Echan al procurador Guglielmino por la derrota en el caso Redrado

El matrimonio Kirchner decidió esta noche aceptarle la renuncia al procurador Osvaldo Guglielmino, a quien culpan de la sucesión de fallos adversos que recibieron en la pelea con Martín Redrado. El castigo en rigor disimula la culpa del máximo responsable: Carlos Zanini, el cerebro jurídico del Gobierno y negociador en jefe con la Justicia.

Martín Redrado ha demostrado que pese a su aspecto atildado y sus palabras elegantes, no se cuece al primer hervor. Notable resistencia la de este economista que le está dando a los Kirchner una pelea en la que van perdiendo girones de autoridad y potencia política.

Como era previsible luego de la humillante sucesión de derrotas que sufrieron en la Justicia, hicieron lo que haría cualquier litigante decepcionado: despidieron a su abogado. Esto es el procurador del Tesoro Osvaldo Gugliemino.

Es verdad que Gugliemino venía arrastrando complicaciones personales y cierto hastío general. En las interminables audiencias con los abogados de los diputados de la oposición que llevaron adelante los amparos del caso Redrado, el Procurador deslizó «apenas termine esto muy voy, no aguanto más». En ese momento nadie le creyó.
data imagen

El ex procurador del Tesoro Osvaldo Guglielmino, al ingresar ayer en el Congreso para declarar en la comisión que analiza la remoción de Redrado.

Ampliar imagen

Lo cierto es que con una inocencia enternecedora, cuando comenzaron a llover los fallos adversos, como reveló en su momento La Política Online -ver nota adjunta-, un Guglielmino notablemente desbordado y a la deriva, combinaba escritos de apelación de pésima hechura técnica con pedidos deseperados del estilo «ustedes no entienden somos el Gobierno, no pueden seguir con estas causas, dejenos hacer las cosas a nosotros que sabemos lo que hacemos».

«Era simpático y con muy buenos modales, pero el mesaje que nos daba en las audiencias era surrealista, sintetizando nos decía: dejenme ganar», recordó a La Política Online uno de los abogados del diputado macrista Federico Pinedo.

Pero si Guglielmino fue el actor principal de la derrota judicial que vivieron los Kirchner, lo cierto es que el guinista fue el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini, a quien por obvias razones los Kirchner no pueden despedir.

Echarlo equivaldría a desacerse del alter ego del matrimonio, el hombre que comparte los últimos whiskys con Néstor Kirchner, el cerebro jurídico y político del matrimonio. Que por lo visto, dista de ser infalibre.

Se entiende, cuando el poder está en su cénit todos parecen brillantes y sus deseos suelen concretarse. Otra cosa es remar en la adversadad del rechazo popular y luego de una derrota electoral.

El Gobierbo bajo el efecto «diario de Yrigoyen»

Más allá de la novedad institcional de un Gobierbo acorralado por un fuero tan accesible para el poder como el Contencioso Administrativo, lo notable es que los Kirchner empiezan a creerse las ficciones que propalan.

En el conflicto con Redrado, cuano Zanini realizó a través de un mediador una negociación agónica con Redrado, revelada por La Política Online, le envío el siguiente mensaje al economista: «no vale la pena que sigas resistiendo, ya tenemos cerrado el fallo de primera instancia y el de Cámara, vas a perder en toda la línea».

O Redrado es un audaz o tenía mejor información que el Gobierno. Lo cierto es que no aceptó la propuesta de presentar su renuncia «sin condiciones», y luego fue el Gobierno quien enfrentó fallos adversos en ambas instancias.

«Es muy preocupante que en lo más alto del poder se manejen con ese nivel de precariedad. La verdad que asusta, no está calro si son unos irresponsables o ya se creen sus propias ficciones», afirmó a La Política Online uno de los asesores de Redrado que estuvo al tanto de las negociaciones.

La caída de Guglielmino

Guglielmino reemplazó a Horacio Rossati en la Procuración y como reveló en su momento La Política Online, no dejó un buen recuerdo. Es que desarmó la afinada defensa que había armado el ex ministro de Justicia con abogados del Estado, en todos los juicios que enfrentaba el país en el CIADI. En su lugar tercerizó el trabajo en estudios privados, que cobran millones, con el agravante que se inmiscuyen en pleitos de cientos y hasta miles de millones de dólares y que afectan intereses sensibles de la Nación.

Como tantos otros funcionarios de deslucido paso por el poder y notable ineficacia, arribó al Gobierno de la mano de Alberto Fernández. Provenía precisamente del fuero Contencioso Administrativo, en el que sus contactos con camaristas como Grecco o Bouján, no alcanzaron para evitar la derrota en toda la línea que sufrió el Gobierno con el caso Redrado.

Fuente:lapoliticaonline.com

loading...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *