Opinión por Sergio Navarro. Estudiante de Psicología y Nacido y Criado: El cumpleaños, la mugre, la resaca y lo que quede por venir.

Rio Grande 29/07/2021.- Ya pasó el centenario, se repartieron el álbum, las figuritas y se cerraron las listas. Se celebró con papel picado, bebidas y ahora queda limpiar todo y hacer de cuenta que no pasó nada (con lo que cuesta sacar el papel picado pegoteado del piso). Con y sin memes hay que decir que Julio está pasando con todo (como siempre en Rio Grande).

Por el inevitable paso del tiempo nos toca vivir este momento único para la ciudad de Rio Grande, lo que me lleva a separar dos cosas: por un lado, el recordatorio del hito fundacional que es de altísima importancia para cualquier pueblo, Estado y Nación, pensándolo desde una perspectiva expansiva geopolítica; y por otro lo que hemos logrado como sociedad, y me parece que por ahí viene una gran deuda. Quitando toda la línea romántica que implica una celebración (línea que fue tomada en su totalidad por el área de comunicación de Municipalidad), no creo sinceramente que Rio Grande haya sido un buen lugar para crecer.
Casi siempre se cuenta el inicio de la historia desde el encuentro de los occidentales con los pueblos originarios, llevándose estos últimos la peor parte: una aniquilación casi total de su población y cultura, y la usurpación y expropiación de todo su hábitat. Son figuras emblemáticas de la época “El Chancho Colorado” MacLennan y Julio Popper.
Después sigue el relato con la llegada de los salesianos, quienes fueron enviados en viaje casi místico porque Don Bosco decía que había que ir a enseñar la Biblia a unos desamparados no religiosos del fin del mundo, basándose en un sueño que tuvo. Sí, posta, eso me enseñaron en la secundaria. Quiero creer que la acción de los Misioneros Salesianos fue bien intencionada y de buena fe, siempre y cuando la Fe sea la que ellos inculcaban y no la de los habitantes originales, claro está y muy claro estuvo.
Acto seguido surgen el Matadero, la exploración petrolera y la reglamentación de la famosa “diecinueve-seis-cuarenta”. Todo esto en un lapso de casi 50 años aprox (del 50 al 70 parece no haber pasado nada, la historia rio grandense cae en un pozo ahí, o al menos su relato). Después vino la guerra de Malvinas, la provincialización del territorio y listo, colorín colorado, cien años han pasado.
Entre todos los vacíos y agujeros que quedan en la historia social poco y nada se habla de las condiciones de trabajo de los viejos empleados del matadero, la trata de personas, la violencia intra familiar y la xenofobia. Nada se sabe de explotación laboral, condiciones de higiene o acceso a vivienda digna. Si los registros están, a nadie pareció importarle hacerlos públicos, siendo que es parte también fundacional de la ciudad saber cómo y quienes se apropiaron de la tierra.
El viejo estudio sociológico que clasificó a los y las fueguinxs en “venidos y quedados” (VYQ), “traídos a la fuerza” (TAF) y “nacidos y criados” (NYC), es una buena descripción del cambalache social en que se transformó la Isla. A decir verdad nunca lo leí, no sé si esta publicado, de lo que sí estoy seguro es que estaba excluido de la currícula escolar, y no sé si todavía sigue así.
En esa mezcla de identidades y etiquetas se puede hacer entre líneas una segunda lectura: si sos VYQ es problable que hayas venido a cubrir una vacante en algún puesto relacionado con el Estado, tanto de jerarquía como de simple colimba, aunque si estabas del lado de los jerarcas no hayas tenido problemas de vivienda; si sos TAF sos de los primeros que sufrieron el desarraigo, porque eras menor y no te quedaba otra que venir con tus viejos a un lugar completamente desconocido, y en esa cruzada tuviste que dejar amigos, parientes y adaptarte a un clima que te parecía completamente hostil; y si sos NYC es bastante probable que seas hijos de chilenos, que en su mayoría seguian indocumentados, con escasa posibilidad de acceso a los beneficios estatales y los puestos laborales. Entre chiste y no, puedo decir que si no te discriminaron por tu acento, tus costumbres, tus comidas y no te dijeron “chilote de mier..”, fracasaste como NYC.
