Sin presencia oficial, la Rural criticó al Gobierno

Dijo que “la autoridad no se impone por decreto”; pidió reglas claras y permanentes Con firmes críticas a la política oficial y, a la vez, un claro llamado al diálogo, ayer quedó inaugurada oficialmente la 120a. Exposición Rural de Palermo en un acto atípico, porque por primera vez en la historia de la muestra no participó del acto ningún funcionario del Gobierno.

El único discurso fue el del dueño de casa, Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que mantuvo un delicado equilibrio entre la crítica frontal y una apelación a las autoridades nacionales para “sentarse a hablar”.

Miguens se quejó de la decisión unilateral del Gobierno de suspender las exportaciones de carnes. “Lo único que bajó fue el precio de la hacienda en una proporción que jamás llegó al mostrador y se perdieron mil millones de pesos por la caída simultánea de las exportaciones y el precio del ganado en pie”, aseguró.

El palco oficial, donde suelen ubicarse los dirigentes, invitados internacionales, empresarios y funcionarios, dejó una sensación contradictoria. Sucede que el Gobierno logró con su ausencia estar más presente que nunca. En definitiva, todos los asistentes al acto hablaron del vacío de funcionarios, que pareció consensuado.

Ante la falta de una alocución oficial, Miguens, apeló a algunos párrafos de un discurso que pronunció, en 1875, el jefe nacional de Agricultura de la presidencia de Nicolás Avellaneda. «Fomentemos a todo trance la agricultura y la ganadería, y la crisis desaparecerá sin sacrificio ni violencia», parafraseó el dirigente.

El conflicto entre la administración de Néstor Kirchner y el campo, potenciado por el paro del agro de cuatro días que concluyó el martes pasado, terminó reflejándose claramente en el predio palermitano. «Los funcionarios tampoco deberían temer al disenso. La autoridad no se impone por decreto. Por el contrario, se fortalece con el intercambio de criterios y de opiniones, aunque sean divergentes», señaló Miguens, y agregó que a los argentinos nos sobran los «enfrentamientos» y que es hora de poner las «mayores energías» en la construcción de acuerdos y consensos.

A la inauguración asistieron los ministros de Agricultura de Brasil, Luiz Carlos Guedes; el de Chile, Alvaro Rojas Marín, y el de Angola, Gilberto Buta Lutucuta.

«Formulamos esta apelación a la conciencia de toda la ciudadanía, a gobernantes y gobernados, a dirigentes y dirigidos, para que se reconozca la significación del ser agropecuario en la Argentina», dijo Miguens.

En la misma semana en que Kirchner anunció el plan ganadero para aumentar la producción de carnes y descomprimir la tensión con el campo, ayer el palco apareció desierto.

«Desde el campo propiciamos una discusión abierta, franca y leal sobre los problemas del sector, donde en lugar de desplantes y amenazas para impresionarnos encontremos ideas y propuestas para convencernos», pidió el presidente de la SRA.

En plena crisis por el aumento de los precios de la carne, Kirchner había acusado a los productores de «avaros», porque en enero pasado algunas entidades del campo se habían negado a firmar un acuerdo de precios. Más tarde, en marzo pasado, el Presidente decidió suspender las exportaciones de carnes con el objetivo de rebajar los valores de los cortes en el mostrador. Esa medida fue flexibilizada hasta en un 70%, pero el malestar del campo ya estaba instalado.

«Este año no ha sido uno más para el campo. En él se decidió unilateral y erróneamente suspender la exportación de nuestro producto más emblemático y de mayor calidad [la carne]. Esta medida implicó una profunda disidencia con el sector oficial e inauguró un acalorado debate, aún vigente», admitió Miguens.

La gota que colmó el vaso para los productores fue el efecto desparejo que provocó la medida restrictiva en la cadena de la carne. «El más perjudicado fue el productor. El más beneficiado no fue el consumidor. Sí bajó la carne: hasta más del 30% al productor y sólo el 5% en las carnicerías. ¿Quién fue el ganador? ¿Ganó el país, acaso?», expresó el dirigente.

Y añadió: «Se nos acusó de la suba en el precio de la carne. Se nos calificó de egoístas, de avaros, de especuladores, suponiendo que éramos capaces de digitar a nuestro arbitrio la oferta de los mercados. No somos formadores de precios». Censuró de la misma forma, las retenciones a las exportaciones de los lácteos.

A pesar de las críticas, Miguens evitó la arenga contra el Gobierno en un contexto muy propicio por el fuerte malestar de los productores. En su discurso, en ningún momento invocó personalmente al Presidente o a otros funcionarios. «Como dirigentes, preferimos la madurez del consenso a la esterilidad del enfrentamiento», expresó. Incluso en un momento esbozó un mensaje interno dirigido a sus asociados: «Sentarse a hablar no es traicionar ni resignar principios: es imaginar fórmulas y buscar alternativas».

Al cierre del discurso, Miguens se frenó. Por primera vez, no iba a haber un mensaje oficial que le siguiera al suyo. El dirigente llamó al frente a los presidentes de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías y al de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), Fernando Gioino. Y, en compañía de los dos dirigentes, dijo la frase final reservada para las autoridades: «Bueno, dejo inaugurada la Exposición Rural de Palermo».

Por Franco Varise
De la Redacción de LA NACION

El verdadero peso del campo

* El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luciano Miguens, explicó en su discurso que el sector agropecuario aporta por retenciones al Tesoro Nacional más de 7000 millones de pesos al año, suma que duplica lo gastado en planes de asistencia social. También señaló que genera los alimentos básicos que consume la población argentina, que es el responsable del 50% de las exportaciones del país y que ocupa al 36% de la población económicamente activa. Sostuvo, además, que cuando se afirma que «al campo le va bien» se olvida que en el agro conviven muchas realidades diferentes de todo el país.

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