Cómo cambió en los últimos 10 años la vida económica de los argentinos

Mierc 01/01/2020.- Termina una década en la que una vez más la economía argentina repite ciclos de avances y retrocesos, con saldo en general negativo para el presupuesto de las familias, y también para las empresas.

Diez años atrás el mundo se debatía por la incertidumbre que generaba la salida de la crisis de las hipotecas, donde el cambio de tendencia de las tasas de interés hizo colapsar a los mercados inmobiliarios de los EEUU y Europa, y forzó políticas coordinadas para “salvar” a los bancos, para evitar una crisis sistémica con consecuencias muy delicadas sobre el conjunto de la economía y de la población. El resultado fue la interrupción del ciclo de crecimiento a “tasas chinas”, en torno a 10% por año en las economías emergentes.

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Una vez más la economía argentina repite ciclos de avances y retrocesos, con saldo en general negativo para el presupuesto de las familias, y también para las empresas

En el orden local, no sólo se recibió ese efecto, sino también el malestar en el principal sector generador de divisas netas, luego de la protesta del campo en 2008 por el intento del gobierno de imponer retenciones móviles sobre las exportaciones del complejo oleaginoso, ante la perspectiva de un ciclo alcista de los precios internacionales el cual rápidamente se cortó.

Hoy, claramente los escenarios son bien diferentes, pero coinciden en que externamente no es el mejor, porque a las tensiones internas que aparecieron en diversos países de la región, con sus consecuencias sobre la economía doméstica, más las disputas comerciales entre los EEUU y China, se agregó los diferentes modelos de política en los dos mayores socios en el Mercosur, Brasil y la Argentina. Mientras que internamente, la preocupación por salir rápido de un nuevo default de la deuda y revertir la situación social que genera un cuadro con un tercio de la población en estado de pobreza, llevó al nuevo Gobierno a tomar medidas que difícilmente conduzcan a una rápida reactivación del aparato productivo y comercial.

Y en el medio se observaron localmente subibaja, como puede observarse en los indicadores seleccionados de la actividad productiva global, del mercado de dinero, laboral, comercial con el resto del mundo y el desempeño de las cuentas externas, sintetizadas en la variación de la deuda pública y la posición de reservas internacionales.

(Marcelo Regalado)Producto Bruto Interno y población

Después de la crisis de las hipotecas en el mundo, y sus efectos depresivos sobre las economías emergentes, la década se inició para la Argentina con singular brío, la actividad agregada pasó rápidamente de una caída de 5,9% en 2009 a un salto de 10,1% en 2010, el cual se explicó en 6,3 puntos porcentuales por recuperación tras el receso previo; 1 pp por el aumento vegetativo de la población; y 2,8 pp por crecimiento real del PBI.

La década se inició para la Argentina con singular brío, la actividad agregada pasó rápidamente de una caída de 5,9% en 2009 a un salto de 10,1% en 2010, el cual se explicó en 6,3 puntos porcentuales por recuperación tras el receso previo

Pero lejos estuvo de iniciar un ciclo de expansión sustentable, por el contrario, sólo pudo repetir un alto ritmo de aumento en 2011, pero rápidamente se interrumpió en el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cuando se inicia una sucesión de subibaja a partir de la imposición del cepo cambiario y regulación extrema de las importaciones e incluso de las exportaciones para privilegiar el mercado interno.

La gestión de Mauricio Macri, con Cambiemos, no logró revertir ese movimiento de “stop and go”, parar y arrancar, con una política diametralmente opuesta, porque estuvo plagada de aciertos y errores, al punto que terminó con 2 años sucesivos en recesión, fenómeno que no se observaba desde la crisis de comienzo de siglo.

El saldo del período, apoyado en el crecimiento inicial, fue de un aumento nominal del PBI en términos reales de 12,7%, apenas 1,4% por habitante, a un ritmo de 0,1% acumulativo por año.

