Argentina vuelve a fallar, por Ian Vásquez

Mart 08/05/18.- «El problema de fondo en Argentina –la irresponsabilidad fiscal– empeoró con los Kirchner; pero no empezó con ellos ni tampoco Macri lo está resolviendo».

Cuando Argentina rechazó el populismo al elegir a Mauricio Macri, el mercado reaccionó de manera positiva, y con razón. Macri prometió un cambio de rumbo y en los dos años y medio que ha gobernado, Argentina se ha vuelto un país más sano.

Pero la semana pasada ocurrió lo que suele ocurrir en Argentina cada varios años: la falta de confianza en la economía se manifestó a través de una huida y caída del peso. Eso ocurrió no antes de un esfuerzo fútil por parte de banco central por defender al peso que terminó costando US$7.000 millones. Para contraer una devaluación y atraer inversores, el banco central también subió los intereses al 40%. Eso pegará duro a la economía y a los deudores.

El veredicto del mercado es tan claro como lo es de sentido común: el gradualismo de Macri no ha podido curar a Argentina de varios de sus excesos populistas. En otras palabras, las medidas económicas del gobierno, aunque puedan ir en buena dirección, son insuficientes y no resuelven los graves problemas estructurales. Comparada con otros países, que de manera exitosa han enfrentado problemas económicos graves con reformas profundas, Argentina se ha quedado muy atrás.

El problema central de Argentina sigue siendo el mal manejo del gasto público. El Estado gasta demasiado y muy por encima de lo que percibe en ingresos. Esto empeoró durante los 12 años en que gobernaron los Kirchner. El gasto público argentino está por encima del 40% del PBI. Antes de la llegada de la pareja peronista, el gasto representaba el 23%. Macri ha bajado el gasto solo en un par de puntos porcentuales. El déficit fiscal es del 7% del PBI, por lo que el Estado se sigue endeudando. Es por ello que el economista José Luis Espert dice que Argentina debe bajar su gasto al 25% del PBI, el promedio que tuvo el país desde 1961 al 2002.

El gasto también se está financiando a través de la maquinita de imprimir pesos, algo que está provocando una de las inflaciones más altas del mundo. Para este año, se espera que la inflación llegue a más de 20%. Desde principios de este siglo, los beneficiarios de ingresos públicos –empleados públicos, pensionados, subsidiados, etc.– se han triplicado, pasando de alrededor de 5 millones de personas a 16 millones. Representa una carga enorme en un país de 44 millones de personas. Más aun cuando la corrupción y el abuso abundan. Por ejemplo, del 2003 al 2017 los beneficiarios de pensiones de invalidez pasaron de 81.500 personas a más de un millón y medio de personas sin que haya habido una guerra o desastre natural.

El problema no es solamente el alto nivel de gasto. La crisis de mal manejo de fondos públicos ha sido de largo plazo. Espert observa que desde los setenta Argentina ha sufrido cuatro crisis fiscales como la de la convertibilidad en el 2001 o la que resultó en la hiperinflación (1989-1990). El problema de fondo en Argentina –la irresponsabilidad fiscal– empeoró con los Kirchner, pero no empezó con ellos ni tampoco Macri lo está resolviendo.

Al gobierno ahora le falta credibilidad. Vale la pena prestar atención a quien fuera ministro de Hacienda en Argentina brevemente el 2001, Ricardo López Murphy. El presidente lo despidió por proponer reformas fiscales difíciles pero necesarias. Al no llevarlas a cabo, Argentina entró en una crisis más aguda y tuvo que implementar las medidas de todas maneras. Hace unos meses, López Murphy volvió a proponer reformas más profundas, en vez de continuar con políticas gradualistas que ponen al país en una situación vulnerable y lo exponen a una crisis.

¿Cuándo aprenderá Argentina?

Fuente:elcomercio.pe

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