Bolsonaro trajo consigo un manto de incertidumbre sobre el bloque regional Flexibilizar el Mercosur: ¿y ahora me lo venís a decir?

Dom 20/01/19.-La primera reunión entre Bolsonaro y Macri estiró la vida del Mercosur: Poco antes de asumir la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro lanzó algunas declaraciones en contra del Mercosur, amenazando en el extremo con su disolución. Según el líder brasileño que irrumpió en la política sudamericana, era necesario flexibilizar las condiciones imperantes, virando rápidamente hacia un esquema de mayor libre comercio con menores restricciones y políticas proteccionistas. Considerando la hegemonía de nuestro país y del gigante sudamericano en el bloque (representan más del 90% de su PBI y cuatro quintos del intercambio intrazona), esto implicaría enfriar las relaciones bilaterales entre ambos.

Sin embargo, una vez en el cargo, tanto el nuevo mandatario brasileño como su ministro de economía Paulo Guedes matizaron estas propuestas. En este sentido, la primera reunión que mantuvo Bolsonaro con Mauricio Macri señaló que las políticas adoptadas en una línea de mayor flexibilidad –reducción paulatina del arancel externo común para las importaciones extrazona–, pero no a la velocidad que se podía presuponer. En consecuencia, la alianza regional permanecerá viva y el acuerdo que legisla la relación bilateral no cambiaría de manera sustancial, al menos en el corto plazo. Por lo tanto, es relevante analizar el estado de situación del bloque regional así como qué implicaría flexibilizarlo en este momento.

La economía argentina se estanca y la brasileña comenzaría a despegar

En los últimos años, las exportaciones argentinas de bienes cayeron de manera sistemática. El valor enviado al exterior pasó de USD 83.000 millones en 2011 a menos de USD 60.000 millones en 2017 (-30%), producto de una contracción tanto en precios (-19%) como en cantidades (-13%). Comparando entre los envíos al Mercosur y al resto del mundo, resultado de la recesión que atravesó la economía brasileña, la caída fue sensiblemente mayor hacia dentro del bloque regional que hacia afuera: mientras que las primeras se desplomaron un 40%, al pasar de casi USD 21.000 millones en 2011 a menos de USD 12.000 millones en 2017, las segundas se redujeron de USD 62.000 millones a USD 47.000 millones en igual período (-25%). Sin embargo, cabe destacar que pese a la notable contracción, las ventas a la región continúan representando un quinto de nuestros envíos al exterior (en 2011 implicaban un cuarto), de modo que no es posible estimular la inserción comercial argentina sin considerar su centralidad. Más aún, si tomamos a las manufacturas de origen industrial –bienes en donde el agregado de valor es mayor y donde el establecimiento de relaciones comerciales demanda plazos más largos– la unión aduanera implica uno de cada dos dólares exportados.

Visto desde la óptica argentina, en 2019 nuestra demanda interna en Argentina permanecerá deprimida. Como respuesta, las exportaciones lucen como una importante salida contracíclica. Por lo tanto, la flexibilización inmediata del Mercosur no parecería ser la mejor noticia para los sectores exportadores locales (ni para la economía en su conjunto), ya que se perderían accesos privilegiados –sin aranceles– de manera inmediata, a la par que no se ganarían otros en el corto plazo. A esto se suma también un contexto internacional en que el comercio se cierra, dificultando la apertura de nuevos mercados especialmente para las manufacturas –de todo origen-.

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