El presidio más cruel de la Argentina es uno de los sitios más visitados en Ushuaia

Dom 08/01/18.- Cientos de turistas de todas partes del país y del mundo recorren a diario la prisión que se convirtió en un museo.

La ciudad más austral del mundo, Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego, se convirtió en los últimos años en un polo turístico que atrae a visitantes de todas partes del país y del mundo. Aunque sus mayores atracciones son las bellezas naturales, las formaciones geográficas, su flora y su fauna, como también sus servicios de hotelería y gastronomía de excelencia internacional, uno de los sitios más visitados es un lugar que albergó a los más peligrosos delincuentes y que fue el presidio que algunos historiadores consideran, más cruel del país: la cárcel de Ushuaia y presidio militar.

Así es la denominación que tuvo este centro carcelario que se convirtió en un sitio histórico y que hoy funciona como museo. EL LIBERALparticipó de una excursión por este terrorífico lugar, del cual se conocen varias historias protagonizadas por los presos que pasaron por él. Sus orígenes se remontan a 1896, cuando comenzó su construcción por parte de un grupo de presos, con maderas y chapas, el material que se utiliza en esta región del país, a raíz de la nieve.

Otra de las particularidades, es que esta ciudad creció alrededor de la terrible cárcel. El penal funcionó de 1902 a 1947, hasta que el entonces presidente Juan Domingo Perón ordenó cerrarla por los duros informes que recibió sobre este centro de detención: los presos eran muy maltratados, estaban en condiciones antihigiénicas y no era un lugar de rehabilitación para volver a reinsertarlos en la sociedad.

Por esta cárcel pasaron los presos más peligrosos del país a comienzo del siglo XX. En sus orígenes, además de los presos, llevaron guardiacárceles, sus esposas y familias.

Fue así que la ciudad fue creciendo a la fuerza entre algunos comerciantes y la institución penal. Ushuaia gravitaba en torno al presidio a tal punto que en sus primeros años, la mayor parte de sus habitantes eran reclusos y guardias.

El sitio era reservado para reclusos con sentencias a cadena perpetua, asesinos seriales y también presos políticos. Las condiciones para sobrevivir eran duras, además del clima que los enfermaba mucho, los reclusos también eran sometidos a duros castigos.

La prisión llegó a tener cinco pabellones con celdas de un metro y medio por dos. Había 380 calabozos con muros de roca de 60 centímetros de espesor. Entre los reos más «famosos» que pasaron por este lugar estuvieron Cayetano Santos Godino más conocido como el «Petiso Orejudo», asesino serial de niños; y presos políticos como Simón Radowitzky, un anarquista ucraniano-argentino, que fue condenado a prisión por un atentado contra el jefe de la policía de Buenos Aires, Ramón Lorenzo Falcón.

En el penal cumplió una condena de 21 años y padeció muchas torturas.

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