El prestigio ingresa en escena

Esta tarde, en Hamburgo, la Argentina hará su presentación en el Mundial, frente a Costa de Marfil, con un equipo balanceado, joven y experimentado. Lo hará cuatro años después de la decepción en Japón

HAMBURGO.- Cuatro años después de la profunda decepción en Japón, el fútbol argentino pone a prueba su capacidad de regeneración. En el medio no hubo un descenso a los infiernos equivalente a lo que podrían sugerir los resultados de la cita asiática. Nuestro fútbol conservó los signos vitales en lo relativo a la capacidad competitiva y la aparición de nuevas figuras. Subcampeón en las copas América y de las Confederaciones ante el imbatible Brasil; medalla de oro en los Juegos Olímpicos; campeón mundial Sub 20. Pruebas irrefutables de que aquella prematura eliminación, teñida de injusticia deportiva, no significó un retroceso o un estancamiento de nuestro fútbol.

Sigue gozando de prestigio y reconocimiento internacional. Fuera de Brasil, que parece jugar un campeonato aparte por el potencial de sus estrellas, la Argentina llega a Alemania con el cartel de favorito compartido con los locales, Italia e Inglaterra. No muchos países pueden ganarse semejante consideración después de una eliminación en la primera rueda.

Con el debut de hoy ante Costa de Marfil, un nuevo ciclo generacional pasará a rendir examen en el seleccionado. Entre promesas no siempre correspondidas por la realidad se acabó el tiempo de Gabriel Batistuta, Sebastián Verón, Diego Simeone, Matías Almeyda, Ariel Ortega, Claudio López y Javier Zanetti.

La renovación la encarnan Messi, Tevez, Palacio, Mascherano, Maxi Rodríguez, Saviola y Cambiasso. Así lo quiso José Pekerman, que hundió el bisturí más allá de lo imaginado. Se nutrió con muchos de los jugadores que había dirigido en los juveniles, estuvo atento a la buena actualidad de otros y conformó un plantel que aún debe verificar en la cancha las expectativas que despierta sobre el papel. Hasta aquí, por falta de tiempo para experimentar -un mal que aqueja a todos los seleccionados por igual- o por algunos pasos en falso (ante Inglaterra y Croacia), la Argentina es más un grupo de individualidades muy interesantes que un equipo de comprobada fortaleza.

Tiene un considerable margen de crecimiento porque compensa la experiencia de algunos (Ayala, Crespo, Sorin y Abbondanzieri) con la juventud de otros tantos. En cuestiones de edad, la Argentina es un equipo equilibradamente fresco.

La Argentina no necesitará que avance mucho el Mundial para sentirse exigida. Su zona, con un rival de la Africa negra y dos europeos que plantean diferentes complejidades, recuerda las dificultades sufridas en Japón. Más allá de las precauciones, no hay nada que impida ser optimista de cara al estreno ante Costa de Marfil, equipo acostumbrado a agruparse en su campo y sorprender de contraataque con la potencia de Drogba (trabajo para los zagueros centrales) y la verticalidad de Akalé (atento Burdisso) por la izquierda.

Pekerman tuvo visualizada su formación con mucha anticipación. Será la misma que venció a Angola por 2 a 0 en el último amistoso. Da la sensación de que se guardará en el banco tantos o más recursos ofensivos que los que pondrá sobre el césped. Cuesta encuadrar a Tevez y Messi en la categoría de suplentes. Tranquilamente, ambos pueden aspirar a estar entre las figuras del Mundial. Todo campeón necesita de alguna individualidad descollante y la Argentina cuenta con ese capital. Ambos tendrán que tener un poco de paciencia, porque la oportunidad les va a llegar. La mejor complementación de Crespo con Saviola, según el pensamiento del entrenador, le cerró el paso al ex Boca. Messi tendrá una reinserción progresiva tras la larga inactividad por el desgarro que sufrió. También se le quiere alivianar la mochila de la presión pública y mediática que acompañó su espectacular aparición en la última temporada, con apenas 18 años.

Para empezar, Pekerman diseñó una alineación que se ajusta a sus preferencias: balanceada, con las cargas y responsabilidades bien repartidas. Apta para jugar y mover la pelota con Riquelme y Cambiasso; dispuesta a defender duro con Burdisso, Ayala, Heinze y Mascherano; preparada para cambiar el ritmo con Maxi Rodríguez y sorprender con las proyecciones de Sorin; perfilada para el gol con Crespo y Saviola. Las piezas están dispuestas. Desde hoy se sabrá si son capaces de hacer funcionar a la Argentina.

Fuente: La nacion

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