Tres días después del estallido del Libragate, Javier Milei abordó el momento más delicado de su gobierno en diálogo con el especialista en comunicación de crisis más destacado de su corte. En la charla –una ficción vergonzosa, como se verá un poco más adelante– ensayó una explicación –algún nombre hay que darle– sobre su rol en la trama, algo que era ineludible y que resultó previsiblemente decepcionante.
Aunque moleste analizar lo que se vio por ser una manipulación comprobada, descarada y grosera de Presidencia, del «comunicador» y de TN, no queda otra; aun si se lo toma en serio, resulta sumamente lesivo para la legitimidad de Milei. En la tertulia, este consolidó la imagen de un presidente al que una tarde de particular omnipotencia le trastocó todos los cálculos políticos y, quién dice, tal vez económicos. Su proyecto político ha quedado, al menos por ahora, bajo un régimen de libertad vigilada, dependiente como nunca de personajes y organismos que creía tener en un puño. ¿Encontrará la salida del laberinto que se construyó?
En su aparición en TN, Milei se declaró inocente y defraudado. Por momentos desencajado, dijo:
- «Yo no tengo nada que ocultar y no tengo problema en dar la cara».
- en) Davis (custodio de $LIBRA), a quien conocí en la Fintech (en ealidad, l Tech Forum) de octubre, y me propuso armar una estructura para nanciar a emprendedores y generar crecimiento económico. Me pareció una erramienta teresante».
- Por qué tuiteó apenas tres minutos después del lanzamiento de $LIBRA?, lo nterrogó el coach. «Porque era una información que apareció y mi fanatismo or la cuestión tecnológica me dio para difundir. Dije: ‘Apareció, vamo‘«.
- «Fijé el tuit para demostrar que había sido yo» quien lo había escrito.
- uando aparecieron comentarios negativos, «ante la duda me corrí; por eso ité el tuit».
- Es falso que haya 44.000 personas (damnificadas). Había muchísimos bots. En el peor de los casos fueron cinco mil personas, hiperspecializadas en este tipo de instrumento, y la chance de que haya argentinos es muy remota. La mayoría son estadounidenses y chinos. Los que entraro ahí de anera voluntaria sabían muy bien lo que hacían, que operaban con la volatilidad y el riesgo». Dos traducciones: si había bots, era estafa; y, de última, que se jodan.
- Al proyecto, «yo no lo promocioné, lo difundí. No es lo mismo».
La ley de Ética Pública no diría exactamente eso…

Milei siguió:
- «Ex ante no siento que haya cometido un error porque obré de buena fe. Ex post, si miro las repercusiones políticas y la miserabilidad política, puedo decir ‘OK, tengo algo que aprender’«.
- «Cuando asumí la presidencia, seguí siendo el mismo Javier Milei de siempre y se accedía a mí de la misma manera. La lección más interesante que tengo que aprender es que, lamentablemente, tengo que levantar los filtros y que no sea tan fácil llegar a mí«.
- «Me comí un cachetazo».
- «¿Davis estafó a la gente?», le preguntó el experto en comunicación de crisis. «Quien va a decir eso es la Justicia». «¿Pero vos viste la curva que hizo?», insistió el primero. «Este tipo de mercado suele tener ese tipo de comportamiento», replicó Milei. «¿Sentís que a esta gente te la mandaron para que entres como un campeón?». «No lo sé, las investigaciones dirán qué pasó».
- «El propio Davis dice que yo no sé nada de criptomonedas. Yo soy especialista en crecimiento económico con y sin dinero, y en bajar la inflación, cosas que estoy logrando», se absolvió.
- Curioso… En sus tiempos de diputado, Milei recomendaba, a cambio dinero por sus «opinions«, comprar otra cripto –coinX– en la que él mismo no invertía y que terminó en un colapso. El video en el que responde por ese emprendimiento, en el que se presentaba como un experto, resulta revelador.
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Fuente: Letra P