La locura es la impunidad

¿Los padres y sobrevivientes de Cromañón son locos y anormales? ¿Qué es la «normalidad»? Temas que rondaron la nueva marcha a 22 meses de la masacre, donde se leyó un conmovedor documento de los chicos sobrevivientes con sus ideas sobre los «cromañones» cotidianos, derechos humanos, conflictos sociales, jueces obedientes. Las propuestas rumbo a una gran marcha, el 30 de diciembre.

Como todos los 30, familiares, sobrevivientes y amigos de las 194 personas muertas en un boliche llamado República de Cromañón marcharon desde Plaza Once, junto al Santuario, hacia la Avenida Corrientes hasta el Obelisco, y luego por Diagonal hasta llegar a la Plaza de Mayo, cada vez más vallada para evitar que las manifestaciones se acerquen a la Casa Rosada. Allí, madres, padres, abuelos y chicos y chicas sobrevivientes, fueron recibidos con el habitual despliegue de patrulleros, camiones celulares, carros hidrantes y policías acorazados para presentar batalla.
Durante el acto se leyó el nombre las víctimas, en cada caso acompañado con una palabra pronunciada por todos: «justicia». La lectura lleva casi 15 minutos. Una señora sentada en el piso se mecía como si estuviera acunando la foto de su hijo, pero en realidad lo que hacía era acompañar cada nombre con ese movimiento y la palabra incierta: justicia. Otra señora tenía una foto de su hijo: «Andy, hijito mío, te extraño desesperadamente». Otras pancartas muestran a esos chicos sonrientes. «Nico Capo», «Alejandra Te amamos», «Florencia Diez». Así, multiplicadas por decenas y decenas. Estas manifestaciones desataron una especie de carnicería mediática y política, destinada a presentar a los familiares, sobrevivientes y amigos como personas violentas, o desquiciadas. Lo mismo ocurrió con las Madres de Plaza de Mayo durante años, por nombrar sólo al grupo más emblemático de defensa de los derechos humanos. Sin embargo, la mayor parte de las iniciativas, acciones, documentos y propuestas del movimiento Cromañón, han sido una expresión de lucidez y de coherencia. En los últimos tiempos el poder judicial ordenó hacer pericias psicológicas a algunos de los padres de víctimas, para determinar si su duelo es «normal o patológico». Sobre esos temas rondó el nuevo documento leído en Plaza de Mayo, que esta vez estuvo preparado por los sobrevivientes que integran la Articulación de grupos de familiares, sobrevivientes y amigos de las víctimas de la masacre. A mitad de su lectura, Sonia Cancinos leyó una carta que provocó un momento particularmente emotivo. Este es el texto completo

>>>La lucha no es locura, la impunidad enloquece

Han pasado ya 22 meses de “aquella noche de humo sin permiso”, sin embargo y por más que han querido, no pudieron silenciarnos. Es por eso que volvemos a la histórica Plaza de Mayo, Plaza del Reclamo, de Los Pañuelos, de Las Zapatillas, y de todos aquellos que, ante la corrupción de los gobiernos de turno, nos vemos obligados a movilizarnos para exigir MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA, por todos los crímenes sociales a los que nos someten.

Es por eso que denunciamos al Gobierno, que no sólo mira hacia un costado, sino que garantiza la impunidad para que a diario desfilen un sin fin de “cromañones”, a lo largo y a lo ancho del país.

Nosotros los jóvenes le preguntamos al poder político y a la sociedad en su conjunto: ¿qué significa luchar por los Derechos Humanos?, ¿por qué se los aplica en determinados casos y en otros no? Nosotros respondemos que los Derechos Humanos deben ser para todos y cada uno de nosotros. Le recordamos al gobierno de Kirchner, que se proclama ser el gran defensor de los Derechos Humanos, que “no tienen fecha los crímenes de estado, que suceden tanto hoy como hace treinta años”.

Luchar por Cromañón es luchar por los 30 mil compañeros desaparecidos durante la última dictadura militar, es exigir la APARICIÓN CON VIDA DE JULIO LÓPEZ, significa apoyar a los trabajadores telefónicos en su reclamo justo por trabajo digno, es luchar por la salud, por eso nuestra solidaridad con los trabajadores del Hospital Francés. Los hechos que nombramos denuncian una lógica de funcionamiento, una manera de hacer política, con patotas y amenazas a testigos. Pero la lista no termina ahí.

Todos vimos lo sucedido días atrás en la provincia de Santa Fe, donde murieron catorce personas, en su mayoría adolescentes. Una vez más se evidenció la falta de controles y el incumplimiento de las normas, la misma lógica de Cromañón, donde se privilegia una “caja chica”, pero nunca la vida.

Los jóvenes seguimos siendo víctimas de esta “Argentina República de Cromañón”, donde las ambulancias siguen sin llegar, cobrándose más y más vidas, como lo ocurrido días atrás, cuando un joven falleció tras recibir una descarga eléctrica. Sin embargo, la causa de la muerte no fue la descarga en sí, sino el abandono por parte del sistema de salud.

Los jóvenes somos concientes que, día tras día, el Poder Judicial podría dar fallos históricos, sin embargo no lo hace. Nos preguntamos ¿por qué? ¿Será que el sistema judicial protege los intereses de los asesinos de siempre para garantizar la impunidad? ¿Será que los poderes hace tiempo perdieron la independencia? ¿Qué independencia puede alegar la Jueza Crotto, cuando cumpliò órdenes del gobierno y desvinculó de la Causa a seis funcionarios?
Todos somos sobrevivientes de este país, donde gobierna la impunidad. Cargados de dolor salimos a las calles a recordarles a los responsables de la masacre que por los pibes de Cromañón no hay olvido ni perdón. Porque estamos nosotros, que somos las voces que no pudieron callar.

