La zona franca sigue hasta 2023, entre apoyos y críticas

Damián Kantor. dkantor@clarin.com Sobre el futuro económico de Tierra del Fuego, la única zona franca del país, hay dos bibliotecas: la que cuestiona la continuidad de la promoción industrial, y la que pretende ampliarlo y robustecerlo. En el Gobierno, claramente, creen en esta última. A tal unto que ya está para firmarse un decreto que extenderá ese régimen impositivo 10 años más, según reveló a Clarín el subsecretario de Industria, José Díaz Pérez, por lo que los beneficios fiscales continuarán hasta 2023.

Pero gran parte del futuro perfil productivo de la isla se define el 31 de diciembre. Ese día, el Gobierno debe definir la suerte de 28 proyectos para ampliar o radicar nuevas industrias (la mayoría vinculados a la electrónica), que involucran más de 2.000 millones de pesos de inversión y la generación de 1.664 nuevos puestos de trabajo. Es una tarea contrarreloj, porque a la hora del brindis de fin de año vence el decreto 490, impulsado en 2003 por el gobierno de Eduardo Duhalde, que reabrió la posibilidad de instalar nuevos emprendimientos y ampliar los existentes.

Aunque nunca aclaró públicamente las razones, Roberto Lavagna no firmó ese decreto. Y como también era ministro de Economía en ese entonces, el hecho generó suspicacias. Pero hoy no hay dudas: para el Gobierno, la prolongación del régimen de promoción industrial fueguino, que contempla beneficios tales como el no pago del IVA y Ganancias, y la importación de productos libre de aranceles aduaneros, es crear un espejo de Manaos, la zona franca que Brasil posee en la amazonia profunda. La idea oficial es contrarrestar la llegada de productos brasileños producidos allí. «Se intenta equiparar Tierra del Fuego con Manaos, pero evitando desalentar alternativas en el continente». Así resumió Díaz Pérez la posición oficial.

La observación del funcionario no es casual. Las empresas que quieran instalarse deben cumplir antes con dos requisitos fundamentales: que no haya producción nacional de lo que se fabrique en la isla, y que esos productos también se hagan en otros regímenes de promoción industrial del Mercosur, como Manaos. Para evitar eventuales juicios al Estado, antes de aprobarse un proyecto debe exponerse en público para conocer si existen reparos empresariales.

Dos evaluaciones

Cada proyecto es examinado por dos comisiones evaluadoras, integradas por cámaras empresariales, funcionarios nacionales y provinciales. Pero es la Secretaría de Industria de la Nación la que tiene la última palabra a la hora de aprobar o rechazar a través de resoluciones.

Si bien en Tierra del Fuego se jactan de tener el régimen más vigilado, a las promociones pro vinciales siempre la sobrevuelan las sospechas de corrupción y favores políticos. El fueguino fue creado en 1972, cuando el gobierno militar de Alejandro Lanusse impulsó la ley 19.640, que le dio vida. Se adujo razones geopolíticas: había poca población, y la mayoría eran inmigrantes.

Según los censos nacionales, en 1970 había sólo 13.527 pobladores, que pasaron a ser 101.187 en 2001, siete veces más, después de tres décadas de zona franca. «En 1972, el 73% de la población era extranjera. El proceso de crecimiento demográfico en este territorio ha sido consecuencia del régimen de promoción», señala el ministro de Economía fueguino, Raúl Berrone, y completó: «Por eso le planteamos al Gobierno nacional la necesidad de prorrogarlo porque el decreto 490 no cumplió con las expectativas. Estamos procurando que sea un poquito más flexible». Ocurre que hasta el momento, fueron muy pocas las empresas que consiguieron el visto bueno.

Los pilares

Concentrada en dos polos, Ushuaia y Río Grande, hay tres industrias que animan la economía fueguina, además del turismo: la electrónica —la más importante—, la textil y la petroquímica. De los 28 proyectos, la mayoría son montajes de alta precisión de aparatos electrónicos, por ejemplo, televisores, celulares, aire acondicionados, microondas y bienes informáticos. De ser aprobados, en total implicaría una inversión de 2.011 millones de pesos y la creación de 1664 puestos de trabajo en un plazo de 3 años. Sin embargo, el de mayor envergadura (por 1.647.000.000 pesos), es de fertilizantes. Pero una fuente del Gobierno dijo que no tiene muchas chances de prosperar, porque ya hay quienes lo hacen en el país.

