La Selección argentina y su larga historia de ausentes y marginados

“Crucé el océano y me ahogué en la orilla”, dijo Jorge Valdano cuando a una semana quedó afuera de Italia 90. Todos los técnicos tienen su víctima. Alberto Marcico y Ramón Díaz, fueron las de Bilardo. Maradona, la de Menotti. Bielsa y Passarella tuvieron las suyas

“Crucé el océano y me ahogué en la orilla”. Muchos de los jugadores que ayer quedaron afuera del Mundial de Alemania habrán sentido lo mismo que Jorge Valdano resumió con su metáfora cuando Carlos Salvador Bilardo lo sacó de Italia 90.

La historia de la Selección es tan rica en ausencias como en la pasión que genera cada vez que se anuncia un plantel que viajará a un Mundial. Una verdad de Perogrullo no deja de ser verdad: no se puede conformar a todo un país, aunque es cierto que existieron casos que olieron a injusticia.

El caso de Valdano fue uno de esos. No sólo porque el ex jugador del Real Madrid se estaba recuperando de una hepatitis que soportó durante 10 meses, sino porque cuando ya había dejado el fútbol fue le propio Bilardo quien le pedirá que vuelva

“Me falta un Valdano”, le dijo. Y el campeón en el 86 se entrenó hasta que una semana antes del Mundial, el técnico le dijo: “No te veo, no te veo”. El santafesino estaba afuera.

Fue en ese mismo Mundial donde el riojano Ramón Díaz –por aquellos días en Francia- era uno de los pedidos por los hinchas. Era el gran clamor popular y hasta el propio presidente de ese entonces, Carlos Menem, habría insistido por su coterráneo.

Pero el riojano, luego multicampeón como técnico de River, ya sabía lo que era quedarse afuera de la máxima competición del fútbol. En México 86 Bilardo tampoco lo tuvo en cuenta. La cercaría de Ramón con César Luis Menotti, su identificación con el fútbol del “Flaco” lo hicieron un hombre lejano al “Narigón”. Hay que reconocer que Díaz nunca fue un hombre rencoroso: nunca le negó el saludo al técnico.

Bilardo tiene varias ausentes en su haber. Otro recordado fue Alberto Marcico, quien tuvo su gran cuenta con la Selección. El “Beto” no estuvo ni en México ni en Italia, los dos mundiales a los que llegó en mejor forma. Pero con Bilardo nunca compatibilizaron.

Pero quién puede tirar manteca al techo. Hasta el propio Diego Armando Maradona se fue llorando de José C. Paz, donde concentraba la Selección que dirigía César Luis Menotti con vistas al Mundial 78. El técnico tenía 25 jugadores y debía quedarse con 22: salieron Diego, Víctor Bottaniz y Humberto Bravo. “¿Cómo se lo digo a mis padres?”, se preguntó Maradona después de conocer que no jugaría. “Había muchos diez”, argumentó Menotti. El enojo le duró poco, aunque su familia todavía no le perdona al “Flaco” la decisión.

Más acá en el tiempo, Claudio Caniggia, otro hombre con historia en la Selección y con dos Mundiales encima (1990 y 1994), debió mirar la Copa de Francia 98 desde su casa. El pelo largo, en un principio, lo alejó de Daniel Passarella, aunque luego se transformó casi en una cuestión personal, hasta con una pelea pública. Christian Bassedas también llegó hasta “la orilla” y quedó afuera. El jugador sorpresa fue Abel Balbo.

Precisamente Caniggia tendría su revancha cuatro años más tarde. Fue cuando Marcelo Bielsa lo llamó para viajar a Corea-Japón. Javier Saviola fue la “víctima” y en menor medida Juan Román Riquelme, que nunca entró en el gusto del entrenador.

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