El saldo del período, apoyado en el crecimiento inicial, fue de un aumento nominal del PBI en términos reales de 12,7%, apenas 1,4% por habitante, a un ritmo de 0,1% acumulativo por año

Mientras que, por la variable discrecional del tipo de cambio por parte de la autoridad monetaria, el producto bruto equivalente en dólares se expandió entre los extremos de USD 334.589 millones promedio de 2009 a unos USD 456.000 millones en la actualidad, aunque en el debate entre los políticos del oficialismo hoy se resalta una caída desde USD 600.000 millones que promedió entre 2012 y 2017, caracterizado por el “atraso cambiario”, respecto de la tasa de inflación de esos años.

Mercado de trabajo

En la década la oferta laboral, determinada por la tasa de participación de la población en el mercado de trabajo, tuvo un crecimiento vegetativo en la mayor parte del período, hasta 2016, y desde entonces se aceleró casi a un ritmo proporcional al que se fueron endureciendo las expectativas de contratación, en particular por parte de las empresas, porque más miembros del hogar comenzaron a buscar un empleo con el propósito de compensar la caída del poder adquisitivo de los salarios y salir del estado de pobreza.

Más miembros del hogar comenzaron a buscar un empleo desde 2017, con el propósito de compensar la caída del poder adquisitivo de los salarios

La respuesta de la demanda fue en general expansiva en todo el período, con excepción de los recesivos 2014 y 2018, pero en general fue insuficiente para dar respuesta al aumento de la oferta, de ahí que el resultado neto fue el crecimiento del desempleo en unas 500 mil personas entre los extremos, según se desprende de la proyección de los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.

La resiliencia que mostró el mercado de trabajo en términos de la población ocupada, pese al virtual estancamiento de la generación de riqueza, se explica por dos fenómenos:

1)el aumento de los empleos precarios, como se denomina a las ocupaciones independientes como monotributista, monotributista social y en casas particular, que contribuyeron a reducir el impacto de la baja de puestos asalariados en el sector privado; se agregó la expansión en la década en 1 millón de personas ocupadas en la informalidad; y

2)la caída sostenida del salario real, poder adquisitivo, desde el máximo registrado en 2015, el más alto desde 1993, acumuló un deterioro entre extremos de 15,6 por ciento.

El plano financiero

La aceleración de la tasa de inflación desde 15,3% en 2009 a 54% diez años después tuvo sus efectos directos sobre el mercado de dinero, aunque de diferentes formas, y distinto ritmo.

La aceleración de la tasa de inflación desde 15,3% en 2009 a 54% diez años después tuvo sus efectos directos sobre el mercado de dinero

En lo referente al ahorro a plazo fijo las tasas de interés resultaron fuertemente reales negativas, muy por debajo de la inflación efectiva a fin de período entre 2010 y 2016, y tendió a equilibrarse en el resto de la década, pese a que el objetivo ex ante del gobierno era que fueran positivas para fomentar la monetización. En tanto, del lado del tomador se tornaron muy altas con la gestión Cambiemos.

Sin embargo, en la mayor parte de la década se observó que si bien las tasas de interés en pesos no fueron atractivas para los ahorristas en términos de la capacidad de compra en la moneda nacional, por el contrario, resultaron suficientes para los capitales golondrinas en divisas, porque en general el tipo de cambio apreciado como regla antiinflacionaria actuó como aspiradora para buscar renta inicial en pesos que se potenciaba con la posterior redolarización.

El saldo de depósitos totales, en pesos y dólares, convertidos a moneda extranjera, pasó desde el equivalente a USD 52.205 millones a fines de 2009 hasta pico de USD 129.607 en 2017

De ahí que el saldo de depósitos totales, en pesos y dólares, convertidos a moneda extranjera, pasó desde el equivalente a USD 52.205 millones a fines de 2009 hasta pico de USD 129.607 en 2017. A partir de ahí, la desacertada decisión del gobierno de Mauricio Macri de intervenir el Banco Central, impulsada por quien era Jefe de Gabinete, Marcos Peña y el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, y no resistida por Federico Sturzenegger, dieron dio lugar a la pérdida de confianza y repetidas crisis cambiarias que derrumbaron el total de depósitos del sector privado al equivalente a USD 61.000 millones en la actualidad.