Hay un grupo que quizás esté dentro de los VYQ y son los que vinieron escapados de algún delito o problema de otra índole, porque tampoco hay que olvidar que la Isla ha servido como lugar de escapatoria y refugio, y quizás también lugar casi sin ley, donde los delitos no eran habitualmente condenados y la reincidencia de los delincuentes encontró una buena caja de resonancia para hacer eco.
Sabemos que la “diecinueve-seis-cuarenta” ayudó a que la población crezca y explote como pochoclo, creando una demanda mayor de viviendas, oficios, profesiones y locales comerciales. Ahí fue que empezamos a mezclar un gaucho y una china de cada provincia y como resultado final no solo tomó mayor dimensión la dupla arraigo/desarraigo sino la incipiente y creciente tasa de los NYC. El problema fue que al guacho y a la china les empezó a gustar otros guachos y otras chinas de otras provincias y los dramas familiares florecieron como cadillos en la pampa: pegajosos, problemáticos y sin pronta resolución. Muchas familias comenzaron a separarse, otras a ensamblarse y a varios gauchos les pintó el abandónico y nunca jamás volvieron a ver a sus hijxs, quedando chinas perdidas en una provincia desconocida, sin casa, sin trabajo y con valores de alquiler casi absurdos. La fábrica como paisaje de fondo, como lugar de encuentro y generador de efectivo, de amores y de odios. Lo que había empezado como “La Isla de la fantasía” se estaba convirtiendo en una auténtica pesadilla.
¿Y por casa cómo andamos? La verdad que los viejos pobladores previos a los 80 tampoco hacían algo muy diferente, con la suma de que la “diversión” tolerada era que los hombres vayan muy seguido a los distintos cabarets del pueblo (en Rio Grande siempre hubo más cabarets que bibliotecas). La mayoría de los primeros encuentros sexuales varoniles se dieron ahí: tíos y primos orgullosos llevaban a los más chicos al “debut” (comenzada la pubertad ya era “hora” del momento), haciendo de esa noche un festejo donde se enteraba a viva voz casi medio pueblo. Como contracara, el debut sexual de la mayoría de las chicas fue por abuso o intento de abuso por parte de algún familiar o allegado a la familia, donde la negación y lo imperante era mantener el más absoluto de los silencios. En el medio quedaban los varones homosexuales, quienes eran víctimas de bulling hasta el hartazgo, incluso por quienes abusaban de ellos desde chicos, aunque de eso tampoco se hablaba.
Los 90’s no cambiaron demasiado, con el agregado de que los adolescentes (de 13 a 18) podían entrar a cualquier boliche con nombre de golosina o de película, acercarse a la barra y pedir un “Séptimo Regimiento” o un “Destornillador” sin que nadie objete nada. El remate de esas noches de alcohol podía darse de varias maneras: o había un choque o accidente de autos, o se armaban peleas sin motivo aparente, o te podían tirar desde un tobogán desde un primer piso, habiéndote dado una trompada a modo de remate final. Si no te pasó nada de eso no tuviste adolescencia…o sos político en funciones y tenés una casi fatal pérdida de memoria, razón por la cual deberías dejar el cargo…hizo nunca nadie en Rio Grande.
En esa década también aumentaron los casos de drogadicción, alcoholismo, ludopatía y enfermedades de transmisión sexual. Con ellas el narcotráfico, la trata de personas y la planta política, aunque no tiene nada que ver una cosa con la otra, ¿cierto?. Un buen juego de palabras y un buen nombre para un casino sería “Casino Se Puede Creer”, (casi no se puede creer como hiciste la guita, ¿se entiende?).
