Biocombustibles: política y economía

Por Juan Carlos de Pablo Por definición, los recursos no renovables eventualmente se agotan. Lo cual implica que a menos que un cambio tecnológico los sustituya por completo (ejemplo: que se inventen autos que no necesitan nafta para caminar), eventualmente deberán ser sustituidos por otros recursos no renovables, o por recursos renovables. De manera que en el actual movimiento tendiende a dejar de producir combustibles en base a petróleo, para comenzar a producirlos en base a granos (los denominados «biocombustibles»), las consideraciones económicas no pueden ser dejadas de lado.

Las consideraciones políticas tampoco. El 23 de enero pasado el presidente Bush, ante la Asamblea Legislativa de su país, pronunció el discurso denominado «El estado de la Unión». El interés general se concentró en la cuestión de Irak, y en cómo las palabras presidenciales serían recibidas por parte de un Parlamento que luego de la elección de medio período celebrada en noviembre de 2006, en ambas cámaras tiene mayoría el partido Demócrata (Bush es Republicano).

Pero en el referido discurso Bush le dedicó nada menos que 8 párrafos a la cuestión energética, ubicando el aspecto político en el centro de su análisis y propuestas. En sus palabras: «Durante demasiado tiempo hemos dependido de petróleo importado. Y esta dependencia nos deja a merced de regímenes hostiles, y de terroristas que pueden utilizar el sabotaje a los envíos de petroleo para aumentar el precio del producto y afectar nuestra economía».

«Está en nuestro interés vital que diversifiquemos la oferta de energía, y la forma de hacerlo es a través de la tecnología. Hemos hecho grandes progresos, pero deberíamos reducir en 20% el consumo de gasolina en la próxima década, lo cual nos permitiría reducir en _ partes las importaciones de petróleo del Medio Oriente. Para lo cual deberíamos obligar a utilizar 35 mil millones de galones de combustibles renovables o alternativos para 2017».

A su vez en nuestro país el pasado 9 de febrero fue reglamentada la ley 26.093, dictada en 2006. Según esta disposición, para 2010 en Argentina las naftas deberán contener 5% de bioetanol, producido a partir de maíz o caña de azúcar, y el gasoil 5% de biodiesel, elaborado a partir de aceite vegetal.

Estados Unidos es un país importador neto de petróleo, Argentina es un país exportador neto de petróleo (aunque si seguimos adelante con la actual «política» energética, en poco tiempo más nos convertiremos en otro país importador neto de petróleo). Parecería que las consideraciones de naturaleza política son distintas en los casos de Estados Unidos y Argentina.

Las consideraciones políticas llevarían a producir energía más cara, en base a granos que en base a petróleo, pero reduciendo los riesgos que se acaban de mencionar. ¿A qué precio relativo entre petróleo y granos, la consideración política deja de ser onerosa desde el punto de vista económico?

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