Un recorrido similar experimentó el segmento del crédito al sector privado. Partió del equivalente a unos USD 41.000 millones a fines de 2009, alcanzó un máximo de USD 74.000 millones en 2012, hasta que la maduración del cepo cambiario y las restricciones al comercio exterior se ocuparon de debilitarlo hasta USD 58.000 millones en 2015. El cambio de gobierno y la mayor apertura a los mercados externos posibilitaron un nuevo impulso, ahora hasta un pico cercano a USD 82.000 millones dos años después.

Pero la crisis cambiaria, la profundización de la recesión forzaron una nueva caída de la masa total de préstamos a empresas y familias a niveles aun inferiores al de comienzo de la década, totalizan unos USD 39.350 millones.

La crisis cambiaria, la profundización de la recesión forzaron una nueva caída de la masa total de préstamos a empresas y familias a niveles aun inferiores al de comienzo de la década, totalizan unos USD 39.350 millones

Sector externo

La década anterior había terminado con un superávit comercial de unos USD 17.000 millones, fue el resultado de exportaciones por USD 55.672 millones e importaciones por USD 38.786 millones. El año siguiente se intensificó el intercambio comercial, y aunque disminuyó el excedente de divisas, se mantuvo en el rango de los 5 dígitos hasta 2012, pero desde ahí comenzó a evidenciarse los efectos negativos de la imposición del cepo cambiario y trabas a las compras en el resto del mundo.

Desde 2013 comenzaron a evidenciarse los efectos negativos de la imposición del cepo cambiario y trabas a las compras en el resto del mundo

A partir de ahí se inicia una tendencia claramente declinante, inicialmente más intenso del lado de las ventas que de las compras en el exterior, hasta producirse un punto de giro en el último año expansivo de la economía en su conjunto, en 2017, el cual se mantiene del lado de las exportaciones, principalmente al superarse los efectos de dos años con cosechas afectadas primero por inundaciones, y luego sequías; pero empezó a contraerse del lado de las importaciones. De todas formas, el resultado entre extremos fue moderadamente expansivo.

En cambio, la década no resultó auspiciosa para las empresas exportadoras. La ausencia de incentivos y de políticas estables con tipo de cambio competitivo hicieron que de comenzar el decenio con un total de 7.456 sociedades registradas apenas creciera al filo de 8.000 en 2011, aunque sin alcanzar el récord de poco más de 8.100 tres años antes, y desde entonces declinó hasta estabilizarse en el rango de 5.800 con el gobierno de Cambiemos, y un promedio simple de USD 10 millones por año.

Ese escenario determinó que la principal fuente de divisas para financiar las necesidades del sector público en su conjunto fuera el endeudamiento nominado en divisas, inicialmente en el mercado interno, y sobre la segunda mitad de la década con el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de China, en este caso a través de un swap de monedas, que posibilitaron transitoriamente apuntalar la posición de reservas internacionales.

Entre extremos la deuda pública pasó del equivalente a USD 147.119 millones en 2009, poco más que 3 veces las reservas en el Banco Central; a USD 309.000 millones en la actualidad, 7 veces la posición de divisas brutas de la autoridad monetaria.

Dos años en recesión, con perspectiva de un tercero, fenómeno que no se observaba desde la crisis de 1999 a 2002, junto a la concentración de vencimientos desde 2021, llevaron al gobierno de Alberto Fernández a preocuparse por comenzar al inicio de la nueva década la renegociación de la deuda con acreedores privados, principalmente del resto del mundo y el Fondo Monetario Internacional, tras obtener lasanción por parte del Congreso de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública.

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