Los sobrevivientes llevamos en nuestro cuerpo y nuestro corazón las marcas que dejó Ibarra y su gobierno: una vez ocurrida la masacre, no hubo ninguna política sanitaria integral que abarcara al conjunto de las vìctimas. Nos preguntamos por què: ¿será que garantizarle a la población el derecho a la salud no es un buen negocio? ¿Será que no nos quieren vivos y de pie a los sobrevivientes, porque podemos convertirnos en la voz de los sin voz?

Los sobrevivientes seguimos expuestos a las secuelas tanto psicológicas como físicas: porque la impunidad enferma, y porque todavía seguimos escupiendo veneno. Porque en los hospitales tenemos una “marca Cromañon” que pone nerviosos a quienes han sido cómplices de la masacre, o cómplices en el “después” de Cromañon.

Los jóvenes en su conjunto estamos a merced de Cromañones latentes o manifiestos, en escuelas, calles, universidad, recitales. Les decimos a los músicos que se han quedado sin lugares habilitados para tocar, que busquemos juntos, y en la lucha, las soluciones. No es defendiendo a un empresario corrupto como Chabán, que conseguiremos justicia. Chabàn està preso porque se demostrò que puede fugarse, no porque es un pobre protector del arte.

Llamamos a otros sobrevivientes a unirse a la lucha, porque juntarnos nos da fuerzas.
Llamamos a los familiares de sobrevivientes a unirse a la lucha; y tambièn al pueblo todo, a sumarse, individual o grupalmente, a travès de sus organizaciones: centros de estudiantes, sindicatos, partidos políticos, grupos, murgas…

Estamos preparando colectivamente, junto a familiares y amigos, la Gran marcha de los 2 años, para que Cromañon no quede en el olvido. Los necesitamos en la preparación, a todos y todas.

Como los familiares y amigos, los sobrevivientes decimos:

* No al sobreseimiento de Ibarra
* Que Casación se expida levantando el sobreseimiento a Lopez
* Exigimos al Gobierno la lista oficial completa de fallecidos y de sobrevivientes de la masacre.
* Cárcel a Ibarra, Chabán y todos los responsables

A 22 meses, los sobrevivientes nos sentimos representados por las palabras de Sonia»

En ese momento, se plantó frente al micrófono Sonia Cancinos, y leyó su carta -ya anticipada por lavacadirigida a la jueza que ordenó pericias psiquiátricas a padres y madres de víctimas de Cromañón, para detectar si su duelo es «normal o patológico». Este es el texto pronunciado por Sonia, que provocó uno de los momentos más conmovedores entre todos los que concurrieron a la marcha.

Las víctimas somos nosotros

Señora Jueza, háganos un test a los 3000 sobrevivientes, a las 194 familias y amigos de los chicos muertos en Cromañón y sólo así se dará cuenta que las víctimas somos nosotros, que nada en nuestra circunstancia puede ser normal, porque a quienes les mataron a los hijos de un modo terrible, fue a nosotros, los que pasamos por el infierno y sobrevivimos fuimos nosotros, los que estamos bajo medicación para soportar el dolor somos nosotros, los que no sabemos como convivir ante cada lugar vacío en nuestras casa somos nosotros, los padres que se están muriendo en esta lucha de Justicia son nuestros, los que soportamos todos los golpes, los que seguimos esperando el llamado a declarar a los asesinos que cometieron las acciones de negligencia y corrupción para que Cromañón existiera, los que luchamos día a día para levantarnos, los sometidos a la violencia constante y la indiferencia hacia nuestros derechos, somos también nosotros.
Por todos estos motivos y miles más es que ni usted ni ningún perito psiquiátrico es quien puede someter a evaluación nuestro duelo, para saber si es normal o patológico, ¿sabe por qué? Porque gracias a que nosotros somos los que tenemos que luchar contra la ineficacia de los jueces, contra la red enorme de corrupción que existió y existe hoy día alrededor de Cromañón, gracias a que nosotros tuvimos que salir a la calle desde hace 21 meses sin cesar reclamando justicia, gracias a que siguen ocurriendo pequeños Cromañones por todos lados, en las escuelas, en las fábricas, en los hogares de ancianos en un parque, en todo un país.
Gracias a que los sobrevivientes no reciben la atención adecuada, gracias a que ni siquiera hay una lista real de fallecidos, gracias a que todavía personajes siniestros como Chabán se ensañan en culpabilizar a las víctimas y gracias a tantas otras injusticias hacia nosotros, Señora Jueza, es que nuestro duelo no puede ser juzgado, porque al día de hoy todavía no pudimos hacerlo. No pudimos siquiera velar en paz a nuestros hijos , a nuestros hermanos, amigos, nietos y familiares no pudimos llorarlos, no pudimos detenernos en el dolor, no pudimos confiar en la Justicia, no pudimos y no podemos bajar los brazos porque 194 chicos hacen que sigamos de pie y con los brazos en alto exigiendo justicia, por eso, Señora jueza, el día en que sepamos que la muerte totalmente injusta e evitable de todos nuestros chicos, no haya sido en vano y que todos los responsables vayan presos y paguen por esta masacre, entonces sí, Señora Jueza, podremos tener un duelo normal.

Fuente: Lavaca.org

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