Hablando en serio la planta política creció desproporcionadamente por la provincialización y con ella el comienzo de las familias usando la política como lugar de enriquecimiento y acomodo familiar. Quiero creer que hay gente con vocación de servicio y que quiere lo mejor para Rio Grande, lo que me llama la atención es que la vocación sea siempre dentro del Estado, y si es en el ambiente privado, dicha vocación funciona como proveedor del Estado, así, como de casualidad nomás. A su vez, dicho enriquecimiento cae siempre en las mismas familias, situación que está dando lugar a una especie de casta aristocrática social: lxs hijxs de unos se casarán con lxs hijxs de otros, teniendo una descendencia asegurada donde los círculos comenzarán a cerrarse, y los negocios privados junto con los cargos estatales, también. En la actualidad el nivel de pobreza ya alcanza la media a nivel país, al paso que vamos va a seguir creciendo.
La democracia como sistema de gobierno necesita de la participación ciudadana, está en su propia definición. Me sigue pareciendo increíble que en una provincia joven la mayoría no representada se mantenga sumisa ante los hechos, mientras que la minoría siempre activa toma tajadas de la corrupción y salgan totalmente impunes, sin siquiera una leve mirada de desprecio por parte del resto de la ciudadanía. Quizás muchos fuimos criados con la consigna de que no tenemos ni voz ni voto, pero eso dejémoslo para un antiguo modo de crianza, es hora de repensar que ejemplo damos con los actos y que discurso le bajamos a los más chicos.
Una de las frases más escuchada en Rio Grande es “en este pueblo de mie… no se puede hacer nada”, dicha justamente por los que nunca hacen nada. Segunda en el ranking va “no veo la hora de terminar mi cargo e irme a la mie…”, dicha por gente que labura para el Estado (perdón, “Gobierno”, les encanta decir “Gobierno”) cobra zona fría, desarraigo, viáticos y demás etcéteras, esperando una jubilación que será superior en varias veces a la de cualquier laburante jubiladx fueguinx. En el tercer puesto va cómoda “el problema es la gente de acá”, dicha por gente de 40, que hace 20 que vive ahí, refiriéndose a gente que hace 25 que vive ahí, de los cuales ninguno nació “ahí” ni “acá”.
El comienzo de siglo nos encontró con la suma de todos estos factores dando como resultado, entre otras cosas al día de hoy, la taza de suicidio más alta a nivel país, fundamentalmente en jóvenes y adolescentes. Se supone que hay una pequeña e incipiente intención de que dicha estadística baje y para eso se está trabajando desde al ámbito de la salud mental, aunque falta el compromiso social real por parte de otros actores. Si esa es el área a trabajar y mejorar bienvenida sea, deseando que queden atrás las propuestas absurdas de hacer el puente más alto para que la gente no se tire (posta que uno dijo eso) o de ir a rezar para evitar los suicidios. Ni el pensamiento mágico ni las respuestas estúpidas van a dar la solución a ningún problema. Hay que estar preparados para poder opinar de ciertas problemáticas, más si se tiene poder político o religioso. Ocupar un lugar para el que no se está capacitado también es corrupción.
Así llegamos al Centenario, como un rejunte de asesinos, abusadores, criminales, alcohólicos, drogadictos, enfermos, depresivos, xenófobos, homofóbicos, bélicos, materialistas, corruptos, paranoicos, pendencieros, aburridos, melancólicos, tristes y suicidas. Aunque también cuando tenemos ganas somos cálidos, buenos laburantes, buenos anfitriones, incansables deportistas, mejores compañeros, familieros, agradables, hospitalarios, aventureros, risueños, excelentes cocineros, inigualables pintores, improvisados poetas, improvisados músicos, inteligentes, creativos, enamoradizos y cariñosos. Todo eso hermanándonos en la soledad y el frío, a los que amamos y odiamos en la misma medida.
Cien años han pasado ya, y espero que los próximos cien nos encuentre con un real sentido de pertenencia, donde se respete la diferencia y se asimile de una vez por todas que la comunidad no es más que el conjunto de las cosas en común, que el arraigo ya se está haciendo y que de esas raíces saldrán lxs mejores versiones de lo que alguna vez pudimos desear o proyectar.
Saludo al viento, abrazo a la distancia y espero verlos pronto…o dentro de cien años, quien sabe.

Sergio Navarro con su prima Lorena Uribe nacidos y criados en Rio Grande.

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