Ya es tiempo de comprobar qué será Alemania 2006

Hoy, desde las 13, con Alemania frente a Costa Rica, por el Grupo A –y antes con la fiesta inaugural–, se pondrá en marcha en el estadio de Munich la 18a Copa del Mundo; los alemanes vuelven a organizar este torneo en su país después de 32 años

MUNICH.– Ahora que llegó la hora, Alemania 2006 empezará también a ser, por fin, una pelota rodando, ante un estadio colmado y con los protagonistas en el campo.

Hasta aquí y desde hace un buen tiempo, este Mundial que comienza oficialmente hoy, se ha jugado en palabras y en imágenes, en análisis y en suposiciones, como nunca o como pocas veces antes, hasta el punto de vivir el sorteo de los grupos como un partido en sí mismo y la cuenta regresiva como una carrera acelerada contra la ansiedad.

Pero sólo a partir del instante en el que Horacio Elizondo haga sonar su silbato, exactamente a las 13 de la Argentina, para que comience el partido entre Alemania y Costa Rica, después de la fiesta inaugural, podremos empezar a comprobar qué es lo que Alemania 2006 será de verdad. Adentro y afuera de la cancha, porque en todos lados se juega.

Casi exactamente un año atrás, los alemanes se dieron el lujo –extraño en ellos, tan austeros- de organizar –natural en ellos, tan previsores– un verdadero ensayo general de lo que sería esta 18ª. Copa del Mundo, haciéndose cargo de la Copa de las Confederaciones. Fue una oportunidad única. Para mostrar, por ejemplo, varias de las doce ciudades sede con sus respectivos fantásticos estadios, como este monumento a la modernidad que es el de Munich.

Pero también, y más que nada, aquélla fue una ocasión para dejar en claro, sin eufemismos, que aquí se jugaría a algo más que a la pelota: después de 32 años, los alemanes vuelven a organizar este torneo en su país, que es otro país desde la caída del Muro de Berlín y otro, también, a sesenta años de la guerra. No dejarán pasar la oportunidad y la ocasión de tener los ojos de buena parte del resto del planeta clavados aquí: nunca antes un país había sido tan explícito para confesar que usaría un encuentro único como éste para mostrar al resto una imagen, seguramente diferente a la que –están convencidos– se percibe de ellos.

Porque un Mundial de fútbol es más que fútbol, entonces, vale preguntarse y responderse, con la pelota o sin ella, para imaginar que será de todo y de todos dentro de sólo 31 días.

¿Será éste el Mundial que confirme las apuestas, dominadas de manera abrumadora por Brasil?

Tanto favoritismo parece ser uno de los escasos defectos del equipo del genial Ronaldinho y compañía, que desde hace un tiempo trata de escaparle a esa condición como si viera los fantasmas de España ’82 y de México ’86.

¿Será éste el Mundial que corte con los 20 años redondos de frustraciones mundiales de la Argentina?

La apuesta está hecha desde el momento mismo en que Japón Corea terminó abruptamente. Y aunque el camino fue sinuoso se llegó a la meta que muchos pretendían: un equipo casi totalmente renovado, básicamente sustentado en los protagonistas de los éxitos juveniles con el mismo conductor al frente.

¿Será este un Mundial que revolucione la táctica?

Deberá intentar, en principio, devolverle el centro del escenario al juego mismo, últimamente y en más de una ocasión, apenas una excusa para el resto del show.

¿Será éste el Mundial que encuentre al sucesor de Pelé y de Maradona?

Allí está Ronaldinho, con todo para lograrlo. Y con la misma mochila sobre sus espaldas con la que carga Brasil entero.

¿Será éste el Mundial que le devuelva algo de la credibilidad perdida al fútbol?

No hay distracción posible ante escándalos de corrupción como el de Italia ahora y el de Brasil y la misma Alemania no hace mucho, o arbitrajes como los que se sufrieron en Japón Corea 2002. Un Mundial es una vidriera y esta ya está expuesta.

¿Será éste el Mundial de la seguridad?

Será, seguro, el de la amenaza constante. Se invirtió todo en lo que se ve y lo que no se ve para que las únicas noticias, buenas o malas, surjan del fútbol.

¿Será éste el Mundial de la tecnología?

Será, seguro, el Mundial de Internet. Todo ha sido pensado, organizado y operado a través de la red, al límite de la despersonalización. Las entradas se vendieron por Internet, los pasajes se reservan por Internet, cada hincha está identificado en Internet… A lo único que no ha llegado la tecnología todavía –aunque estuvo a punto, con aquella pelota con chip– es a entrar a la cancha.

¿Será éste el Mundial ecológico?

Eso se propusieron, nada indica todavía que lo sea.

¿Será éste el Mundial de las corporaciones y ya no sólo de los hinchas?

Ya lo es, nada fue más difícil para un hincha que conseguir una entrada. El tan mentado juego, deporte, espectáculo, tiene en el negocio –hoy por hoy– a una de sus patas más firmes.

¿Será éste el Mundial que consolide al fútbol como un fenómeno social?

Si es que todavía era necesaria una confirmación, aquí están los alemanes planteándoselo así ya desde mucho antes de este puntapié inicial que se dará hoy.

Se acabaron las palabras, empieza el partido. Hoy empieza el Mundial.

* Para la seguridad, 250.000 policías
Un dispositivo de seguridad de 250.000 policías se utilizará a partir de hoy para los 64 partidos del Mundial, de los cuales 323 son policías de otros 13 países europeos. También habrá 7000 soldados de la Bundeswehr, que se ocuparán de la defensa antinuclear.

Por Daniel Arcucci
Enviado especial

En Mundial, en cifras

203,5 millones de euros en premios repartirá la FIFA entre los 32 equipos participantes

4,8 millones de dólares recibirá seguro cada selección (1,6 millones por partido jugado)

678 mil quinientos euros le pagó ya la FIFA a cada seleccionado que está en Alemania

145,2 millones de euros fue el superávit de la FIFA en el balance de 2005

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/812991

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