y condiciones de licitación y modelos de contratos muy disímiles. “Esto desalienta inversiones y puede generar complicaciones contractuales en los yacimientos compartidos entre distintas jurisdicciones”, indica el consultor.

En su opinión, varias provincias no cuentan con una estructura sólida en el tema o, peor aún, adolecen de un plantel técnico, legal y administrativo acorde. “No obstante, otras organizaron buenos bancos de datos, propusieron alicientes técnicos y tributarios y desarrollaron concursos públicos internacionales que han promovido resultados positivos”, agrega.

Desafío no convencional

A fines de 2010 en Neuquén irrumpieron los primeros anuncios de hallazgos de gas y de petróleo alojados en la propia roca generadora. “A partir de ellos comenzó a desarrollarse una suerte de ‘fiebre del shale’; es decir, una casi desesperada búsqueda de estos recursos -particularmente en la Cuenca Neuquina- por parte de petroleras de todo tamaño y pelaje, en un maremágnum de ofertas de servicios de toda índole (cursos, talleres, conferencias, etc.). Dejando de lado lo pintoresco o humorístico de la situación, la toma de conciencia de la existencia del shale viene a llenar un enorme vacío que permitirá mejorar nuestro balance energético”, asevera Chebli.

También resulta cierto, añade, que la metodología de prospección y de extracción es compleja, delicada y requiere de enormes inversiones. “Pero el recurso está, tanto en su fase gaseosa como líquida. Y además de habérselo verificado en Neuquén se espera su existencia en las otras cuencas sedimentarias productivas”, anticipa.

A su entender, fue explosiva la cantidad de espacio periodístico y técnico que concitó la novedad. “Pero es necesario llamar la atención acerca de la seriedad y responsabilidad con que debe tratarse el tema”, recalca. ℗

Fuente:petroquimica,petroleo,gas y química.

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