Diálogo
Nombre masculino
1.
Conversación entre dos o más personas que exponen sus ideas y comentarios de forma alternativa.
Bien, esta es la definición de dialogo, nada complicado, ni difícil de entender, lo difícil es concretarlo en un mar de mensajes mediáticos, que en cierta forma, generan hasta vergüenza ajena.
No es necesario poner aquí nombres, porque todos ustedes saben a lo que me refiero y a quienes hago responsables de no poder sentarse a dialogar después de más de un año.
Todo este tiempo perdido es irrecuperable, todo ese palabrerío en cierta forma pone a la provincia en un lugar muy incómodo,
En mi humilde opinión, el mensaje hacia afuera es terrible, porque mientras se cree que están distrayendo a la gente, lo que en realidad ocurre es que, la gente está cada vez peor, ahora, en este momento, no hay tiempo para perder preguntándole a unos y a otros cuando se van a sentar a dialogar, a aportar, a debatir, a generar ideas, a pensar en todos aquellos que están sin trabajo y asisten diariamente a este patético culebrón.
Y hablo de desempleo por tocar uno de los temas más preocupantes en la provincia y en la nación, y hablo de Nación, provincia y municipios, todo el escenario es complejo, pero pareciera que es más gratificante para algunos sostener esta situación increíble, tratándose de adultos, antes que dejar de dar espacio a un verdadero conventillo que amplía la grieta ya existente, nos hace retroceder, nos aplasta y termina por hundirnos más de lo que ya estábamos.
En definitiva abogo por mayor institucionalidad, respeto a las diferencias políticas y por sobre todo a la gente que necesita soluciones inmediatas porque a nadie le gusta recibir un bolsón de comida, ni un subsidio, quieren trabajar dignamente y una de las responsabilidades indelegables del estado es garantizar el bienestar general.
El dialogo entre fuerzas políticas de distinto color es la base de la institucionalidad, de la función pública, de la gestión, de la alternancia política pero sobre todo es una señal de evolución institucional que hoy no tenemos, como tampoco tenemos seguridad jurídica, ni política ni económica, porque eso se construye dialogando, unificando esfuerzos para salir todos adelante, para asegurarnos una mejor calidad de vida.
En definitiva, trabajar para el conjunto de la sociedad y no para quienes nos aplauden, la militancia, los allegados, o los que nos caen bien. Cuando se asumen responsabilidades de tamaña envergadura no se puede sectorizar, no se puede ningunear y mucho menos ignorar a quienes piensan y actúan de manera diferente.
Si esto que es tan antiguo como el origen del hombre, no se puede concretar en pleno siglo XXI, estamos mucho más complicados de lo que creíamos, estamos menos desarrollados de lo que creíamos, estamos más lejos de lo que nos hicieron creer, ¿nos hicieron creer?.
Armando Cabral