Un negocio floreciente

A pesar del malestar con el Gobierno por las retenciones a las exportaciones y por las trabas a los envíos de carne al exterior, el sector agropecuario atraviesa una de sus etapas de mayor esplendor. Los valores pactados por arrendamiento de campos para la presente campaña agrícola son un 166 por ciento mayores a los 2002. Estos valores no serían posibles si el negocio no fuera rentable. Desde los 11 a 13 quintales por hectárea que se pagaba en la campaña 2002/’03 por una tierra óptima, se pasó de 15 a 16 en la campaña 2005/’06 y a los pretendidos 18 a 20 en la actualidad. De acuerdo al análisis realizado por ReporteInmobiliario.com, esto provoca que el punto de indiferencia para el contratista tomador de la tierra sea cada vez más próximo a los máximos rindes esperados, y por consiguiente, asumiendo riesgos económicos cada vez más importantes. Por lo tanto, para que los actuales valores de la tierra agrícola sean sostenibles en el tiempo, deberían darse algunas condiciones. Entre ellas, el informe estimó que debería haber un incremento en el valor de los granos y en los rendimientos por incorporación tecnológica. También una resignación de la tasa de rentabilidad pretendida por los dueños de la tierra, aunque esto no está ocurriendo. Recortar esta nota y guardarla

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