Desde su nacimiento, la ley 19640 sufrió varias modificaciones. A partir de esa ley comienzan a radicarse empresas textiles, electrónicos, plásticos, entre otros, que ya estaban radicadas en el continente. En 1995, durante el menemismo y con Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía, se dicta el decreto 479 de sustitución de productos. Esto permitió a las empresas cambiar productos discontinuados por otros en la misma línea. Por ejemplo, los que fabricaban TV blanco y negro podían producirlos a color.

Desde el decreto de 2003, entonces, conviven tres regímenes, que en la jerga son conocidos como los originarios (de la ley 19.640), los convertidos (decreto 479) y los nuevos (decreto 490). Este último es el que vence a fin de año. Por el 490 se presentaron en total 33 proyectos y ya hay tres aprobados (Brightstar, Noblex y Cemosur), y dos fueron rechazados. El resto continúa en carrera, según dijeron fuentes oficiales.

Pero hay otros, como el caso de New San, al que se les autorizó a fabricar televisores de plasma y acondicionadores de aire por el decreto 479 en el polo de Ushuaia. Esta norma establece un cupo cuando el mismo producto se fabrica en el continente.

Zona de críticas

No caben dudas de que la zona franca es un imán tanto para los inversores como para las controversias. Porque en realidad no todos abrevan en la biblioteca oficial. Para el economista Javier González Fraga, la única base económica real de Tierra del Fuego es el turismo. «Los programas de estímulo a la industria electrónica se hicieron a costa de demorar la industria turística. Si tenemos que subsidiar algo, subsidiemos el turismo y no para pagar televisores que resultan más caros porque vienen desarmados y hay que armarlos acá», dijo.

En el sector textil también se escuchan quejas, pero enfocadas en las sábanas. Alejandro Sampayo, presidente de FITA (Federación de Industrias Textiles Argentinas), despotricó contra la importación de telas paquistaníes, que después terminan en el mercado interno libre de aranceles. «Lo exportado desde Tierra del Fuego hacia el continente en el último año fueron 5.300 toneladas de sábanas. El daño a la producción local supera al conflicto con Brasil», arrancó el directivo para rematar: «No pedimos que se cambie la ley, sino que se la reglamente».

A pesar de contar con el generoso contexto fiscal, Tierra del Fuego acompañó el sube y baja económico de la Argentina. El mejor momento de la isla se vivió en 1984, tras la recuperación democrática. Ese año funcionaban a pleno 121 industrias que empleaban a 6331 personas. Dos años después había 6973 empleados, pero cerraron 20 empresas. Ya se insinuaba lo peor, que llegó con la convertibilidad, el dólar subvaluado y la apertura indiscriminada de los mercados.

Los memoriosos recuerdan que en 1996, quedaron sólo 47 empresas y 3154 empleados, lo que generó fuertes protestas gremiales ante la ola de despidos. El sector electrónico llegó a ocupar en su mejor momento a 5.132 obreros. Después vinieron las cesantías, los despidos y los cierres de fábrica por la invasión de productos electrónicos del exterior, que entraban sin restricciones.

Los datos hablan por sí solos: en 1994, la cuarta parte de los obreros y trabajadores industriales había perdido el puesto debido a la crisis de armadurías de electrodomésticos. Hoy, la industria fueguina, reanimada por el espaldarazo de la sustitución de importaciones, busca un nuevo perfil productivo.

«En 2005 estamos como en los mejores años. Pero lo que empezamos notar es que tuvimos una agresión de importaciones de Brasil y China, porque si bien el mercado de consumo crecía, la industria no crecía en paralelo», dicen en el sector tecnológico. Según la AFARTE (Asociación de Fábricas Argentinas de Terminales Electrónicas), este año se fabricarán 1.600.000 televisores. El aumento de la demanda en el mercado tiene una explicación relacionada con el fútbol: se viene el Mundial de Alemania, que arranca en junio de 2006. El aumento de la producción recalentó la demanda laboral: en enero de este año, la industria tecnológica tenía 1573 empleados; en setiembre llegó a ocupar 3192.

Martín Teubal, director de BGH, una firma radicada en Tierra del Fuego, sostiene que de setiembre a diciembre es el pico de producción, por el Día de la Madre y las Fiestas. «Estamos recuperando los niveles de antes de la crisis. Anda muy bien todo lo que es televisión, que ya incorporan pantallas más grandes y sofisticadas», sentencia.

En el fin del mundo reina el optimismo. Habrá que ver si el clima es sustentable.

Fuente: Diario Clarin

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