la desocupación se clavó en 10,1 por ciento sin los planes sociales

Página/12 adelanta las cifras que difundirá hoy el Indec. El desempleo bajó dos puntos porcentuales en un año, mientras que la desocupación se ubicó en 11,9 por ciento. Un quinto de la población que quiere trabajar tiene problemas. Indicadores para un vaso medio lleno o medio vacío.

Por Alfredo Zaiat

El Indec informará hoy que la tasa de desocupación del cuarto trimestre del año pasado fue de 10,1 por ciento, una décima menos que la adelantada hace diez días por parte del presidente Néstor Kirchner. De acuerdo con el informe que descansa en los principales despachos de la Casa Rosada, al que tuvo acceso Página/12, el 2005 terminó con un nivel de desempleo de dos puntos menos que el año anterior, cuando esa tasa se había clavado en 12,1. Estas cifras no incluyen los Planes Jefas y Jefes de Hogar, que suman de 2,0 a 2,5 puntos porcentuales más a ese saldo.

Como en la mayoría de los indicadores sociolaborales del actual ciclo de expansión, se puede destacar la mitad del vaso lleno o apuntar a la mitad que está vacía. La primera opción indicará que la tendencia a la caída de la desocupación se mantiene, proceso que no es poco teniendo en cuenta que en el peor momento de la crisis casi una cuarta parte de la población que quería laborar no podía.

En cambio, aquellos que prefieren remarcar las carencias que revelan esos indicadores precisarán que, pese a que se sigue aumentando la cantidad de puestos de trabajo, ha descendido bruscamente ese incremento en relación a la velocidad de crecimiento de la economía. Durante el primer año de recuperación, el indicador preferido de los economistas especializados en temas laborales, el que mide la relación Empleo/Producto, se había ubicado cerca de 1. Es decir que por cada punto de avance del PIB, crecía otro el empleo. Luego, a medida que se fue consolidando el ciclo de crecimiento, ese índice fue bajando, hasta ubicarse el año pasado en un magro 0,2 por ciento. Esto significa que, pese al crecimiento record, a tasas chinas, del 9,1 por ciento, apenas dos puntos bajó la desocupación. Los datos del Indec, que adelanta Página/12, lo revelan en la tasa de Empleo, que pasó de 40,4 a 41,3 por ciento.

Quienes se conforman con la mitad llena del vaso sostendrán que la economía igualmente sigue creando trabajo, aunque, reconocen, en forma más perezosa. En esa línea, entonces, destacan en ese contexto el papel central que juega en el actual modelo un crecimiento a tasas elevadísimas como vía para seguir bajando la desocupación. Aquí es donde interviene el debate sobre la inflación: la propuesta ortodoxa recomienda para bajarla enfriar un poco la economía a través de la suba de la tasa de interés y/o la apreciación del tipo de cambio. Lo que sucede con esa receta es que, dada la relación Empleo/Producto que surge del último relevamiento de la Encuesta Permanente de Hogares realizada por el Indec, un menor crecimiento implicaría un mínimo o nulo retroceso de la tasa de desocupación.

La tasa de actividad fue de 45,9 por ciento, idéntico porcentaje al contabilizado un año atrás. O sea que en relación con la Población Económicamente Activa no hubo ni más ni menos personas en proporción que se hayan volcado al mercado laboral.

La otra cifra que se dará a conocer hoy es la tasa de subocupación. Esta se ubicó en 11,9 por ciento, siendo el 8,4 por ciento subocupación demandante y 3,5 por ciento, no demandante. Esta categoría se refiere a los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y están dispuestos a trabajar más horas. Ese indicador mostró una caída de 2,4 puntos porcentuales en relación al registrado en el cuarto trimestre de 2004.

Así, con los nuevos datos de des y subocupación, apenas un poco más de un quinto de la fuerza laboral total tiene problemas de trabajo. Así, en base a la encuesta sobre los 28 aglomerados urbanos realizada por el Indec, unos 2 millones de personas tiene de graves a leves dificultades en el mundo del trabajo. Cantidad que se duplica si se extiende la muestra al total de la población en condiciones de trabajar. Aunque esa estimación no es compartida por todos los especialistas, entre otras razones, porque dicen que se sobreestima el problema de trabajo en el campo, donde seestima que existe casi pleno empleo. En el campo –afirman–, la mayoría que no tiene empleo emigra.

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